29 de diciembre de 2010

Inventariando-me




Después de casi un año transcurrido, llega el momento en que nos disponemos a traspasar el umbral del nuevo año.

No deseo caer en la trampa de considerar que el simple cambio de año ya nos predispone para mejores y más fructíferas metas en nuestra vida. Evidentemente, el primer día de un año nuevo, es un día más en la línea ininterrumpida de nuestra existencia.

Sin embargo, es un momento tan bueno como cualquier otro, para volver la vista atrás, para meditar sobre el tiempo transcurrido, sacar consecuencias de todo lo vivido, profundizar en los aspectos tanto negativos como positivos para tratar de corregir los primeros y consolidar y afianzarnos en los segundos.

Entre los aspectos positivos encuadraríamos aquellos que nos han aportado bienestar, salud, prosperidad, seguridad, amor, amistad, etc.

Entre los aspectos negativos, aquellos que nos han enfermado, que nos han entristecido, que han hecho que nos quedemos un poco más solos, que nos han aportado inseguridad, dolor, incertidumbre, que han debilitado nuestra escala de valores.

Hasta aquí, los hechos tangibles, constatables, más o menos mensurables. Sin embargo, con ser importante este análisis, se me antoja a todas luces incompleto. Esa linea ininterrumpida de la que hablamos y a la que nuestra civilización ha dotado de hitos cada 365 días, constituye el camino de nuestro crecimiento, de nuestra madurez, de nuestra realización. También en esa dirección tenemos que analizar si hemos sido capaces de hacer bien las tareas.

Las respuestas que demos a algunas preguntas nos darán la clave de si el año transcurrido nos ha hecho un poco más personas.

¿He aprendido a dudar o tengo la inmadura seguridad de aquel que nada se cuestiona, creyéndose poseedor de la verdad absoluta?.
¿He conseguido conocerme un poco mejor, siendo algo más consciente de mis limitaciones, de mis imperfecciones?
¿He logrado corregir o paliar algún aspecto negativo de mi personalidad?
¿He aportado mi granito de arena en el crecimiento personal, en el bienestar e aquellos con los que convivo?
¿He sido capaz de reconocer errores y si estos han sido perjudiciales para alguien he sido capaz de pedir perdón por ellos?.

Ha sido un año raro para mí. Avances y retrocesos han constituido la linea de mi crecimiento. Tal vez haya aprobado, pero si ha sido así, seguro que por los pelos. Algunos anclajes de mi estructura emocional siguen desmoronándose mientras otros se cimentan y consolidan.

El contacto con vosotros, vuestra amistad, el saber que estais ahí, figura en mi balance emocional en el epígrafe de acontecimientos altamente positivos. Os estoy muy agradecido por eso.


Quisiera pedir, pero… ¿a quien pedírselo? Que el Año Nuevo os colme a todos de venturas y que el final del mismo, el balance, vuestro balance, sea netamento positivo.Ese es mi deseo.



  

21 de diciembre de 2010

Una convocatoria literaria. Este jueves un relato: " UN VILLANCICO"

No me acompañan las musas ni los ánimos en esta Navidad para crear un villancico, pero es mi deseo encontrarme con vosotros en estas fechas tan entrañables en las que parece que todos nos volvemos un poco más humanos, un poco más amigos, un poco más personas.


Es por eso que quiero dejaros tres entradas de anteriores Navidades, que hacen mención en este orden, a la Magia de la Navidad, a la forma en que se celebraba  la Nochebuena en Córdoba mi ciudad  y un haiku en el que intento destacar la pérdida del espíritu navideño devorado por las ansias consumistas de estos días.



MAGICA NOCHE EN BELEN



Es mi más ferviente deseo que el influjo de la Navidad traiga una atmósfera mágica para todos nosotros en la que nos impregnemos de paz, de bondad, de amor y que además ese influjo gobierne nuestros actos, nuestra vida, no solamente durante una noche. Soy creyente y me gusta centrar ese deseo en la conmemoración del Nacimiento de Jesús, pero los deseos de un mundo mejor no conocen credos ni doctrinas. Deberían de ser universales, al margen de cualquier creencia, de cualquier religión, de cualquier afiliación.



En Belén están cayendo
millones de rosas blancas.
Sus pétalos van tejiendo
el tapiz de una nevada.
 
El cielo está refulgente
de una hermosa claridad
y en el aire está presente
una atmósfera de paz.
 
 
Miles de cálidos sones
de una dulce melodía,
 van colmando corazones
de paz, amor y armonía
 
¿Porqué esta noche es tan blanca?
¿porqué tanta claridad?
¿de dónde sale esa música
que me incita a la bondad?
 
En una pobre cueva está la respuesta,
que la mujer más pura, con gran dolor,
entre un buey y una mula pare contenta,
ofreciéndole al Mundo su Redentor.
 
Pepe 


En un patio cordobés

Ahora que llega la Navidad, vienen a mi memoria otras Navidades de mi niñez y de mi adolescencia, cuando la gran mayoría de las personas de mi edad vivíamos en casas de vecinos, muy alejadas de los bloques actuales, tan impersonales, tan funcionales, tan fríos y tan poco favorecedores de la convivencia. 

En alguna ocasión, os he hablado de la vida en los patios cordobeses, tan abundantes en los ya muy lejanos tiempos de mi niñez. Casas con un patio común, alrededor del cual se organizaba la convivencia. Los elementos comunes para toda la vecindad como el pozo, las cocinas, las pilas para lavar, favorecían la convivencia, la comunicación y el roce.

En este entorno, las celebraciones de cualquier índole eran igualmente elementos favorecedores del roce y del cariño. 

Pues bien, la Navidad no podía ser de otra manera y era costumbre celebrar alrededor de una candela en el centro de ese patio comunitario, la venida del Niño Dios con villancicos, que se prolongaban hasta altas horas de la madrugada, cuando no hasta el día siguiente. 

Cada uno aportaba, para su consumo en esa noche, lo mejor de su despensa. Así en esta larga velada no faltaba el aguardiente, los mantecados, alfajores, pestiños o roscos de elaboración casera que hacían la larga vigilia un poco más liviana y llevadera. 

Hace ya algún tiempo, rememorando esos años y esa forma de celebración de la Navidad, compuse un villancico que os ofrezco en esta Navidad del 2010, con mis mejores deseos de que la Paz y  Felicidad estén siempre presentes en vuestras vidas.  

En el centro del patio, arde la candela,
en el cielo cordobés, lucen las estrellas,
en el belén pequeño, la virgen vela,
vela el sueño del Niño, la virgen bella.
 
Suenan palmas, palillos, panderas,
zambombas, guitarras y las voces suenan
junto a la candela. Preciosa manera
de adorar al NIÑO, en la NOCHEBUENA.
 
Mientras cantan y ríen y bailan y gozan,
dejan sus presentes, sus sencillas cosas,
ancianos y niños, zagales y mozas,
a los pies del niño de carita hermosa.
 
Suenan palmas, palillos, panderas,
zambombas, guitarras y las voces suenan
junto a la candela. Preciosa manera
de adorar al NIÑO, en la NOCHEBUENA.
 
Se acaba la noche, llega la mañana,
los cuerpos ya rotos, las voces cascadas,
siguen con sus cantes, sus palmas, sus ganas,
de alegrar al niño de tierna mirada.
 
Suenan palmas, palillos, panderas,
zambombas, guitarras y las voces suenan
junto a la candela. Preciosa manera,
de adorar al NIÑO, en la NOCHEBUENA.
 
Con guitarras y a compás, con alegría,
en la candela del patio, cantando con señorío,
en la noche clara, en la noche fría,
los cordobeses reciben al Niño Dios que ha nacio.
Pepe 



 Haiku Navideño

Brillos y luces.
La cuna arrinconada.
Se perdió el Niño.
Pepe

Más amigos ensalzando la Navidad en el blog de GUS

20 de diciembre de 2010

FELICITACION NAVIDEÑA.


FELICITACION NAVIDEÑA.
Nuestra querida amiga Mónica, también conocida como Neo o Neogéminis,  prolífica y extraordinaria bloguera, ha tenido la gentileza de reunirnos en una felicitación navideña a un montón de buenos amigos a partir de fotografías de nuestra niñez o adolescencia más temprana. Le ha debido de suponer un enorme esfuerzo y dedicación, dado lo complicado del montaje y la complejidad del material (en color, en blanco y negro, sepia, más o menos ajadas las fotografías por el paso del tiempo, etc.).
Ha realizado un extraordinario trabajo y merece por tanto la gratitud y el reconocimiento de todos nosotros. La mía, al menos, la tiene. Mi felicitación, mi aprecio y cariño por ello.
Mis mejores deseos de felicidad en estas fiestas navideñas para todos vosotros.  
P.D. Para ver mejor nuestras caras de niños buenos e identificarnos (si podeis), pinchar en las imágenes. 

15 de diciembre de 2010

Una convocatoria literaria. Este jueves un relato: "HISTORIAS DE ASCENSOR"

Viernes, ocho de la mañana. Puntual como cada día, traspasó las puertas giratorias de aquel inmenso rascacielos, mole de hormigón, acero y cristal donde se ubicaban las oficinas de su empresa en el piso 20 del edificio.

Presuroso, encaminó sus pasos hacia el ascensor con la certidumbre de que aquel fenómeno que le inquietaba desde hacía ya dos semanas, volvería a ocurrir y que él sería el único en percatarse de ello.

Entró en el ascensor y de nuevo, una vez más, ese penetrante, intenso, inquietante y desconocido olor reinaba en el interior del ascensor, aunque nadie parecía apreciarlo. Le resultaba inconcebible que pasara desapercibido para el resto de personas que a pesar de la amplitud del habitáculo, abarrotaban el mismo.

Aunque lo intentaba, no conseguía aislar el origen de donde emanaba. Las más variadas fragancias, colonias, perfumes, se mezclaban dentro del ascensor. Le resultaba relativamente fácil, determinar la persona a la que pertenecían, pero ese olor se resistía a delatar su procedencia.

Eran días estresantes. Se acercaba fin de año y todo era frenética actividad por tener cerrados los estados contables de la empresa antes de la primera decena de Enero, así que tomó la decisión de ir el sábado a trabajar en la confianza de que, al estar sólo, aprovecharía mejor el tiempo para adelantar las muchas tareas pendientes.

A la mañana siguiente, como si de un día normal se tratara, a las ocho de la mañana, montaba en el ascensor. El olor, el persistente olor, lejos de disminuir por la ausencia de gente, se había incrementado.

Tan solo estaban él y una señora alta, delgada, elegantemente vestida de negro, dotada de serena belleza  y poseedora de una más que evidente distinción, que al entrar lo saludó con una enigmática y amable sonrisa.

En el piso 19, casi a punto de llegar a su destino, un chispazo en el cuadro de mandos seguido de un fuerte crujido en el techo, marcaron el preámbulo de una caida vertiginosa del ascensor. Mientras la señora, inmune al pánico lo abrazaba amorosamente entre sus brazos, lo supo. El olor, ese penetrante olor que ahora lo envolvía como un sudario, era el olor de la Muerte y el ascensor el lugar elegido por la bella dama para poseerlo, para hacerlo suyo.
  
Mas intrigas de ascensor en el blog de GUS 

8 de diciembre de 2010

Una convocatoria literaria. Este jueves un relato: "¿A qué animal te gustaría parecerte?!


Ahora que razonablemente he sobrepasado con creces el vértice de la parábola que constituye la curva vital de cualquier criatura, preguntarme en qué animal me gustaría convertirme me plantea serios problemas.

¡Son tantas y tan variadas las cualidades de las que carezco que me gustaría poseer!. Y todas sin excepción son ostentadas como un atributo natural y congénito,  por algún animal. Salimos los humanos muy mal parados en la comparación de cualidades físicas con nuestros congéneres del reino animal. Me gustaría tener la fortaleza del elefante, la velocidad del guepardo o del halcón peregrino, el sentido de orientación tan extraordinario de las aves migratorias o de las tortugas marinas, la mansedumbre de las ovejas, el sentido de integración en el grupo del león o del lobo, el valor del tigre, la visión del lince, la laboriosidad de la abeja o de la hormiga, …. ¡qué se yo!. Algunas de estas cualidades son utópicas para el ser humano, otras como la mansedumbre o la laboriosidad son alcanzables con tesón y fuerza de voluntad, pero os diré con franqueza que a estas alturas, ni fuerza de voluntad, ni tan siquiera fuerza. Bastante trabajo tengo con sostener mi arquitectura.

Pienso que cualquiera de esas cualidades, de poseerla, tal vez me haría un poco más feliz, siempre que no tuviera que renunciar a los muchos defectos y algunas virtudes que he ido acumulando a lo largo de mi existencia como Homo sapiens (bueno, en realidad muy poco Sapiens) ya que os diré que en conjunto estoy conforme con el animal que habita en mí, a pesar de sus achaques y  deficiencias.

Sin embargo, hay una cualidad que ningún ser vivo sobre la faz de la tierra posee. El don de la inmortalidad. Y aunque no tengo vocación de vivir eternamente, sí que me gustaría vivir más tiempo. En la antigüedad, un animal ¨mitológico poseía ese don.El Ave Fénix. Ave mítica comparable al águila en su morfología, esbelta, de bello y colorido plumaje que cada 500 años veía su cuerpo reducido a cenizas para renacer de ellas por un período igual y así, cíclicamente, vivir por los siglos de los siglos.  

Tal vez sería deseable transformarme en Ave Fénix para vivir uno de esos ciclos de 500 años, aunque...pensándolo bien, mejor no, pues tendría que soportar el dolor de ver partir antecediéndome, a mi familia y amigos. Finalmente, como no soy nada ambicioso, me gustaría transformarme al final del camino y por íntimas razones personales, en una simple y hermosa mariposa blanca.
Pepe

Más transformaciones animalísticas en el blog del amigo GUS



5 de diciembre de 2010

No pudo ser

No pudo ser. En los primeros momentos del pasado uno de Diciembre, tras una lucha titánica que duraba ya un mes, en coma profundo desde que ingresó en el hospital como consecuencia de una grave insuficiencia cardiorespiratoria, el corazón de mi hermano dejó de latir.

Padre amantísimo y esposo enamorado, creo que no hubiera querido gravar la existencia de los seres que más quería con el cuidado de su persona en un estado vegetativo. No era la primera vez que libraba esta batalla. Ya en dos ocasiones más había tenido que superar crisis similares, pero esta vez, su gastado corazón, rendido, agotado hasta la extenuación, definitivamente se paró.

Puede parecer un tópico, un recurso con el que combatir nuestra indefensión ante la muerte, la idea de que las personas que queremos nunca mueren. Quiero creer que no es nada de esto, que mientras su recuerdo habite en nuestros corazones, su presencia entre nosotros está asegurada, como un hálito, un viento suave que nos trae el eco de su voz y de su risa.

He tenido el privilegio de ser su hermano, el de quererlo y sentirme querido por él, el de compartir su vida.
Lo he visto nacer, crecer, formar una familia.  No puedo renunciar a todo esto porque se haya ido. No puedo renunciar a él. Va a estar siempre en mi corazón, formando parte de mi vida.

Ando vacío, desconsolado y triste estos días. Me he resistido a escribir esta entrada, a contaros mi dolor, pero este es mi rincón, en él siempre, atendiendo al título del blog, he desgranado mis momentos. Los buenos y, como en esta ocasión, aquellos que nunca hubiera querido vivir.