Después de casi un año transcurrido, llega el momento en que nos disponemos a traspasar el umbral del nuevo año.
No deseo caer en la trampa de considerar que el simple cambio de año ya nos predispone para mejores y más fructíferas metas en nuestra vida. Evidentemente, el primer día de un año nuevo, es un día más en la línea ininterrumpida de nuestra existencia.
Sin embargo, es un momento tan bueno como cualquier otro, para volver la vista atrás, para meditar sobre el tiempo transcurrido, sacar consecuencias de todo lo vivido, profundizar en los aspectos tanto negativos como positivos para tratar de corregir los primeros y consolidar y afianzarnos en los segundos.
Entre los aspectos positivos encuadraríamos aquellos que nos han aportado bienestar, salud, prosperidad, seguridad, amor, amistad, etc.
Entre los aspectos negativos, aquellos que nos han enfermado, que nos han entristecido, que han hecho que nos quedemos un poco más solos, que nos han aportado inseguridad, dolor, incertidumbre, que han debilitado nuestra escala de valores.
Hasta aquí, los hechos tangibles, constatables, más o menos mensurables. Sin embargo, con ser importante este análisis, se me antoja a todas luces incompleto. Esa linea ininterrumpida de la que hablamos y a la que nuestra civilización ha dotado de hitos cada 365 días, constituye el camino de nuestro crecimiento, de nuestra madurez, de nuestra realización. También en esa dirección tenemos que analizar si hemos sido capaces de hacer bien las tareas.
Las respuestas que demos a algunas preguntas nos darán la clave de si el año transcurrido nos ha hecho un poco más personas.
¿He aprendido a dudar o tengo la inmadura seguridad de aquel que nada se cuestiona, creyéndose poseedor de la verdad absoluta?.
¿He conseguido conocerme un poco mejor, siendo algo más consciente de mis limitaciones, de mis imperfecciones?
¿He logrado corregir o paliar algún aspecto negativo de mi personalidad?
¿He aportado mi granito de arena en el crecimiento personal, en el bienestar e aquellos con los que convivo?
¿He sido capaz de reconocer errores y si estos han sido perjudiciales para alguien he sido capaz de pedir perdón por ellos?.
Ha sido un año raro para mí. Avances y retrocesos han constituido la linea de mi crecimiento. Tal vez haya aprobado, pero si ha sido así, seguro que por los pelos. Algunos anclajes de mi estructura emocional siguen desmoronándose mientras otros se cimentan y consolidan.
El contacto con vosotros, vuestra amistad, el saber que estais ahí, figura en mi balance emocional en el epígrafe de acontecimientos altamente positivos. Os estoy muy agradecido por eso.
Quisiera pedir, pero… ¿a quien pedírselo? Que el Año Nuevo os colme a todos de venturas y que el final del mismo, el balance, vuestro balance, sea netamento positivo.Ese es mi deseo.