Un latido más en el cansado corazón del tiempo. Un cortísimo ciclo de sístole diástole o viceversa, un tic tac más, como tantos otros, marcará el tránsito de un año al siguiente. Un hito imaginario en una métrica temporal establecida por los hombres en un intento de situar el paso cíclico de las estaciones y los acontecimientos que en ellas se suceden.
Entre dos hitos anuales, para cualquier persona, ¡cuanta vida!. Unos momentos felices y otros no tanto, de actividad frenética o de reposada calma, de ilusión o desencanto. Cada sentimiento, cada emoción, encuentra a lo largo de ese segmento de tiempo de un año de duración, su momento para hacerse presente en nuestras vidas.
A lo largo de ese espacio de tiempo entre dos hitos, un grupo de personas, cada jueves, acudimos fieles a la convocatoria de Gustavo, soberbio maestro de ceremonias, para poner lo mejor de nosotros mismos en la tarea de exponer nuestra particular visión sobre un tema determinado.
De una forma consciente o inconsciente, nuestras emociones discurren por los renglones escritos facilitando la comunicación y el acercamiento hasta tal punto, que el deseo de conocernos personalmente, surge de una forma natural.
Ese encuentro personal para algunos de nosotros ha sido una hermosa realidad gracias a los buenos oficios de Alfredo y Vivian en el Reino de Valencia, en el ya famoso encuentro de La Malvarrosa. Si tuviera que resumir en un solo hecho la experiencia juevera de este año que termina, sin ningún género de dudas sería este el más importante.
En mi caso además, otro momento igualmente importante. Ese encuentro me dio la oportunidad de conocer en persona a una gran amiga no juevera. Una criatura cálida, inteligente, tierna, sensible, imaginativa y dotada de una gran capacidad creativa a pesar de su juventud o tal vez gracias a ella. Se trata de mi amiga Susana (Aire) en cuya compañía disfrutamos Toñi y yo de unos momentos inolvidables.
La actividad bloguera me ha seguido acercando a muchos amigos que sería prolijo enumerar y hacia los que siento una enorme gratitud porque con sus escritos y sus comentarios, me han ayudado a crecer como persona.
A punto de comenzar a consumir otro año, de encaminar mis pasos hacia un nuevo hito, formulo para todos vosotros además de los deseos de siempre, el de seguir encontrándonos y reconociéndonos en esa cita semanal que a todos nos convoca y el de que se produzca de nuevo un encuentro personal, no importa el sitio.