No entiendo la fé encerrada en clausura entre los muros de un convento o un
monasterio. Aunque merece mi respeto, no puede entender una fé que sólo mira
hacia un hipotético Dios, hacedor de todo el Universo, omnipotente, omnipresente,
y todos los “omni” que queramos atribuirle. Mi inteligencia no alcanza a
comprender una fe alejada del compromiso activo para con los demás. La actitud
contemplativa del que dedica su tiempo única y exclusivamente a la oración
dando la espalda a la vida que bulle fuera de los muros del convento, pienso
que es contraria a una verdadera fé cristiana.
Aunque hace tiempo que el descreimiento ha
tomado carta de naturaleza dentro de mí, y no espero ningún examen al final de
mis días, sigue muy presente en mi vida gran parte
del cuerpo doctrinal de esa religión que me inculcaron. Esos principios, tal
como yo los entiendo, no reniegan de la oración y de la comunión con ese
hipotético Dios, pero no son nada, simples brindis al sol, si no constituyen en sí mismos un motivo y un estímulo
para involucrarse, para comprometerse, para posicionarse y combatir activamente cualquier
tipo de atentado contra la dignidad de las personas y sus derechos
fundamentales. Siento que es imposible llegar a ese Dios de los creyentes si no es a través de los demás.
Desde esa perspectiva y para concluir en aras
de la brevedad que se nos aconseja, pienso que la voluntaria reclusión en
conventos de clausura, sólo atiende a la conformidad de conciencia de aquellas
personas que optan por esa forma de religiosidad y que, aunque a ellas les
sirve, no puedo sustraerme a la idea de
que es una pobre aportación a ese cristianismo que profesan.
Mas pensamientos conventuales en el blog de nuestra amiga Rhodea
querido Pepe, me agrada tu frontalidad positiva. Creo que pensamos casi igual. Si bien la meditación es parte importante muy importante de la vida, el aislamiento distorsiona la visión de la realidad. La convivencia sana es todo lo contrario.Un saludo!!
ResponderEliminarAsí es, Pepe. Alguna conversación he mantenido con quienes dicen que se comprometen a ayudar, acompañar, consolar... a los demás porque su dios así lo dicta y siempre me sobresalto ante tal afirmación. No es necesaria una divinidad para sentir el respeto y aplicarlo a un ser ajeno. Confortarle en cualquier aspecto debería ser la principal creencia. Las creencias, mal entendidas como religiosidad, para mí, son algo indivual y no impuesto. Bueno, es una opinión solamente. Tal vez si la medito más lo digo de otra manera...
ResponderEliminarUn abrazo a los dos y vuestro cafelito de después de comer.
Yo tampoco lo entiendo, no entiendo la insistencia en ese ascetismo. Y el alejamiento de las emociones humanas, que lleva a aconsejarlo a los demás. Coincido con Censura XXI.
ResponderEliminarQuerido Pepe: no se puede no estar de acuerdo contigo, es decir: suscribo lo que decis. Pero como decimos aquì: sobre gusto no hay nada escrito, o lo que se traduce por allì: para gusto: colores.
ResponderEliminarAhora bien. De vez en cuando, no está nada mal, enclaustrarse un poco y meditar en la tranquilidad de un convento, de clausura claro, donde nadie te hable de nada, porque estando medio loquitos, quizá un poco de meditación a la sombra de algún acebo, nos permita volver a estar un poquito más coherente. Te lo dice alguien, que sin ser muy del silencio....a veces, me metería en un convento (no a monja ;)
besos que acompañan el gusto de leerte y conocerte siempre, un poquito más.
Absolutamente de acuerdo contigo, como voy volada siento no poder comentarte más. Besos.
ResponderEliminarTambién concuerdo contigo, Pepe. La Fe sin la acción está coja.
ResponderEliminarUn abrazo
Lo has dicho perfectamente así que no voy a redundar.
ResponderEliminarEstoy en todo de acuerdo contigo pero a veces me gustaría encontrarme metida entre los muros de un convento sin otra cosa que hacer que contemplar. No sé cuánto aguantaría.
Besos
De total acuerdo. La quietud buscada va contra la esencia de la vida, por muchacho que se maquille con oraciones.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pepe,es un tema delicado por incomprensible para muchas personas.
ResponderEliminarYo siento la fé desde la acción,o mejor dicho desde mis manos hacia los otros,pero seguro que los conventos y sus habitantes tienen motivos que seguro explicarían con toda sencillez.No sé si es una opción plena( la meditación es parte de laf é)pero como tú dices,elrepeto y alguna razón de peso tendrán.
Besucos sin clausura
Gó
Hola Pepe: Mirado desde el prisma de los que piensan que Dios no exisite, tienes toda la razón. Pero yo pienso que la fé debe siempre ir acompañada de la caridad. si no hay caridad, huelga todo comentario. Y por supuesto, que yo no afirmo que Dios exista. Quizás las personas que se encierran en un convento, lo hagan para estudiar este tema. No olvidemos que en otras religiones también se practica el culto al silencio y al recogimento interior.
ResponderEliminarTe saludo muy cordialmente, amigo Pepe.
Hoola amigo, estoy como tú en asuntos de fe y demás. Pero la verdad, mira por dónde, considero que ese retiro de la vida para meditar o lo que sea, me merece respeto, incluso pienso que debe ser una elección muy personal, no hacen daño a nadie, lo cual no es poco. Sucede que frecuentemente hacen más daño los que se dedican al culto propagando discursos y prédicas que se meten en temas concretos para aleccionar a los feligreses con unas ideas que son retrógradas cuando no, indignantes, mejor calladitos en el convento.
ResponderEliminarLo de ejercer la caridad siempre me ha dado un poco de repelús, mejor la justícia, mejor la comprensión o aceptación de otros pareceres que esa caridad melosa.
Me despaché muuucho, disculpas y un beso asins de grande.
Naturalmente que me merecen respeto y es lo primero que destaco. Simplemente que me parece insuficiente. En ningún momento he hablado de caridad y si de compromiso y de defensa de la dignidad de los demás y de sus derechos. Eso implica la busqueda de la justicia.
EliminarUn abrazo y gracias por despacharte.
Disculpas Pepe, entendí perfectamente de lo que hablabas, es que he leído el comentario de Montserrat y sin querer le metí lo de la caridad. Tampoco quiero ofenderla a ella, ss una opinión la mía opinable, como cualquiera, estoy contigo y repito besito.
ResponderEliminarTambién creo que es exagerada tanta oración, habiendo tantas cosas que hacer fuera.
ResponderEliminarUn abrazo.
Estoy en un todo de acuerdo, vamos más a los hechos que a las palabras. Entiendo, que en algunos casos, el encierro ha de deberse a decisiones, a veces, necesarias, sobre todo en viejos tiempos -al menos por historias que he leído- muchos se refugiaban en los conventos porque la vida "de afuera" no era lo que esperaban o escapaban de algo. Hoy por hoy, seguramente hay muchas actividades que pueden hacerse en bien de la sociedad, aún, dedicando su vida a la religión... En fin.
ResponderEliminarBuena y respetable reflexión amigo!
Besos:
Gaby*
Es cierto, apartarse del mundo no tiene ninguna relación con ese mensaje que sugiere amarnos los unos a los otros.
ResponderEliminarAbrazo.
Se trata de una forma diferente de vivir la religión y la fe, aunque estoy de acuerdo contigo en que es más útil la labor que realizan curas y monjas fuera, en la calle, ayudando y dando a conocer a los demás a Dios. Buena reflexión, Pepe. Un beso.
ResponderEliminarBueno Pepe, es que más que cristiandad, es espiritualidad, una necesidad vital de acercarse a Dios. Es verdad que se alejan de la sociedad; pero es a propósito por esa necesidad de la que te he hablado. Yo tampoco comulgo mucho con ello; pero entiendo ese retiro aunque sea por un tiempo.
ResponderEliminarUn abrazo
Yo tampoco lo entiendo, el mundo necesita gente buena fuera de las cuatro paredes del convento.
ResponderEliminarSi creo que meditando elevo la frecuencia de mis vibraciones y eso redunda en beneficio mío y de los que me rodean, la presencia de una comunidad que se dedica a la oración debe tener un efecto muy parecido para ella misma y su entorno. Por supuesto que nada tiene que ver con la contemplación plácida de estatuas y altares a puerta cerrada, mientras en el exterior hay personas que sufran y que podrían refugiarse en esa misma comunidad.
ResponderEliminarSiempre es un gusto leer tus reflexiones,
un abrazo
Estoy de acuerdo contigo Pepe. Pienso que en esta sociedad en la que vivimos, donde la desigualdad reina, la ayuda de personas comprometidas (sean de los credos que sean) es muy necesaria, por esto tal vez resulte incompresible esos encierros en los conventos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Totalmente de acuerdo contigo. Eso es cerrar los ojos al mundo, esconderse de la miseria que nos acosa en estos tiempos, guardarse de los contratiempos sociales... y rezar, rezar rezar mucho para que Dios arregle los estragos del mundo. No se, igual ese es el camino y yo sin enterarme.
ResponderEliminarUn abrazo
Pues yo también estoy de acuerdo con la mayoría y no entiendo esa total exclusión de la sociedad pero supongo que tendrán sus creencias y las respeto totalmente aunque no las comparta.
ResponderEliminarUn beso
Tenemos puntos de vista muy similares, Pepe. Tampoco yo lo entiendo. Para mía, la fe en Dios es fe en la vida, pro lo tanto, negarse a ella es una negación de todo lo bueno que nos ha sido dado. La manera más valiosa de honrar a Dios, para mí es honrar la vida y todo lo que implique defenderla.
ResponderEliminarUn abrazo.
No hay nada que entender, las cosas son así, o estás con nosotros o contra nosotros. O en que se ha convertido la Iglesia despues de 2000 años. (Si no era ya así desde el principio)
ResponderEliminarQué tipo de compromiso es ese que se ejerce desde la cómoda contemplación, desde el silencio cómplice, desde la lectura tele-dirigida o desde la oración intrascendente.
Pues eso, tal y como están las cosas, o lo tomas o lo dejas.
Abrazos resignados
Pásate por mi blog y tendrás un premio que te recordará mi primera convocatoria. Muchas gracias por participar
ResponderEliminarValioso punto de vista, Pepe, me hago eco de tus palabras. Y agregar: todo ese tiempo gastado en rituales añejos, sin realmente ninguna trascendencia, ningún aporte al prójimo. Oraciones de memoria, hostia, confesiones, rosario, suma y sigue.
ResponderEliminarFelicitaciones.
Muy de acuerdo con tu reflexión. Hay quienes profesan sus creencias religiosas a través de la ayuda a los demás; lástima que no sean todos los religiosos y que no seamos todos los demás.
ResponderEliminarBss.