El Palacio de los Villalones, conocido
también como Palacio de Orive, actual sede de la Delegación de Cultura del
Ayuntamiento de mi ciudad y el más hermoso exponente de la arquitectura civil
renacentista en Córdoba, obra del arquitecto Hernán Ruiz II, maestro mayor en
las catedrales de Córdoba y Sevilla, fue
el escenario donde la imaginación popular sitúa la leyenda que hoy os traigo
para este jueves de leyendas urbanas que nos propone Judith.
Cuenta la leyenda que en el habitó como
corregidor de Córdoba, D. Carlos de Ucel y Guimbarda (*) junto a su bellísima hija
Doña Blanca, tras haber enviudado.
Se cuenta que cuando doña Blanca tenía 17
años, con ocasión de su visita a la velada de la Fuensanta, para rezar ante la venerada
imagen por el alma de su madre, se le interpuso en el camino una gitana de
lamentable aspecto, con la pretensión de echarle la buenaventura. Fue tan
grande su expresión de repugnancia y miedo, que el corregidor apartó
violentamente a la gitana y esta se alejó murmurando un cúmulo de maldiciones
entre las que se le oyó decir: “Ellos
pagarán su orgullo con raudales de llanto, que la desgracia les hará verter”.
Después de dos o tres años, olvidado el
incidente, a altas horas de la madrugada llamaron a la puerta del palacio unos transeúntes
hebreos para que el Corregidor les gestionara un alojamiento que les era negado
en todas las posadas de Córdoba, o bien que les permitiera dormir por esa noche
en el portal del palacio, cosa esta última a la que el Corregidor accedió.
La extraña indumentaria de los invitados,
despertó la curiosidad de doña Blanca y de su dueña, que vieron natural
observarlos a través del ojo de la cerradura del portón. Grande fué su sorpresa
cuando contemplaron como los hebreos rezaban en corro, con velas encendidas y
aún mayor cuando en medio del corro vieron abrirse la tierra, y aparecer de
ella, ascendiendo por una fastuosa escalera de mármol, a un hermoso joven con
un cofre cargado de joyas. De poco sirvieron las súplicas del hermoso joven
enterrado vivo para que los dejara ir con ellos. Le forzaron a bajar de nuevo
tras apoderarse de las joyas, apagaron las velas, se cerró la tierra y dieron
por terminados sus rezos y conjuros.
Al día siguiente, tras la marcha de los
forasteros y caída la noche, las dos mujeres se apresuraron en investigar todo
el pavimento sin encontrar fisuras, grietas ni mecanismos que explicaran el
fenómeno observado. Tan sólo muchas gotas de cera eran mudos testigos de la
escena vivida. Con las abundantes gotas de cera y un pabilo, confeccionaron una
nueva vela, se pusieron a rezar y su acción se vió recompensada con la apertura
de la tierra y la aparición de la escalera por la que se atrevieron a bajar en
busca del hermoso joven que habían visto aparecer el día anterior.
Fueron tantos los pasadizos y vericuetos
explorados, que la vela terminó por consumirse justo después de que la
dueña consiguiera salir a la superficie tras la infructuosa búsqueda y antes de
que la tierra volviera a cerrarse atrapando bajo ella a doña Blanca.
Inútiles fueron las múltiples excavaciones
realizadas por su padre el Corregidor mientras la voz de doña Blanca retumbaba
desde el fondo de la tierra. Aún hoy, cinco siglos después, hay quien asegura
oir la lastimera voz de doña Blanca surgiendo de la tierra en los alrededores del Palacio.
(*) No he encontrado constancia documental histórica de este personaje, por lo cual su existencia puede ser tan leyenda como la leyenda misma.
(*) No he encontrado constancia documental histórica de este personaje, por lo cual su existencia puede ser tan leyenda como la leyenda misma.
Más leyendas urbanas en el blog de nuestra amiga Judith
Muy interesante. El arquetipo de la joven "raptada" a los infiernos es muy antiguo, viene de Demeter clásica, si bien la historia refleja perfectamente los temores arquetípicos o tópicos de la época en los que acaecieron. Bss.
ResponderEliminarNos has relatado ¡toda una leyenda auténtica! Muchos saludos Pepe!!
ResponderEliminarY tal vez en el futuro alguien vaya por ella, un nuevo incauto en una nueva trampa o alguien que logre rescatarla.
ResponderEliminarDespiertas mi curiosidad, no la conocía y eso que mi suegra nos ha contado unas cuantas relativas a su tierra, que es la tuya. Con tu permiso imprimo la historia para que la lea, a ver si la conoce.
ResponderEliminarRespecto a la misma, el comment de emejota me parece muy pertinente: el arquetipo de la bella tragada por la tierra (con posterior rescate o sin él), viene de muy antiguo. Los griegos, como dice ella, pero más al este y más antiguo, tenemos narraciones que tienen que ver con el descenso a las profundidades. Ya los vedas hablaban de la búsqueda del sol negro.
La narración es buenísima.
Un abrazo
Buena historia Pepe, como tantas leyendas aun no se ha confirmado nada. Un abrazo.
ResponderEliminarNo conocía esa historia, ya sé una más de nuestra querida Córdoba.
ResponderEliminarHistoria que desconocía, pero que entra dentro del canon de las leyendas típicas de Andalucía, con maldiciones gitanas incluidas.
ResponderEliminarMuy buena narración.
Un abrazo.
Me has trasmitido la historia de modo que la he visto y vivido. Fascinantes esas escaleras que se hunden en la tierra, te aseguro que de haber estado allí, también habría bajado por ellas. Confío no haber estado maldito y no quedar como Dª Blanca.
ResponderEliminarInteresantísimo. Abrazos.
Sea cual fuera la verdad, leyenda, cuento, me ha encantado conocer esta historia, tan bien contada, que de alguna manera tiene voz y te transporta al lugar.
ResponderEliminarUn abrazo :)
Cuántas leyendas rondan edificios, ciudades y lugares que sin duda, se enriquecen más por esos relatos populares que trascienden los tiempos.
ResponderEliminarReal o no? Habrá quienes intenten indagar un poco más allá no sé si obteniendo respuestas o no, la cuestión en sí, es que dotan de un halo de misterio a esos lugares ya bellos de por sí por su arquitectura o legado histórico. Un gusto leerte y conocer un poquito más de tus pagos.
Besos y buen fin de semana!
Gaby*
con diferencia, pero con mucha diferencia, prefiero estas historias a las del estilo de la que yo he expuesto.¡¡viva lo no religioso!!
ResponderEliminarno es que esté en contra de esta segunda opción, es que casi siempre veo una especie de engaño para con el común populacho. y sin embargo, en este tipo de historias, laicas, por llamarlas de alguna manera, no veo manera de reírse del populacho...al menos son divertidas...
medio beso.
Una leyenda muy original y muy bien relatada.Besos
ResponderEliminarUna leyenda atrapante y como la has ido tejiendo más aún, vamos que he visto cada escena, me ha gustado mucho Pepe.
ResponderEliminarUn abrazo.
Dos cosas creo: lo que le decía a Carmen recién y es que siempre se aprende mucho con el jueverismo y segundo, que las leyendas tienen por presupuesto no tener certeza de su existencia, lo que la hace controvertida, discutida y profundizada por los siglos de los siglo, amén.
ResponderEliminarBesos y abrazos mil!!!
Cuando los edificios aprendar a hablar, nos contarán si es cierto o no, de momento a mi me ha gustado toda la trama...Y esa maldición gitana que vete tu a saber si les sirve o no...Pero por si acaso cruzo los dedos para que no pase más
ResponderEliminarBesos querido amigo, compartelos con la familia disfrutando de todos ellos.
Pepe nos has traído a los jueves una leyenda poco conocida por los ajenos a tu ciudad pero sobre todo nos la has narrado de forma magistral, que eso si que lo sabemos todos, que eres un excelente escritor.
ResponderEliminarLas gitanas y sus maldiciones se encuentran en muchas leyendas, quizá son las sustitutas de las brujas y sus conjuros cuando éstas pasaron a ser menos creíbles.
Besos.
Una leyenda muy atractiva. Hy muchos palacios en los que dicen se producen apariciones o voces; pero la historia que nos has contado se acerca mucho a lo fantástico, la tierra que se abre y el príncipe con las joyas. No me extraña que doña Blanca quedara prendada del joven.
ResponderEliminarUn abrazo
Esos edificios ocultan muchas leyendas urbanas, esta me encantó es diferente y da escalofríos.
ResponderEliminarTe dejé un premio en mi blog Pepe.
Un abrazo.
Pues anda que yo de Córdoba y no conocía esa leyenda, estoy fatal. Me alegro de que la compartas y así saber un poco más. Creo que estos fines de semana se realizan excursiones guiadas por las leyendas de Córdoba, según reza en los carteles. Me tendré que apuntar ;-) Un beso
ResponderEliminarFascinante leyenda de una no menos fascinante ciudad... ¡ay si los ladrillos hablaran!
ResponderEliminarUn abrazo
Hola, Pepe.
ResponderEliminarLa historia es extraordinaria. ¡Que caro le salió a Doña Blanca ese ojo de cerradura!
Me encanta el intercambio de conocimientos en estos jueves. Nos distraemos y aprendemos. ¡Lástima que no disponga de más tiempo para leeros a todos!
Destaco muy especialmente la brillantez con que narras la leyenda. ¡Enhorabuena!
Un abrazo.
Lupe