El bosque languidecía. La prolongada sequía
agrietaba la tierra, resecaba un espacio siempre húmedo, teñía de ocre los
verdes más intensos, dejaba paso a los
rayos de un inclemente sol incapaz antes de traspasar una frondosidad
impenetrable.
La multitud de animales que en el encontraban
cobijo y alimento, seguían su misma suerte. La escasez de nutrientes estaba
diezmando de forma alarmante su población.
Fue en ese ecosistema antaño amable y ahora
inhóspito, donde unos y otros, animales y plantas, tuvieron que evolucionar
aceleradamente en la búsqueda de soluciones que garantizaran su supervivencia.
Los árboles y plantas profundizaron sus raíces
a la búsqueda de la necesaria humedad que no encontraban. Ante lo infructuoso
de ese esfuerzo, aprendieron a transformar los cadáveres animales en fuente de
humedad y energía. Después evolucionaron hacia formas vegetales que les
permitían mediante engaño atraparlos, disolverlos y digerirlos.
Los animales, por su parte, evolucionaron
hacia formas de canibalismo. Los que antaño encontraban en el bosque y sus productos
vegetales todo lo necesario para su supervivencia, transformaron sus hábitos
alimentarios buscando en sus iguales lo que la naturaleza les negaba.
Paradójicamente, esa encarnizaba lucha por la
supervivencia detuvo el deterioro medioambiental, restableció un equilibrio frágil
y quebradizo, garantizó la continuidad de un ecosistema boscoso, aunque eso sí,
algo distinto del original.
Las lluvias volvieron, pero esos nuevos hábitos
de aprovisionamiento ya forman parte de su carga genética. La misteriosa desaparición de algunas personas
en su interior, hace sospechar que el bosque se ha convertido en un lugar nada
recomendable para la raza humana.
Más historias ambientadas en los bosques en el blog de nuestra amiga Judith
buenísima la historia del metamorfoseado Bosque, ésto nos inspira mas respeto por ellos. Me gustó mucho. Un abrazo Pepe!!
ResponderEliminarBien por ese final. Aleccionador la perdida del equilibrio ecologico puede traer consecuencias nefastas.
ResponderEliminarLos humanos nos lo tenemos merecido.
ResponderEliminarEspero que aprendamos con tu aleccionadora historia.
Impresionadita me has dejado con tanto realismo simbólico. Bss.
ResponderEliminarUna conclusión muy acertada aunque un poco fantasiosa. Me ha encantado, Pepe. Escribes fenomenal.
ResponderEliminarUn abrazo fresquito
Tu bosque nos deja un arma en la conciencia. Ahora toca decidir que hábitos hay que matar para que la historia no se haga realidad nunca.
ResponderEliminarPrecioso Pepe.
Un beso
No quiero que cambien los bosques, luchemos por mantener lo que aún queda.
ResponderEliminarMuy bien escrito, como siempre.
Un beso.
Leonor
wommmm!!!
ResponderEliminardebo confesar que realmente me dío miedo vaya que relato, sabes no se... me hizo pensar qui´zas en nosotros mismos los seres humanos ... vaya... quizás existen algún tipo de esos bosques que no coocemos
Valoremos el corazón de la naturaleza, siempre puede cambiar y volverse en nuestra contra... saludos
ResponderEliminarLa naturaleza siempre práctica, amoral, superviviente, se transforma, si nos come es culpa nuestra por habernos apartado de ella y por haberla maltratado como si de ella no fuéramos.
ResponderEliminarEjemplar, casi ciencia ficción pero no tanto, Pepe, tu cuento espléndido en imágenes y en esencia. Besitos.
La naturaleza no nos castiga, solo nos enseña.
ResponderEliminarUn relato que conmueve y nos hace reflexionar, aunque claro, el proceso ya está iniciado y solo nos toca ver las consecuencias....
Un fuerte abrazo
Quiza todavia estemos a tiempo de parar la total destrucción de la Naturaleza, es triste pensar que dentro de unas cuantas generaciones, los niños no conozcan lo que es un árbol o un pez.La mano del hombre arrasa con todo lo que toca por desgracia para los que amamos nuestra madre tierra.
ResponderEliminarBesos querido Pepe.
Nunca se sabe lo que puede pasar si seguimos maltratando la naturaleza. Como es sabia, siemprtado
ResponderEliminarUn abrazoe sobrevivirá de una manera u otra.
Muy bien con
Ay! Qué miedo! Espero que aún estemos a tiempo de parar esa metamorfosis...
ResponderEliminarBufff!!!!Impresionante!!!
ResponderEliminarMe ha dado una tristeza, Pepe. Pero sabes, creo que tu cuento, el bosque de tu cuento, tiene razón de reaccionar así, mucho viene aguantando, ya vemos algunas muestras, y no aprendemos. Y lo que me da tristeza es saber que nos merecemos su furia, porque somos dañinos, destructores y después queremos piedad???
ResponderEliminarExcelente amigo.
Un abrazo :)
Soy de la idea que, pese a nuestra nefasta intervención, la Naturaleza sabrá auto equilibrarse siempre, auqnue en ese proceso se determine la extinción de muchas especies -incluso la nuestra-
ResponderEliminarUn abrazo
Hola Pepe, no sé si te dedicas a lo docencia pero me ha parecido una manera genial de dar a los niños, y a los no tan niños, una magistral clase de evolución natural. La ecología narrativa, menudo recurso! Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarQué impactante y qué triste... y pensar que podemos ir trazando ese destino...
ResponderEliminarUn beso grande!
Todo el relato es muy bueno, muy original el enfoque que le diste, pero el final me impresionó!!!
ResponderEliminarUn beso.
Ante una crisis algunos instintos de la supervivencia no tienen límites. Lo triste es que esa pérdida de escrúpulos se mantenga aún en la bonanza.
ResponderEliminarAbrazo, amigo.
Tu bosque me da escalofríos. No me gustaría perderme por ahí.
ResponderEliminarMe ha enganchado la narrativa.
Un abrazo.
?Pasado y presente? o ¿Presente y futuro?
ResponderEliminarTodo me suena o lo habré soñado...
Reflexivo y vaticinador.
Ah! y lo de los humanos muertos, no es cosa ni de los animales ni de los árboles.
Abrazos
Pues voy a abrir una agencia de viajes y ofertaré un maravilloso paquete vacacional para determinados sujetos y sujetas. Entre ellos algunos mandatarios, algunos maquinistas que alardean en las redes sociales de cómo les gusta saltase los límites de velocidad en carretera...
ResponderEliminarUn beso y un cafelito, todo a ocho manos!
os mando fotos.
La naturaleza es sabia, pese a toda inclemencia, pese a todo maltrado, evoluciona para bien, espero, porque de no ser así ¿quien entrará en ese bosque?. Un texto Pepe en el que uno ve más allá de las palabras.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pasaba por aquí y quise dejarte mis huellas,darte las gracias y esperar un nuevo comienzo.
ResponderEliminarBesucos
gó