La noche física, la que sucede al día, la que
nos muestra la existencia de la luna y las estrellas, la que acude puntual a su cita cuando
se oculta el sol, esa noche, es mi aliada. No recuerdo jamás haberme perdido en
ella, incluso cuando me deja a solas con mis pensamientos, mientras la ciudad
duerme, recomponiendo el puzzle de mi vida.
Hay otra noche, metafórica, que nos sacude en
ocasiones y nos produce sensación de fragilidad, de desamparo, de
desorientación, que refleja un estado
del alma. Ahí, en esa noche, nos hemos perdido mil veces, hemos caminado en ella a tientas como ciegos, nos hemos caido y
levantado otras mil veces, en busca de una luz que, al final, siempre
retorna aunque sea dejando moratones, heridas y algunas cicatrices en el alma. Vendrán más, pero cada una de esas noches nos deja mejor preparados para encontrar la luz en las siguientes.
Una belleza tu texto, Pepe. Profundo. muy bien delineadas esas dos noches tan dispares que a todos nos afectan.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
=)
Quien no se ha perdido en una noche? Muy buena entrada. Gracias por deleitarnos. Buen dia
ResponderEliminarInteresante. Planteaste la diferencias entre las noches reales y las metafóricas, las que representan estados emocionales.
ResponderEliminarUn texto, sutil, delicado hasta suave al leerlo, cuando las miles de noches nos pierde y nos encuentra en esa pequeña luz, que se asoma, la experiencia y fuerza para seguir.
ResponderEliminarGracias Pepe por acompañarme.
Un abrazo:)
Un texto muy meditado. Dualidad de noches oscuras que trasmutas a través de tus pensamientos. Muy bien definido. Me gustó mucho tu relato.
ResponderEliminarSaludos
Me gusta y agradezco el mensaje optimista que dejas al final de tu entrada. Hace falta.
ResponderEliminarLo bueno de las noches malas, de todas las noches, es que al final desaparecen bañadas de claridades.
ResponderEliminarUn abrazo.
Esa segunda que hablas es la peor. Allí se esconden nuestros miedos, es el refugio de los malvados, y no podemos evitar la intranquilidad.
ResponderEliminarBien explicado
Un abrazo
La noche es descanso y serenidad,
ResponderEliminarla noche es luna y estrellas,
la noche es calma y ensueño.
Excelente tu texto Pepe, lo siento como una reflexión para esos momentos en los que nos invade cierta oscuridad, nunca hay que perder la esperanza ni la fuerza de reencontrar la luz.
ResponderEliminarUn abrazo.
Esas noches son terribles, dolorosas, angustiantes y lo peor nos llega sin avisar. Muy sentido tu aporte. Un beso
ResponderEliminarprefiero mil veces tu noche no-metafórica a la otra...pero la prefiero hoy. mañana, ya veremos. y la prefiero hoy por que habla de fortaleza. si tu quieres, incluso habla de sabiduría. a saber: fortaleza por que no provoca miedos, tan propicia es la noche para ello, y sabiduría, por que la fortaleza de la que hablo surge de CONOCER la noche, el cómo se produce. parecen estas cosas poco, pero es mucho. he dicho.
ResponderEliminarmedio beso.
Y algunas veces se unen ambas, la desesperación negra de nuestro interior y la panacea del firmamento oscuro con los brillantes reluciendo...
ResponderEliminarQué real meditación, Pepe.
Un abrazo a los dos.
Bien diferencias, noches que nos tienen en cuerpo presente, y otras, en que nuestro espíritu, nuestro ánimo, nuestras fuerzas, parecen perderse en inmensidades oscuras. Esa duplicidad nos habita, y somos un poco de cada cosa. Lindo es volver a reengancharme, más no sea por esta noche a la que nos invitó Cecy, ya iré juntando ánimos e ideas para poder seguir deletreando junto a ustedes amigos de letras!
ResponderEliminarBesos!
Gaby*
Son muy ciertas esas noches del espíritu, como vacíos del alma que nos atrapan, de las cuales se sale de golpe sin entender como es que hemos salido..... Saludos amigo Pepe....
ResponderEliminarMe gusta mucho tu reflexión y muchas veces he caído en esa noche metafórica que describes y tantas otras veces he salido como tu dices con huellas imborrables. Tu visión es esperanzadora y yo también la tengo pero no dejo de pensar en las personas que caen en esa noche y nunca salen.
ResponderEliminarTu relato da mucho que pensar.
Un beso
Cierto Pepe, esa noche que nos abruma de día es más oscura todavía, negra diría yo.
ResponderEliminarCon esa no valen sueños, ni despistes... Acecha y amenaza, y es ella o tú.
Abrazos
Me gusta lo que concluyes: que vamos aprendiendo para que las próxima noches, no sean tan malas.
ResponderEliminarbesos
Hasta que llegue la última noche, física y metafóricamente hablando. Quizás las metafóricas nos preparen para ella, quizás las físicas la pretendan muy lejana y vaga. Sea como sea, creo que ambas noches se complementan y necesitan en una persona equilibrada.
ResponderEliminarSaludos.
Gracias Pepe por llegarme al alma a través de tus palabras. Todas ellas me hacen reflexionar sobre los temas propuestos y por ello te estoy agradecida.No son textos cualquiera, sino narraciones o poemas que se incrustan en mi corazón como gotas de sangre.
ResponderEliminarGracias,
Saludos