25 de septiembre de 2015

Este jueves un relato: REFUGIADOS



DRAE: Refugiado:
 Persona que, a consecuencia de guerras, revoluciones o persecuciones políticas, se ve obligada a buscar refugio fuera de su país

Es en ese verse obligados, donde reside la auténtica tragedia de las personas que abandonan sus paises de origen. Huyen de guerras, revoluciones o persecuciones políticas. Desearían quedarse libres y en paz, tener la oportunidad de ser, de expresarse, de crecer, de vivir con dignidad, sin miedos ni ataduras en la tierra que les vió nacer, en su hábitat natural, rodeados de familia y amigos pero se les niega esa posibilidad.

Caminan al encuentro de un futuro incierto dejando atrás, aprisionada, el alma. Miles de familias en un éxodo masivo por caminos sembrados de cadáveres, buscando un bienestar que se les niega, llaman a nuestras puertas, las puertas de paises donde la paz social no está tan destrozada como en los suyos.

Atrapados, en tierra de nadie, exhaustos por el esfuerzo realizado, víctimas de mafias sin escrúpulo alguno, aprenden que poco o nada importan mientras contemplan estupefactos, sin entender nada, como esas fronteras no sólo no se abren para darles una generosa bienvenida sino que se blindan. Por detrás sufren las dentelladas de los perros de la guerra, por delante, el desprecio más absoluto y el acero hiriente de las concertinas.

Esa respuesta inmoral a la necesidad de acogida de tantos miles de personas, me lleva a concluir que nuestro mundo está enfermo, que si alguna vez las sociedades civilizadas se distinguieron por valores como solidaridad, paz, armonía, concordia, derechos humanos, hace mucho que todos estos valores dejaron de ser prioritarios, sometidos al yugo del capitalismo más salvaje, a los bastardos intereses de unos pocos con el poder suficiente para decidir, ellos solos, el destino del mundo.

Una triste reflexión final. Tienen ese inmenso poder porque nosotros se lo permitimos. Ellos, aunque carezcan de escrúpulos, son pocos. Nosotros somos millones y carecemos del necesario valor para cambiar este estado de cosas.  Así nos va.

En casa de nuestra amiga Nieves podeis encontrar más historias sobre refugiados.

16 de septiembre de 2015

Este jueves un relato: JUEVES DE RETRATO

Nuestro amigo Juan Carlos nos invita a un ejercicio de descripción. Descripción que ha de versar sobre una escena o un retrato entre otras opciones. No deseo faltar  a la cita pero el escaso tiempo de que dispongo ultimamente y la falta de inspiración, hace que me decante por reeditar para vosotros dos entradas que tienen la suficiente antigüedad para que a la mayoría os resulten nuevas. Entre las dos, creo que cumplen la premisa de brevedad recomendada. Espero que os gusten.

(Imagen cedida por ElSilencio en Deviantart)
 
ESTACION TÉRMINO
Todos  llegamos en el último camino,
a la misma habitación deshabitada
a la antesala del último destino,
ante la puerta sin retorno, indeseada.

En un rincón,  tristemente vacía,
la silla ya sin dueño, abandonada.
En la pared, la sombra de la ausencia,
ante nosotros, tras la puerta, seguramente nada.

Pepe. 


LA CHIQUITA PICONERA (Julio Romero de Torres)
Quiero centrar el foco de vuestra atención, en uno de los más grandes pintores que ha dado Córdoba, Julio Romero de Torres y en el que tal vez sea su cuadro más representativo, “LA CHIQUITA PICONERA”. Espero que sepáis disculpar el que, siempre que la oportunidad se me presente, haga un poco de patria. 
 
La Chiquita Piconera (Museo de Julio Romero de Torres en Córdoba)


Brasero, badil, cenizas, intimidad hogareña. Cisco humeante asomado al abismo azabache de sus ojos. Pelo brillante, terso, endrino.  Actitud indolente en silla de anea, piernas abiertas, ingenuidad y provocadora perversión. Hombro desnudo hasta el nacimiento del seno, impúdica lisura de una  piel morena, broncínea. Tacón de aguja, medias de seda y liga naranja, seducción y frontera a  lo prohibido. Ausente la mirada, seria, reflexiva, lúgubres reflejos de los temores del pintor que presiente para sí mismo la cercanía de la guadaña. Al fondo, apenas intuida, de nuevo la negrura, paisaje nocturno de la Córdoba tantas veces en sus cuadros repetida. El Puente Romano, la Calahorra y la majestuosa mansedumbre del Guadalquivir, dejándose querer y acariciar por sus pinceles.

El trazo perfecto, delicado, casi fotográfico. El alma de la mujer cordobesa se muestra en cada una de sus pinceladas. Nadie supo captar como él la hondura y la belleza de las mujeres de esta tierra.  “La Chiquita Piconera”, fue su última obra y tal vez su testamento pictórico.  La pintó, mientras la vida se le escapaba a borbotones, meses antes de su fallecimiento ocurrido el 10 de Mayo de  1930.

Más descripciones de retratos en el blog de nuestro amigo Juan Carlos



3 de septiembre de 2015

Este jueves un relato: Leyendas de mi Tierra



Corría el año 1578. La peste devastaba la población cordobesa. Un sacerdote, Andrés de Roelas, por aquellos días, temeroso de que todo fuera fruto de su imaginación, ponía en conocimiento de teólogos de la Compañía de Jesús, que un arcángel se le había aparecido hasta en cuatro ocasiones comunicándole que libraría a la ciudad de Córdoba de la peste.

Los teólogos quisieron que la próxima vez preguntara quién era aquel que se le aparecía y así lo hizo, teniendo la siguiente respuesta de aquella luminosa criatura:

Yo te juro, por Jesucristo crucificado, que soy Rafael, ángel a quien Dios tiene puesto por guarda de esta ciudad”.

Al poco tiempo, la epidemia de peste desapareció dejando de morir personas por su causa.

Esas conversaciones entre el padre Roelas y el Arcángel San Rafael sólo fueron conocidas 25 años después de que se produjeran y dieron origen a una devoción que ha resistido el paso de los siglos.

Ese es el origen de la devoción que los creyentes cordobeses tienen a San Rafael. Primero fué un oratorio en el lugar donde vivió el sacerdote Andrés de Roelas, posteriormente la construcción del un templo en honor a San Rafael y su Juramento. Templo en el que, siglos después, ejercí como monaguillo durante dos años. Esta devoción se materializa también en los “triunfos”, especie de monumentos en forma de columnas coronadas por estatuas del Arcángel, a modo de custodio y centinela, en todos los puntos de la ciudad.

Hasta aquí, brevemente la narración histórica de unos hechos. Desde mi escepticismo, raciocinio e incredulidad, no doy crédito alguno a esas apariciones, menos aún a la influencia de un ser mítico, “Medicina de Dios” que eso es lo que significa su nombre Rafael, en la remisión de la peste en mi ciudad ni su presencia protectora en hechos posteriores. Sin embargo, he de confesar que no veo mal este tipo de creencias que, como sucede con la Navidad o la festividad de Reyes, en sus conmemoraciones favorecen la convivencia, la concordia, el acercamiento entre personas.Pienso que en la balanza de beneficios y daños, predominan los primeros.

Más relatos sobre leyendas locales en el blog de nuestra amiga H... Perla Gris