4 de marzo de 2016

Este jueves un relato: BLANCO Y NEGRO


En su entorno, la discriminación era moneda de uso corriente. La supremacía de la raza blanca se hacía patente en todos los ámbitos de una sociedad tremendamente injusta y desigual. La mayoritaria población negra apenas si tenía derechos. Vetado su acceso a una educación de calidad, vetada igualmente su participación política, reducidos a guetos, convertidos en mano de obra barata.

El apartheid, como forma sangrante de imperialismo económico ejercido por una minoría blanca, alimentado y sustentado por una intensa segregación racial y social, aún no había llegado a gangrenar sus sueños infantiles.

Allí, en tierra de nadie, en la neutralidad de un improvisado campo de fútbol, corriendo tras un balón, niños blancos y negros, en ilusionante mescolanza, vírgenes de maldad y prejuicios, jugaban
ajenos a que quizás unos y otros fueran artífices en un futuro no lejano en lograr una sociedad sudafricana algo más tolerante e igualitaria. 

Podeis deleitaros con más historias en blanco y negro en el blog de nuestra amiga Nieves

16 comentarios:

  1. Ojalá haya sido el comienzo de algo duradero. Creo ver algo de aquella peli (de la que olvidé el nombre)
    =D
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  2. La diferencia de raza y la social siempre penden como nubes de borrasca. Los niños son la promesa de la igualdad. Un abrazo

    ResponderEliminar
  3. Ostras! No veo las letras ni los comentarios...

    ResponderEliminar
  4. <Muy acertada descripción del Apartheit, sudafricano, y las diferncias abismales que existían entre las dos razas. Afortunadamente estos episodios han pasado a la histoira. Aunque aparezca algún brote aquí y allá, es seguro que no progresarán sus pretensiones.
    Un abrazo Pepe.

    ResponderEliminar
  5. Cuanto deberíamos de aprender de los niños...
    Además le debemos a ellos, a su inocencia y a su bien hacer libres de trabas el que se haga por conseguir una sociedad igualitaria.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  6. El deporte fue fundamental, en ese caso, para empezar a cambiar algo que no estaba bien.
    Bien planteado

    ResponderEliminar
  7. Creo que si alguien veía que los niños de diferentes razas jugaban juntos lo habrían prohibido, pero estoy seguro que ocurría, como también se enamorarían chicos de una raza y la otra, porque las leyes irracionales no pueden frenar la vida.
    Abrazos.

    ResponderEliminar
  8. Y es lo que al final Nelson Mandela consiguió. Quizás era uno de esos niños que soñaban en un mundo mejor.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  9. Es que el ser humano no nace racista... ls prejuicios vienen luego, de algunos que tienen la osadía de llamarse adultos.

    Un beso.

    ResponderEliminar
  10. Sudáfrica es uno de los países que conoce bien lo que puede causar el racismo. El racismo es el enemigo de la humanidad, y en la Juventud alberga la esperanza. Un placer leerte.
    Beso

    ResponderEliminar
  11. Los niños solo ven seres humanos pero los prejuicios y fantasmadas de la sociedad nos llevan a que todo sea o así o asa... y ojo digas algo de términos medios... Todavía se entiende menos.

    Un beso enorme.

    ResponderEliminar
  12. No deberían existir razas ni diferencias sociales porque todos tenemos un mismo corazón.

    Un bonito relato.

    Un beso.

    ResponderEliminar
  13. Nos haces reflexionar sobre ese mundo cercano, que siempre olvidamos y que sigue luchando por sus igualdades y derechos humanos...Esa realidad negra y herida, que es una asignatura pendiente para la humanidad y sobre todo para nuestros mundos económicos y globalizados.
    Mi felicitación y mi abrazo siempre, Pepe.
    M.Jesús

    ResponderEliminar
  14. todavía queda bastante discriminación que corregir en el mundo, sea por el color o por muchos otros aspectos. En realidad el ser humano proyecta en ello sus propios miedos e inseguridades. Muy importante tu escrito amigo Pepe. ¡un abrazo!

    ResponderEliminar
  15. Los niños no nacen racistas, somos los adultos quienes les mal educamos
    Excelente tu relato, un abrazo

    ResponderEliminar
  16. Hola; está bien recordar estos regímenes terroríficos, sobre todo cuando, creo yo, que estamos viviendo en esta sociedad, un apartheid invisible entre los de arriba y los de abajo. De todo ello, siempre la libertad de las palabras se escapan como el agua en un muro agrietado. Salud. Pablo.

    ResponderEliminar

Dejaron huella de su paso: