20 de febrero de 2010

Radiografía de la absoluta soledad


Imagen obtenida de Internet

Me gustaría llevar a vuestra mente el argumento de una animación mil veces repetida.

Un personaje está sentado confortablemente en el salón de su casa, al calor de la chimenea, disfrutando de su lectura preferida, mostrándonos una estampa de absoluta serenidad, tranquilidad, felicidad.

Repentinamente, la escena comienza a descomponerse. Las paredes desaparecen, el mobiliario desaparece, todos los objetos van desapareciendo paulatinamente, la llama primero y la chimenea después, desaparecen, el libro desaparece, el sofá en el que estaba sentado desaparece y, finalmente, el mismo protagonista de la confortable escena hogareña se desvanece y queda la NADA con mayúsculas.

Todo ello con una música truculenta y loca que nos lleva a la sonrisa cuando no a la franca carcajada.

Los seres humanos, somos un poco como el personaje de esta animación.

Nos rodeamos de anclajes que soporten nuestro desarrollo personal. Nuestros libros preferidos, nuestra música, nuestras aficiones todas, nuestros afectos y desafectos, nuestro entorno físico, nuestro entorno personal, familia, amigos, compañeros, nuestra religión, etc.

Pues bien, a veces un suceso muy traumático viene a destrozar por completo uno de los pilares que soportan nuestra vida, removiendo y destrozando por completo esos anclajes que nos hemos ido procurando para nuestra serenidad, tranquilidad, felicidad.

No se marchan como en la animación. Los libros están ahí, pero la apatía más absoluta te lleva a no abrirlos siquiera. La música sigue sonando pero ya no nos transmite emociones, Los caminos que nos gustaba recorrer, siguen ahí, pero nuestros pies son incapaces de dar un paso para recorrerlos, nuestros familia y nuestros amigos están ahí, pero difícilmente llegan a ser acicate para levantarnos, aunque lo intenten hasta la saciedad. La religión está ahí, pero sólamente nos confunde y aturde. Como en la animación, para el protagonista todo ha desaparecido, todo se ha esfumado, y como en la animación, el mismo protagonista, aturdido y desequilibrado, no desaparece pero cae.

La escena en su esencia es la misma, pero aquí no hay sitio para la sonrisa y menos aún para la estruendosa carcajada.

Sólo queda el hombre y su más absoluta soledad, el hombre y su más feroz desesperación, el hombre y su frustración, el hombre y sus enormes ganas de desaparecer, de esfumarse, de no estar en una escena que para el ya no tiene más contenido que él mismo.

No sé si he acertado en la radiografía de la más absoluta soledad, pero entiendo que debe ser lo más parecido a la descripción que os he hecho.

No quiero terminar esta reflexión sin una nota de optimismo.

En esta situación de absoluta soledad, el hombre busca y encuentra la fuerza en el interior de sí mismo, y en una tarea titánica de levantarse y caer, de andar dos pasos y desandar uno, va recuperando a ritmo lento, lento, muy lento, los anclajes que lo devuelven, aunque bastante tocado en su estructura, a la estabilidad emocional y afectiva.

Agosto de 2007.

4 comentarios:

  1. Pepe, esa soledad absoluta que describes, quien más quien menos, en situaciones concretas la ha sentido, todo se esfuma, nada a lo que agrarrarte, sin anclas, sin músicas, el pálpito del própio corazón y algo similar al silencio absoluto, que no es verdadero. Libros, músicas, gentes, paisajes, comida, sensaciones, eso se recupera con esfuerzo. No es raro sentirse solo entre la multitud. No es extraño buscar a veces la soledad.
    Excelente ejercício de palabras sobre esa nada y ese estar a solas con uno mismo. Bsito.

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  2. Pepe:
    LO ahs descrito casi como sucede en realidad.
    M estremece recordar en el presente y para el futuro,ese golpe que da la vida,pues tenemos tantos apegos,que el dia que nos sorprende un viento" huracanado"nos caemos ne esa soledad .Es la soledad del alma,en la que no se siente uno a gusto,con la que no se conforma nuestro ser,la que nos dice que todo acabó...pero,yo tampoco voy a ser pesismista.
    Claro que gracais a Dios,vuelve el dia,la luz a la casa,aún con heridas,pero vuelve,despacio,muy despacio
    Besucos y gracias por esta hermosisima descripción sentida de la soledad.

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  3. j0derseee, pepe...esta esta...esta si es la s0ledad¡¡¡¡¡

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  4. Pepe, ahora sí capto lo que me dices en el comentario a Quinto, lo intuyo, lo lamento, esa soledad, 2007 agosto, queda para siempre, luego vivimos sin olvidar, pero lo hacemos, ánimos, ese motor interno nos pone en marcha. Bsito muy cariñoso.

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