26 de febrero de 2010

La Hermosa Dama



Dentro de unos días, el 28 de Febrero, se celebra el día de Andalucía.

Quiero aprovechar, desde mi posición de ciudadano de a pie, nacido en este rincón de España, la oportunidad de proclamar mi condición de andaluz, no sólo por nacimiento, sino también por convencimiento, por vocación, por amor.

Y lo quiero proclamar, sin altanería, que no forma parte la soberbia del espíritu andaluz, pero también sin complejos. Sin elevar el tono de mi voz, con mesura, pero sin enmudecerla por el pudor a que se rían de la pronunciación andaluza con que me expreso, con la fuerza que me otorga el haber formado una familia, el haber trabajado por ella en esta tierra, el haber intentado siempre inculcar a mis hijos el amor a una identidad andaluza que existe, por más que muchos se empeñen en negarla.

Quisiera analizar someramente para vosotros algunos de esos aspectos de nuestra identidad deseando que ese análisis sirva para desmontar algunos tópicos que nos son perjudiciales y lesivos.

A lo largo de los siglos, importantes civilizaciones se han asentado en nuestro suelo y esas civilizaciones han ido dejando un pozo cultural, una herencia, un sedimento en nuestro carácter.

No hace mucho le oí decir a Antonio Gala que Andalucía era como una hermosa mujer a la que muchos se han acercado con la intención de conquistarla y seducirla, para quedar al final conquistados y seducidos por ella.

Siempre es difícil la generalización, pero creo que no miento si digo que uno de nuestros rasgos de identidad, es la de ser hospitalarios, acogedores, solidarios, cualidades tal vez heredadas de esa mezcolanza de civilizaciones que se asentaron en esta tierra.

Los andaluces, en contra de lo que puede pensarse, somos trabajadores, somos serios y cumplidores, somos fieles a nuestros compromisos.

Perdimos el tren de la industrialización, tuvimos que soportar una oligarquía dueña en el medio rural de inmensas propiedades que ellos se complacían en mantener poco o nada productivas, tuvimos que soportar unas tasas altísimas de analfabetismo y encima, debido a la falta de oportunidades laborales, hemos tenido que soportar durante muchos años, la sangría de una importante emigración de nuestra capital humano, de nuestra fuerza productiva.

De la laboriosidad del pueblo andaluz, saben mucho paises como Alemania, Suiza, Australia, o autonomías como Cataluña o Madrid.

¿De donde viene entonces la inmerecida fama de vagos? ¿Será tal vez porque nos gusta vivir?, es cierto que los andaluces y eso sería otra seña de identidad, somos amantes de la calle, de la taberna como escenario de convivencia, del diálogo distendido, del encuentro, por abreviar, los andaluces trabajamos para vivir y eso dicta mucho de vivir para trabajar. ¿Acaso deberíamos de avergonzarnos por ser dialogantes, conversadores, porque nos guste y apasione el encuentro con la gente?

Otra de nuestras señas de identidad, es la forma de expresión oral. Hablamos andaluz, ¡Si, andaluz!, no debería de causar sorpresa ni extrañeza. Cada vez son más los lingüistas que aprecian la enorme cantidad de diferencias fonéticas derivadas del castellano, que son normales en el lenguaje hablado de las diferentes provincias andaluzas, como para afirmar que estamos ante un dialecto del castellano y, de ninguna de las maneras, ante un castellano mal hablado.

Si me apuran, los idiomas tienden a la simplificación y a la comodidad y la forma de hablar del pueblo andaluz, sigue esa tendencia y en ese aspecto, podríamos presumir de llevar un cuerpo de ventaja.


Otra de nuestras señas de identidad es nuestro folklore, del cual es su máximo exponente el flamenco, el cante jondo. Al igual que el baile o el toque, son manifestaciones artísticas nacidas de la marginalidad, de la pobreza, de la mina, de la fragua, de las labores del campo o de la mar. Tiene mucho de grito, de protesta, de desahogo, de rabia contenida.

Sin embargo, el exceso y la caricatura que tanto del lenguaje andaluz como del cante jondo se han hecho, ha terminado por identificar a Andalucía para España y el resto del mundo, con el riapitá y con la pandereta. Incluso la misma España es identificada con el flamenco, con los toros, con la guitarra y con el olé.

¿Debemos sentirnos los andaluces responsables de esto?. No lo hemos provocado nosotros. Esta burda identificación de lo español y lo andaluz con el flamenco y el habla costumbrista de los hermanos Alvarez Quintero, ha sido propiciado y potenciado por gobiernos anteriores, y por los primeros viajeros románticos extranjeros del siglo XIX.
Somos responsables de haberlo tolerado, y si, en muchas ocasiones, de habernos aprovechado miserablemente, de esa imagen distorsionada de Andalucía.

El pueblo andaluz es un pueblo creativo, imaginativo, tanto en lo literario, como en lo pictórico, como en lo musical o en cualquier otra manifestación artística.

Somos, excesivos, desbordados, fieles amantes de nuestras raices, de nuestras tradiciones. ¿Es acaso censurable querer mantener el apego a nuestras manifestaciones festivas o religiosas como una forma de afirmación de nuestra identidad diferencial?.

Económicamente, aún nos queda mucho por recorrer. Estamos aún en el vagón de cola en cuanto a desarrollo económico. Aún no estamos dotados de espíritu empresarial. No obstante, Andalucía está cambiando a pasos agigantados. La educación, la sanidad, la vertebración territorial, la destacada presencia en sectores como el agroalimentario o el de las energías renovables, hace que empezemos a tener esperanza en un futuro próximo en que los andaluces no tengamos que emigrar para tener una vida digna.

Ojalá que sepamos conciliar nuestro desarrollo económico, con el mantenimiento de nuestras señas de identidad, con el respeto y el amor a nuestros elementos distintivos, aquellos que nos deben de permitir mirar al resto del mundo con respeto, pero sin complejos, con el orgullo de vivir en el seno de esa hermosa dama a la que muchos han pretendido seducir y conquistar para acabar seducidos y conquistados.

P.S.- Mañana, volveré a tener vocación de ciudadano del mundo, pero hoy, por un rato, me he permitido ser simplemente, cordobés y andaluz y mostraros mi orgullo por serlo.
Pepe.

10 comentarios:

  1. ¡¡ Qué gran carta de presentación para cualquier andaluz, Pepe, me ha encantado tu reflexión desde la primera a la última letra !!.

    "Sea por Andalucía libre, España y la Humanidad".

    ResponderEliminar
  2. Muy buena tu reflexión tocayo..una hermosa tierra la tuya.
    Besos.
    morgana

    ResponderEliminar
  3. España no sería la misma sin Andalucía,
    el Sur no sólo seduce,
    engancha y retiene sí, se queda.
    Me muero por el Sur y su alegría, su arte,sus patios, su música...Andalucía es alma con olores encantados, es corcel salvaje, y pasión arrebatada, es la casa de una familia numerosa que somos todos, me emociona.

    ¡óle por tu entrada Pepe!


    un abrazo ensortijao

    eva

    ResponderEliminar
  4. ¡VIVA ANDALUCIA Y VIVA LA MADRE QUE TE PARIÓ!
    Cómo me gusta lo que escribes. Recibe 2 besazos y
    ya sabes a repartirlo.Carlos

    ResponderEliminar
  5. Se puede decir más alto, pero desde luego no más claro, estoy de acuerdo en todo lo que dices, palabra por palabra. Aunque mis ánimos no están del todo altos, ya quisiera escribir algo parecido de esta tierra mía, supongo que lo haré cualquier día. Ciudadano del mundo me parece maravilloso, pero andaluz me suena a gloria bendita. Abrazos dobles.

    ResponderEliminar
  6. Mis saludos! Creo que nos has hecho una gran presentación con reflexiones y todo. Cuando la tierra llama, así visceralmente, es realmente un honor escuchar a quienes quieren compartir cada detalle, desde lo que consideran positivo como lo que no. El apego desde la admiración y el afecto, debe celebrarse, es un orgullo, y eso se desprende claramente de tus palabras. Mi cálido abrazo a mi amigo andaluz y a toda Andalucía, desde estas orillas lejanas que también han albergado a muchos andaluces que han echado raíces y dejado sus frutos aquí.
    Cariños!
    Gaby*

    ResponderEliminar
  7. Hay dos comunidades en España a las que se llega tras atravesar unas montañas y uno se siente en un mundo diferente, Andalucía y Galicia. Lo que he ido conociemdo de Andalucía y los andaluces encaja en lo que describes.
    Abrazos, pronto nos veremos en esa encantadora tierra del sur.

    ResponderEliminar
  8. Por casualidad un gran amigo andaluz, me diomla oportunidad de leer esta carta. Soy Menorca, mi mejores amigos son andaluces y cuando visite Andalucia quede cautivado, por muchos aspectos, la belleza de sus monumentos...y también por el grancorazon de los andaluces, QUE GRANDE ERES ANDALUCIA

    ResponderEliminar
  9. En tiempos como estos en los que no es facil sentirse andaluza en Cataluña. Tu escrito me ha llenado aun más de amor hacia mi tierra, si hacia aquel rinconcito de la calle Sanchez Peña donde vi mi primer rayo de luz. A diferencia de mi madre y hermanos no tube la suerte de vivir por tiempos en mi tierra solo a visitarla en contadas ocasiones pero aun asi siempre he sentido que amaba a Andalucia intensamente. Un amor dividido con Cataluña y es que es dificil vivir navegando entre dos identidades. Hoy amigo has despertado en mi todo aquello que guardo en mi alma, has despertado de golpe mi olor a jazmin (es este un olor que siempre me lleva hasta Cordoba). Gracias por esta esencia andaluza, por el amor que envuelven tus palabras. Yo que tambien soy ciudadana del mundo, tambien hoy solo quiero ser andaluza. Besos.

    ResponderEliminar
  10. Mi querido Pepe, nacida en Madrid pero con mi trocito andaluz, así me siento. Y me gusta una "jarta" . Ese es el milagro de ser española. Este finde ha estado una amiga catalana y ahora te leo... Me divido!! Siento que puedo meterme en la piel de un amigo que siente su tierra y una amiga que defiende su libertad.
    Que bonitas tus palabras y que hermoso ese orgullo que describe. Gracias por compartirlas

    ResponderEliminar

Dejaron huella de su paso: