Paseaba distraido cuando nuestras miradas se cruzaron. Sus ojos tenían la limpieza del aire tras la lluvia, la chispeante alegría de los fuegos artificiales, la sinceridad de quien es incapaz de recovecos, la sencillez de quien no conoce la maldad.
Sólo después, me fijé en la dueña de esos ojos. Menuda, delgada, preciosa. Incluso su andar, bamboleante por su cojera, me pareció armonioso. Si el cielo existe, estaba ante una de sus criaturas. Tuve la certeza de que mi barco había llegado a puerto, aunque en ese momento, la timidez me superó.
El destino jugó a mi favor. Esa tarde volví a encontrarla en un baile y la timidez dio paso a una firme determinación.
Conquistarla no resultó fácil. Ante mis requerimientos, se mostraba esquiva, respondiendo a un mecanismo de defensa desarrollado a consecuencia de su defecto físico.
Lo demás, una hermosa andadura que dura ya más de cuarenta años.
Segunda aportación.
Permitidme que reedite una antigua entrada que creo refleja ese deseo de conocer más y mejor a las personas que queremos, especialmente a aquellos cuya ausencia nos obliga a ahondar en sus huellas para tener un poco más de ellos en nuestro recuerdo.
Más posibilidades de conocernos mejor en el blog de GUS
Segunda aportación.
Permitidme que reedite una antigua entrada que creo refleja ese deseo de conocer más y mejor a las personas que queremos, especialmente a aquellos cuya ausencia nos obliga a ahondar en sus huellas para tener un poco más de ellos en nuestro recuerdo.
Tu caja roja.
Sólo la abrí una vez.
Dentro,… pedacitos de vida,
de tu vida.
Cartas con remitentes femeninas,
que no me atreví a abrir,
y algunas postales de similar remite.
Minúsculos objetos, tus pequeños tesoros,
herméticos a los secretos
que te impulsaron a guardarlos.
Pines, chapas, carretes sin revelar,
códigos indescifrables para entender
un poco más de ti.
Sólo la abrí una vez.
Me avergoncé de hacerlo,
y avergonzado sigo.
La caja roja tiene trozos de ti
que no conozco y que tú no querías
que conociera.
Perdóname, si para tener
un poco más de tí
abro algún día, otra vez….
Tu caja roja..
Pepe
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Me sonrío al leer este mensaje de amor hacia esa mujer ,tan dulce como Platero,si!!!!
ResponderEliminarLa caja roja....sabes Pepe?,os pertenece .Es el regalo que os ha dejado.Seguro él estaría feliz de contaros todos sus "secretillos".En esa caja estaba lo que amaba,lo que le gustaba...Abre y cierra,lee y complácete con ello.Es ....un vaso de agua limpia.Bebed!!!Es vuestro el vaso al que os invita.
Besucos
Gó
Al que reconoce la auténtica y límpida belleza, al buceador sensible, al enamorado paciente, Destino lo premia, como así fue.
ResponderEliminarQuien más quien menos tiene una caja roja, o verde o blanca. La caja de Pándora ¿conviene descubrir su secreto? Complicado dilema, porque si era secreta sería por algo. Besitos.
Las dos propuestas que nos traes a este jueves de descubrimiento me han resultado igual de conmovedoras. La primera, que nos habla de esos miedos y prejuicios que nos limitan la apertura hacia el "distinto"...discriminadora manera de hacer sentir al otro (o a nosotros) como subvaluado
ResponderEliminarEn el segundo texto, veo una diferencia sobre todo marcada por la edad. Distintos códigos e intereses atesorados en esa "caja roja" donde se hallan los secretos no revelados de alguien amado que se nos cierra por timidez, inseguridad o también prejuicios que filtran cualquier acercamiento.
Me gustó mucho leerte.
Abrazos!
Hola, ola de mar..
ResponderEliminarMe cruzo a veces con personas a las que quiero conocer mejor realmente, pero no se hacerlo. Siento pudor al intentarlo, pudor de querer abrir aunque sea un poquito esa caja roja con la que combinas tu relato de amor.
Echo de menos que alguien quiera conocerme mejor y a la vez juego al esquive porque también tengo pudor de ser conocida.
Como me decía mi abuela de pequeña, soy un mar de contradicciones y aún, de mayor aún no he sabido solucionarlo.
Un beso, mil, del Aire
Como siempre Pepe, terminas emocionándome por las dos entradas. La primera por esa amor a primera vista, todo un flechazo que dura muchos años, ese es amor. Os deseo lo mejor del mundo.
ResponderEliminarLa segunda por compartir con nosotros esa cajita roja que de seguro guarda muchos recuerdos de alguien que intentas conocer mejor, pero pienso que ya lo conocías del todo. Ya es tuya, disfruta de ella.
Es cierto que a veces intentamos conocer a alguien más de lo que se muestra, pero es complicado si no nos deja adentrarnos en su persona.
Un abrazo
Vaya, Pepe, se ve que a vosotros la respuesta a la pregunta ha sido duradera, FELICIDADES aambos, claro
ResponderEliminarUn abrazo
Hay algo que se siente dentro, como tú dices, y empuja a conocer a querer compartir y es fuerte, sí...
ResponderEliminarSobre la caja, yo dejé una en casa de mis padres, tal vez debería ir y curiosearla o dejarla... no sé, me has creado cierta reflexión con este tema.
Un abrazo
Con gran maestria y belleza has descrito sentimientos que perduran en el tiempo.
ResponderEliminarEnhorabuena por haberlo encontrado por disfrutarlo por conservarlo.
La cajita... todos tenemos esa cajita en donde guardamos nuestro verdadero yo interior, plasmado en muchas cosas. Sentimientos sólidos.
Un besito, amigo.
Hermosa la historia. El supo ver mas alla de cualquier defecto, el "la vió" realmente, por eso pudo llegar hasta su corazón y quedarse alli tanto tiempo.
ResponderEliminarNo creo que a esa persona que ya no está le importara que abrieras la caja roja, al contrario, es una forma de seguir estando cerca tuyo.
Un abrazo
me gustó mucho la reactualización del segundo relato... hay que saber buscar esa caja roja para conocer bien a la persona que nos acompaña... para saber cómo es en todo punto de vista! un saludo. hermoso el relato de este jueves!
ResponderEliminarCuarenta años Pepe, no son nada
ResponderEliminarvividos junto a la persona que se ama. Es un trozo de vida compartido que me ha parecido realmente precioso, esa caja, esa caja es necesaria tenerla, al igual que es perdonable el deseo de abrirla.
Un abrazo a los dos.
Me pregunto si no es mejor saber del otro, sólo lo que el otro quiere que sepamos de él.
ResponderEliminarY me contesto que si, los trozos de uno que se guardan bajo llave, forman parte del exito común.
Muy diferentes, oportunos y buenos textos ambos.
Abrazos
antes de saber de esa cojera, yo hubiera dicho que la dificultad que ponía para ser conquistada esa mujer, tu mujer, creo que te refieres a ella...en fin, ahora no sé muy bien por qué afirmo esto...la dificultad se posaba en su femeidad, en esa facultad que toda mujer desarrolla cuando ve que viene a ser conquistada. es, para mí, el típico juego de la hembra llamada mujer. pero una vez leído a cerca de esa cojera...sí, ciertas características físicas nos encierran más...sí. y claro está, hablo de características que nos sacan del común de la normalidad...que incluso demasiada belleza, pepe, también es una anormalidad...
ResponderEliminarte leo tu segunda aportación...
pero tras tu introducción, he de decirte que no lo he leído. ¿por qué? pues por que quiero darte mi verión sin ser distorsionado por tus palabras, sin ser influenciado. y así te digo que considero que lo que debemos de conservar de los seres queridos es aquel amor que les profesamos. creo que es lo único que nunca se distorsionara con el paso dle tiempo. pues aquellos gestos, aquellas miradas, etec de los seres que se nos fueron, lo más probable es que las distorsionemos al ntentar recordarlas. y sin embargo, el amor que les mostramos, nunca...
medio beso, pepe.
Siempre nos conmueves con tus textos. Tu corazón y tus letras albergan emociones íntimas, velos que descorres para que te conozcamos mejor. Es de agradecer tanta sinceridad, como de respetar los secretos guardados bajo llave. En tu segunda aportación, esa caja estaba ahí, quizá para ayudarte a conocerlo mejor...no estaba bajo llave, simplemente quedó por si alguien quería saber más o simplemente reflotar recuerdos que así se hacen eternos.
ResponderEliminarun fuerte abrazo, Pepe y mi cariño para esa pareja tan pareja que formaís.
Querido Pepe,
ResponderEliminartus textos me parecen siempre muy conmovedores. Están llenos de amor.
Me pregunto hasta qué punto habrás hecho literatura con experiencias tuyas, con el primer encuentro con tu compañera del alma, con su caja roja. Y me pregunto sobre qué opinará ella de que si eso fue así, tal cual, aquí lo dejes.
Me gusta cómo has abordado el tema, el deseo de conocer mejor al otro desde dos momentos diferentes. En el primero, ella aún deseada y desconocida; aún no se ha producido el más íntimo encuentro. En el segundo, el deseo por descubrir, saber, conquistar al otro en su totalidad, que ya de entrada el autor , tú, sabes imposible y por eso: "tener un poco más de ti". Sólo un poco. Todo nunca será posible.
Te felicito a ti y a ella por seguir feizmente unidos. Yo no lo conseguí.
Un beso Pepe.Y otro pa' ella, tu musa.
hay tanta ternura en tus dos relatos que no son mas que el reflejo de lo que sientes hacia esa persona que hoy nos intentas decir que merecio la pena conocerla. Creo que eso que nos cuentas es una suerte que no todos han podido compartir.
ResponderEliminarUn beso
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarHola, Pepe.
ResponderEliminarA veces, es difícil no creer en el destino. La forma en que relatas vuestro encuentro es un verdadero ejemplo. Estaba escrito que tenias que volver a veros y que saltara esa chispa que, después de cuarenta años, sigue prendiendo en vuestras vidas. ¡Mi enhorabuena para los dos!
En cuanto al contenido de esa caja roja, si te une aún más a esa persona que ya no está, no creo que le importara que la abrieses cuantas veces lo necesites.
Es precioso ese texto.
Te dejo un abrazo.
Maat
Por el primero, mis felicitaciones. Por haber conseguido conocerla y haber continuado una vida que, tal como te/os conozco leyéndote, es feliz, aunque se hayan vivido malos momentos.
ResponderEliminarPor el segundo, muy bien escrito y descrito. Tantas veces queremos conocer de otra persona algo que no nos dice, y la única manera en que debemos de conocerlos es que nos lo cuente, enterarnos por otras vías puede producir el sentimiento que describes.
Un abrazo.
Sabes Pepe esa defensa que se ponen tambien la tenia mi madre cuando despues del accidente, todas las personas que hemos sufrido por algo similar ya no percibimos sus defectos solo vemos lo que nos transmite que es lo unico que vale...siempre dije que a mi madre en su primera fase perdiendo muchas personas de ver su calidad humana, lastima por ellos que no supieron valorar como sus hijos lo hicimos.
ResponderEliminarHermoso tu relato.
Perdon por tardar en dejar mi comentario pero ando con el trabajo agobiada.
Primavera