27 de noviembre de 2014

Este jueves un relato: CUMPLEAÑOS


Se levantó más temprano que de costumbre. Era su sesenta y cinco cumpleaños. Necesitaba saborear ese día, su último día, desde bien temprano. Se recreó en el acicalamiento personal, eligió sus mejores prendas de vestir y se dispuso a acudir a la cita con el trabajo por última vez.

Había vivido en muchas ocasiones el momento de despedir a otros compañeros en su jubilación y sabía lo que se avecinaba. El había participado gustosamente en la ceremonia de la confusión, en el disimulo general, en ignorar aparentemente que un compañero se jubilaba para sorprenderlo finalmente con una comida homenaje, regalos y el reconocimiento, más que merecido, a toda una vida al servicio de la empresa.

Avanzaba la mañana y el teatro de la aparente indiferencia desarrollaba su función de una forma impecable. Todos en sus tareas, la vista en las pantallas, un día más, tedioso, rutinario, productivo. ¿Cuando se produciría el momento de parar, de convertirlo a él en protagonista, de agasajarlo como creía merecer?. Disimulaban bien, de eso no cabía la menor duda.

La impaciencia ya hacía rato que lo había convertido en un manojo de nervios en plena ebullición. La manecilla de las tres, esa que iba a separar su vida en un antes y un después, la que le otorgaba para siempre un gozoso descanso, estaba próxima aunque el reloj avanzaba más lentamente que nunca.

Llegó finalmente el momento y nadie dijo nada, fueron desfilando hacia la calle, apresuradamente como cada día y se quedó sólo. Aún esperaba la sorpresa final, seguramente estarían fuera, en la calle, esperando su salida. Se equivocaba una vez más. Fuera, esperándolo, tan sólo la decepción, la frialdad más absoluta, el desencanto y la sensación de que la crisis, la dichosa crisis, no solamente se había llevado por delante empleos y derechos, sino que había traido con ella la deshumanización, devastando valores como afecto, solidaridad y compañerismo.

Más historias de cumpleaños y, por supuesto, más festivas,  podeis encontrar en el blog de nuestro querido amigo Alfredo

Aprovecho la ocasión para rendir un sincero homenaje a nuestro anfitrión en el séptimo cumpleaños de su blog La Plaza del Diamante. Con el deseo de que su aventura bloguera, al igual que nuestra amistad, dure siempre.

15 comentarios:

  1. ¡Qué triste! por si lo estuviera poco....
    Un abrazo Pepe.

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  2. ah!... qué historia más triste!.. imagino la desilusión del protagonista. Es que la nueva forma de vivir le da prioridad a las urgencias individuales que al fortalecimiento de las relaciones personales. Los vínculos sociales tienden a ser meras formalidades que no se asientan en el sentimiento o la cordialidad sino en la frialdad y la rutina. Muy triste.

    Un abrazo

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  3. Pobre, vaya decepción. Me parece muy mal, una cosa es la crisis y otra, no ser humano.
    Muy triste.
    Un abrazo

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  4. Nos están enseñando a perder el respeto por el trabajo bien hecho. La solidaridad, es una palabra que parece que solo tiene valor en las orlas y los escudos y raramente suele darse en la normal relación de los hombres.
    Cada uno a lo suyo, es el lema de la época que nos está tocando vivir.
    De pena.
    Un abrazo.

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  5. Es inreible lo que hace en nuestro interior la crisis, un excelente relato
    Abrazos

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  6. Desoladora historia. No se si la crisis, pero la deshumanización trepa como una planta invasora alli donde antes había sentimientos.
    Un abrazo

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  7. Ay qué relato más triste! Imagino la decepción del pobre hombre por la indiferencia de sus compañeros. Después de haber dedicado toda su vida a un trabajo lo menos que se espera es el reconocimiento y el cariño de sus compañeros.
    Un beso

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  8. Ese cumpleaños evidentemente no lo fue, pero lo que si es un festival es tu sensibilidad para relatar, para meternos en emociones y sentir en primera persona el devenir de la historia.
    Gracias por venir a la fiesta de tu amigo... y besos a mi amiga

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  9. Pepe, muy triste esta despedida. Al final cada uno se deja llevar por su propio egoismo, parece que ya no queda tiempo para la amistad y el compañerismo de tantos años.
    Que disfrute su jubilación y a vivir.

    Un abrazo

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  10. Un relato desolador. La solidaridad es un valor de gran trascendencia para el género humano. La indiferencia, y el egoísmo hacia tu personaje fue cruel. =(
    Un beso

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  11. Entiendo la tristeza y la decepción... pero más triste aún, es que la solidaridad, el compañerismo, el reconocimiento y aún el afecto, se pierdan a tal punto. No deberían las crisis profundizar esta falta de interés del uno hacia el otro, sino por el contrario unir, aunar fuerzas y llenar esos huecos con comprensión y apoyo .. pero a veces somos tan impredecibles los humanos...
    Tu relato pone en primera plana una realidad que apena mucho, :(
    Besos Pepe! Y sigamos celebrando y sumando desde este lado elegido por nosotros, desde las letras y las ganas de compartir!
    Gaby*

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  12. Buenas tardes Pepe, Vaya frialdad la de los compañeros de ese hombre y su despedida. Lo has contado con tanto lujo de detallles y con tanta sensibilidad. quemientra lsia me iba entristeciendo por momentos. Es un gusto leerte.
    Un abarazo muy fuerte.

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  13. Realmente Pepe nos has introducido en tu historia, personalmente he sido partícipe de ese día y de ese sentir. Desolador eso se me ocurre, Tras una vida compartiendo cada hora codo con codo, al final no queda nada. Muy triste.
    Un abrazo grandote x dos.

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  14. Uuufff!!!
    un difícil momento para quien lo dio todo por sus amigos y compañeros de trabajo, en donde supuestamente se entrelazan y se comparten emociones y experiencias vividas, más allá de lo laboral

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  15. Sabor amargo el de esta historia. Muy amargo. Creo que no hay que decir más, esa deshumanización ha hecho que más que agradecer a una persona haber dedicado su vida a una empresa, pareciera que la empresa reclamara a la persona que haya vivido a costa de ella.
    Si los compañeros actúan así, esta sociedad no merece la pena.
    Abrazos, amigo.

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