13 de noviembre de 2014

Este jueves un relato. SUPERSTICIONES






Se acercaba la hora. El nerviosismo y la impaciencia se habían adueñado de él. Su pensamiento volaba justo hacia la casa de enfrente. Apenas unos metros, sólo el ancho de la calle, lo separaban de Rocío, su amor de toda la vida. La imaginaba radiante con su vestido de novia, dándose los últimos toques, antes de la ceremonia de su boda. El gran día había llegado.

Ardía en deseos de ver a la novia. Quería cruzar la calle pero no debía. Su familia le había dicho que traía mala suerte ver a su prometida vestida de novia antes de la ceremonia. Aunque el no era supersticioso en absoluto, estaba dispuesto a hacer ese pequeño sacrificio para no disgustar a nadie.

El espejo de su vestidor, mientras se anudaba la corbata, le devolvió su expresión feliz, casi bobalicona y algo más que nunca hubiera querido contemplar. En él, reflejada, la ventana de su amada y tras ella, Carlos su mejor amigo, su padrino de bodas y su novia, su Rocío, besándose apasionadamente, estrechamente abrazados en una actitud y posición que no ofrecía lugar a dudas.

En ese preciso momento no pudo evitar pensar que las supersticiones tienen su razón de ser, aunque en esta ocasión tal vez le trajeron, junto a un intenso dolor, la buena suerte de evitar cometer el mayor error de su vida. 

Más supersticiones y supersticiosos en el blog de nuestra amiga y anfitriona María José

12 comentarios:

  1. ¡qué descarados los dos amantes en ni siquiera cerrar la ventana por mínimo pudor!... fue una suerte para el novio, claro!
    =)

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  2. Pobre, tienes razón, en este caso esa superstición le salvó de lo peor.
    Buen relato.
    Un abrazo

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  3. A veces suele pasar, no es tan mala la superstición como la pintan.

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  4. Se rompe la superstición, se rompe el espejo y se rompen las promesas hechas...la vida termina imponiéndose
    un abrazo

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  5. La superstición es muy mala. Y me parece que la idea del casamiento es una superstición más.

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  6. Esta vez ver a la novia antes de la boda fue bueno.

    Un abrazo.

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  7. Sin querer la superstición gano llenándolo de suerte.

    Un abrazo

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  8. Le ayudo a prevenir acontecimientos negativos que estaban por venir. !En horabuena, pobre hombre! Muy buen relato, sorprendente. =)
    Besos

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  9. Menuda impresión se llevaría el pobre. Si es que los espejos aunque no estén rotos no son buenos amigos jajaja o era su amigo el que era un cabroncete y anda que su novia... Me encantó. Gracias por participar. Un beso

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  10. Qué fuerte... ¿NO?
    Vaya relato duro, que te deja un sabor ágrio y pocas ganas de volver a mirar al edificio de enfrente a través del espejo.
    Abrazos

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  11. Bueno, es una desgracia que, como bien dices pudo ser peor. En su caso, ver a la novia antes de la boda fue revelador.
    Un abrazo, amigo.

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  12. En este caso la mala suerte se volvio buena, pero buena, buena.
    Serio y contundente este texto Pepe.
    Un abrazo.

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