Felicitación navideña 2020

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6 de marzo de 2025

Una convocatoria literaria. Este jueves un relato: MUJERES


 

Reedito para la convocatoria que nos hace nuestra compañera Nuria, una entrada que publiqué ya hace años, con motivo del Día Internacional de la Mujer. Tristemente, casi nada ha cambiado.


El próximo día ocho, como cada año, se celebra  el Día Internacional de la Mujer. Muchas mujeres no son en absoluto partidarias de “Otro día de…”. Suele coincidir esta corriente de opinión contraria a la celebración de un día específico para la mujer, con la de mujeres independientes, libres, cultas, que viven en sociedades en las que, al menos normativamente, los derechos de la mujer están reconocidos y en los que existen leyes que intentan proteger estos derechos.


Conceptualmente estoy de acuerdo con ellas. Tampoco me gustan los “días de…”. Sin embargo, existen tantos millones de mujeres en el mundo para las que los más elementales derechos de todo ser humano no son reconocidos, que no puedo por menos que aplaudir, apoyar, estar a favor de cualquier medida por pequeña que sea, que contribuya a despertar conciencias y sumar adeptos a la causa de reclamar algo tan elemental, tan obvio, tan lógico como que todos los hombres y mujeres del mundo deben de gozar de aquellos derechos que les otorga su  condición de seres humanos, sin distinción  alguna por razón de sexo.


No sucede así. En un mundo dirigido por hombres, las leyes, las normas de conducta, los preceptos religiosos, los convencionalismos sociales, han ido encaminados siempre a ratificar y fortalecer esta primacía de género.


Asistimos impotentes a prácticas como la mutilación (ablación me suena a eufemismo), del clítoris, práctica odiosa que niega a la mujer su derecho a una plena sexualidad, a la búsqueda del placer por el placer, sin más consideraciones.


Vemos como en muchos lugares del mundo la mujer ha de esconder por completo su anatomía, dejándonos ver solamente sus ojos, como si el origen de todos los males del mundo, radicara en el cuerpo de la mujer.


Bárbaras prácticas como la lapidación, intentan preservar el derecho de los hombres a disponer de las mujeres como propiedad privada, negándoles el derecho a disponer libremente de su vida.


Sigue siendo práctica consentida cuando no plenamente aceptada, en algunos lugares del mundo, la venta de niñas para ser prostituidas ante la impotencia de unas economías familiares que ven como una mujer sólo resulta una carga, lejos de la “productividad” que se espera de un varón.


Cientos de mujeres cada año mueren a manos de sus parejas.  Miles de mujeres sufren vejaciones físicas y psíquicas de las bestias inmundas que un día les prometieron amor sin saber, ni de lejos, lo que esa palabra significa.  


Fenómenos como el paro afectan en mucha mayor medida a mujeres que a hombres. La equiparación salarial (a igual trabajo, igual salario), está lejos de ser una realidad. A pesar de los mejores resultados académicos de la mujer, los puestos de responsabilidad en la mayoría de las empresas, siguen copados por hombres. El mobbing y el acoso en el trabajo, afecta en mayor medida a mujeres que a hombres.


En el plano doméstico, el reparto de tareas está lejos, muy lejos, de ser una realidad.

No ha pretendido ser una exposición exhaustiva, ni mucho menos. Tan sólo algunos ejemplos ilustrativos del camino tan ingente que nos queda por recorrer aún a la Humanidad hasta conseguir algo tan simple como que todos, hombres y mujeres podamos disfrutar del mismo reconocimiento, de la misma consideración, de los mismos derechos, de las mismas libertades. Cualquier paso, por pequeño que sea, que se dé en este sentido, bienvenido sea aunque se trate de “el día de…”.




Quisiera terminar permitiéndome la pequeña licencia de ofreceros un poema que dediqué a ELLA, a Toñi mi mujer, que rescato de nuevo porque quiere reflejar algo de lo expuesto.


TE SIENTO LIBRE


Te siento libre y libre te deseo.

Libre viniste a mí y libre permaneces a mi lado,

libres nos recorremos cada día

y libres con pasión, nos enredamos.

 

Libremente compartes, compartimos,

ternuras y caricias, placeres y deseos,

orgullo por las vidas que creamos,

y rabia por el hijo que perdimos.

 

Te siento libre y libre te deseo.

Penetro en tu interior para crecer contigo,

y adoro que tú crezcas a mi lado.

 

Y aunque no soportaría que me dejaras

si libre viniste a mí por tu deseo,

libre debes partir cuando presientas

que ya no puedo ser más tu compañero.

 

(Aunque sospecho que afortunadamente, atados por

nuestra libertad, viviremos juntos para siempre). 

Pepe


2 comentarios:

  1. Hola Pepe, gracias por sumarte a la convocatoria juevera, todo lo que argumentas estoy completamente de acuerdo contigo. Las mujeres y los hombres deberían tener los mismos derechos, pero esas culturas tan opresoras para la mujer nunca las he entendido. Pero es cierto que el mundo, la sociedad y sus clichés aún tienen mucho que avanzar, porque todos somos iguales independientemente del género, raza, o condición.
    Las mujeres deberían ser libres para elegir, pero hay culturas u opresores que se lo impiden.
    Ojalá el mundo cambie en todos esos aspectos.
    Un poema a la libertad lleno de fuerza que desprende grandes emociones.
    Me encanta tu aporte.
    Gracias y un abrazo

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  2. Las consideraciones primeras, duras y crueles, siguen vigentes, lamentablemente hay quienes apuestan al retroceso. Los versos del final dedicados a tu esposa, una belleza. Un abrazo, Pepe y muchas gracias por esta entrada

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