Felicitación navideña 2020

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Creación de Mónica (Neogéminis)

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31 de marzo de 2012

Haikus otoñales

Imagen obtenida de Internet

Cuando por estas latitudes la primavera apenas si ha comenzado, mis amigos del otro lado del Atlántico contemplan como las hojas de los árboles van cayendo alfombrando sus parques y jardines. A ellos y a esa estación de la que ahora disfrutan quiero dedicarles estos haikus otoñales, variaciones sobre otros publicados hace tiempo en un blog anterior.

De ocre vestidas,
van danzando en el viento
mil mariposas.


Viento de otoño,
en tu estela se aleja
La última rosa.


Lluvias de otoño,
penetráis en la tierra
creando vida.

28 de marzo de 2012

Una convocatoria literaria. Este jueves un relato "Las fiestas de mi pueblo"


MAYO CORDOBES (Re-edición revisada)



Pertenezco a una tierra, a una cultura, excesiva en sentimientos. Una tierra caliente. A un lugar, el SUR, donde desbordarse, sobrepasarse, excederse, resulta algo natural y yo diría que genético.
 
Córdoba podría ser, en su querido mes de Mayo, un claro exponente de este derroche.
 
Con los primeros olores del azahar, con las primeras flores entreabiertas después del invierno, con la ropa de abrigo  casi retornada al armario, con el mes de Abril encaminándose a su segunda mitad, Córdoba se despereza, se transforma, se despoja de la piel que lleva el resto del año, se reviste de color, de luz, de primavera y se prepara para vivir con intensidad, su Mayo, el Mayo cordobés.
 
Ese Mayo que transforma a Córdoba en vergel, que engalana las paredes de sus patios con cientos de macetas floridas, mientras ve como su fisonomía de ciudad se ve alterada por las cruces de Mayo que proliferan por sus rincones y plazas, que contempla complacida como su tranquilidad se ve gozosamente alterada por la alegría y el bullicio de las Romerías de Santo Domingo y de la Virgen de Linares, por eventos como la Cata del Vino o la Feria.
 
Un recorrido breve por la cronología de eventos en este denominado Mayo cordobés, nos lleva en primer lugar a la Romería de Santo Domingo que se celebra en el penúltimo domingo de Cuaresma. Miles de romeros suben al Santuario de Scala Coeli, una joya del Barroco Cordobés mandado edificar por San Alvaro de Córdoba en 1427 para la Reforma de la Orden Dominica en España.
 
Con posterioridad, el día 1 de Mayo tendrá lugar la batalla de las flores, batalla incruenta y festiva donde previsiblemente se arrojaran entre espectadores y carrozas participantes, decenas de miles de claveles, sirviendo como florido preámbulo a un Mayo intenso y festivo.
 
Desde el 27 de Abril al 1 de Mayo, tendrá lugar el Concurso de Cruces de Mayo. Numerosas cruces, confeccionadas con claveles y adornadas de forma profusa con macetas, rejas, guitarras, mantillas, se distribuyen por todos los rincones y plazas de la ciudad.
 
Vestigio de una forma de religiosidad antigua y que sigue teniendo vigencia en muchos rincones de nuestra geografía, despojada ya del sentido religioso de antaño. Son visitadas durante todo el día pero principalmente de noche ya que, próximo a la cruz, siempre existe una barra donde tapear y música por sevillanas.
 
El día 6 de Mayo tendrá lugar la Romería al Santuario de Ntra. Sra. De Linares, fundado por S, Fernando en la conquista de Córdoba.
 
Entre los días 2 y 13 de Mayo, tendrá lugar lo que para mí y para muchos cordobeses es la fiesta más singular, la más entrañable, distinta y única del Mayo Cordobés. Entre esas fechas se celebra el Festival y Concurso de los Patios Cordobeses y el Concurso de Rejas y Balcones. 
Imagen obtenida de Internet

Imagen regalo de mi amiga Amalia
 
Durante esos días, decenas de patios cordobeses abren sus puertas, en un derroche de hospitalidad por parte de sus propietarios, orgullosos de exhibir su belleza singular, al visitante que recala en nuestra ciudad por esas fechas. Cientos de macetas adornan sus paredes, cultivadas, mimadas, queridas, amadas durante todo el año, para disfrute de sus habitantes, de avanzada edad en muchas ocasiones, que se sienten honrados simplemente con el reconocimiento de las personas que los visitan.

Como colofón de esta maratón de acontecimientos, nos espera la Feria de Nuestra Señora de la Salud en las postrimerías de Mayo. Este año, del 19 al 26 de Mayo.
 
La feria de Córdoba podría ser una más de las ferias que en Andalucía tienen lugar, si no fuera por su carácter marcadamente abierto que la distingue. La hospitalidad para todo el mundo es su seña de identidad más destacada.
 
En nuestra feria no existen recintos cerrados a cal y canto. Todas las casetas tienen la obligación de ser abiertas a todo aquel que quiera visitarlas. Es condición indispensable para contar con el permiso pertinente. Así, el visitante se siente cordialmente acogido. En nuestra feria, nadie absolutamente nadie, es extraño.
 
Me he extendido, lo sé y pido perdón por ello. Pero la pasión me puede. No quería dejar pasar la ocasión para mostraros un poco más mi tierra. Si teneis oportunidad alguna vez, veniros a Córdoba en Mayo en la seguridad de que vuestra estancia en mi ciudad, por esas fechas no os defraudará. 

Más amigos con ganas de festejos en el blog de Manu
 
 

22 de marzo de 2012

Convocatoria literaria. Este jueves un relato. "Déjà vu".

Tenía la extraña sensación de que las calles por las que transitaba, le resultaban conocidas. Era algo imposible, porque jamás, en sus 21 años de vida, había visitado Madrid. Seguro que era consecuencia de la mala noche pasada. Apenas si había dormido un par de horas malamente. El ajetreo de la formalización de matrícula, la búsqueda por internet de una vivienda cercana al campus,  los preparativos del cambio de residencia, todo había contribuido al aumento de su nerviosismo en los últimos días. 

Antes de doblar la esquina, supo que estaría allí. La estación de metro previamente intuida acabó de transformar su extrañeza en estupor y perplejidad. ¿Casualidad? Seguramente sería así, era lo racional, no dejaba de repetirse una y otra vez en un intento por desalojar de su mente aquellos pensamientos mientras llegaba a la dirección de la pensión donde viviría los próximos cinco años como mínimo, hasta completar los estudios de Antropología Social que  ahora comenzaba. 

La había  encontrado por Internet. Era asequible para su economía y, lo que es más importante, en los foros de estudiantes gozaba de una estimable valoración. Trato agradable, ambiente familiar, tranquilidad y cercanía al campus. No tuvo tiempo de comprobarlo. Tantas emociones para un solo día, acabaron con su resistencia, así que sin deshacer siquiera la maleta, vestido como estaba, bastaron unos pocos minutos para quedar profundamente dormido. 

Se levantó hambriento. Directamente encaminó sus pasos hacia el comedor para acabar preguntándose con el miedo en el cuerpo, como sabía el emplazamiento de este si nunca antes estuvo allí, ni nadie le enseñó la casa más allá de la habitación que le habían alquilado. Salió a la calle sin tan siquiera desayunar, deseando que terminara lo que amenazaba con convertirse en una pesadilla. 

Aún le quedaba lo peor. Vio como un joven distraído atravesaba la calle mientras un coche se acercaba rápidamente. Le gritó para que reaccionara pero fue inútil. Tan inútil como su grito, pues después de proferirlo tuvo que bajar la vista avergonzado y continuar su camino ante la sorpresa de las numerosas personas que se encontraban próximas a él. Había sufrido una alucinación. 

Comenzó a sospechar que tal cúmulo de anomalías tenía que tener una razón. Entró en internet buscando posibles muertes por accidente de tráfico en aquella calle. No le fue fácil, pero allí estaba. Hace 21 años, un día antes de su nacimiento, un estudiante de Antropología Social, había muerto atropellado. ¿Qué significado podía tener todo aquello?.

Un libro, cogido al azar en la pequeña biblioteca de la pensión, le dio la clave al leerlo, al tiempo que le devolvía la tranquilidad perdida. Su título: Muchas vidas, muchos maestros. Su autor, Brian Weiss, su argumento, el convencimiento de que no nos vamos definitivamente, que vivimos otras vidas, mientras no se completa totalmente el camino de perfección personal que nos ha puesto aquí, en la Tierra. Esa noche, finalmente, pudo dormir tranquilo con el convencimiento de que los extraños fenómenos habían terminado para el.
Más historias inquietantes en el blog de Carmen


18 de marzo de 2012

Os ruego no abrais mensajes que lleguen a  vuestros correos procedentes de mí. He abierto un correo que procedía (aparentemente) de uno de los blogueros amigos y automáticamente se ha replicado a todos vosotros. Mandarlo directamente a la papelera, por favor.
El asunto es una frase corta que parece amigable: HOLA ó PARA TI ó COMO VA.
Disculpad las molestias.
Un abrazo.

14 de marzo de 2012

Convocatoria literaria. ESTE JUEVES UN RELATO: "EL CINE, desde dentro o fuera de la pantalla".

Como en otras muchas facetas, soy consciente de mi escasa cultura cinematográfica. No puedo decir que no sea aficionado al cine, que lo soy, pero se me escapan los conceptos, los códigos que rigen el lenguaje del cinema cuyo conocimiento facilita la comprensión de todos los elementos que constituyen la esencia del producto último. La película. 

El cine, como cualquier expresión artística, persigue provocar emociones. El terror, el valor, el miedo, el llanto, la alegría, la ternura, el amor, las percibimos con más o menos intensidad gracias al trabajo conjunto de directores, actores, cámaras, etc. que con su labor han hecho posible que el cine sea llamado con justicia el séptimo arte. Es en ese terreno de las emociones donde se ha movido siempre mi acercamiento al cine.
  
Esta afición al cine se inició hace ya muchos años en los cines de verano. Los recuerdo con nostalgia. En los años sesenta en Córdoba había más de treinta. Ahora apenas si quedan dos o tres. Las grandes temperaturas de mi ciudad, unidas a la falta de medios con los que combatir los rigores veraniegos, a la ausencia de otro tipo de diversiones y a sus precios populares, contribuyeron sin duda alguna a su proliferación.

Espacios al aire libre, cercados en unas ocasiones por tapias y en otras por las fachadas de las casas colindantes.  Naturalmente, existían también grandes salas cerradas pero el precio de estas era prohibitivo para las penurias de la época.  Elemento esencial lo constituía el ambigú, pequeña barra en la que se vendían bebidas, pipas, altramuces, chufas, etc. Las sillas eran de madera con los asientos de anea. Apiladas a la entrada, cada espectador recogía la suya y se sentaba donde más le apetecía.

Las películas llegaban a las pantallas de los cines de verano con dos y tres temporadas de retraso con respecto al resto de las salas comerciales. El sonido era deficiente. No solo por la falta de calidad del audio, sino por el ruido de las conversaciones de los espectadores. A menudo, la imagen aparecía rayada y no era excepcional que la cinta se quemara en aquellos vetustos proyectores. Ir al cine, en estas circunstancias, tenía más de acontecimiento social, de excusa para la convivencia, de oportunidad de mitigar un poco los rigores del verano, que de evento cultural.

A pesar de estas adversas circunstancias, las sesiones de cine de verano constituyeron el precedente que más tarde me hizo disfrutar de películas como Ciudadano Kane, El acorazado Potemkin, Casablanca, Lo que el viento se llevó, Cantando bajo la lluvia, El gran dictador, Manhattan,  y muchas otras que sería prolijo enumerar. Todas ellas constituyen un hermoso patrimonio cultural que nos pertenece a todos.
  
Disfruten con más historias cinéfilas en el blog de nuestra amiga Neogéminis   

7 de marzo de 2012

Convocatoria literaria. Este jueves un relato: "Algo sorprendente"


Era alta, elegantemente vestida, de cabello níveo perfectamente peinado. Caminaba delante de mí, apoyada en un bastón, ligeramente encorvada, lentamente y con pasos algo torpes que denotaban el esfuerzo que le suponía el caminar. Debió notar mi mirada fija en ella porque volviéndose me interpeló:

Por favor, ¿queda muy lejos el parque? .

Su rostro conservaba los rasgos de una pretérita belleza que no había conseguido borrar totalmente el paso de los años. Con gentileza, me ofrecí a acompañarla. Llegamos al parque y juntos dimos de comer a las palomas. Después de largo rato sentados en un banco, tomando el sol y conversando como dos personas que se ven por vez primera y sienten empatía mutua, le cogí la mano, le acaricié el brazo y no puso ningún impedimento. La besé tiernamente y con una expresión sonriente, mezcla de extrañeza y complacencia, ruborizada, me devolvió el beso.

Anochecía. Comenzaba a refrescar la tarde y le sugerí que era tiempo de regresar. Me ofrecí para acompañarla a su casa que quedaba algo lejos del parque.  Al llegar  subimos y ella, cansada por el largo paseo, se encaminó al dormitorio mientras yo me acomodaba en el sofá evocando momentos mucho más felices, esperando a que la venciera el sueño para acostarme a su lado y dormir también, abrazado a mi esposa, como siempre.

Más sorprendentes historias en el blog de Any