Felicitación navideña 2020

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Creación de Mónica (Neogéminis)

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30 de mayo de 2012

Una convocatoria literaria. Este jueves un relato. "En la quietud de la noche"



Llega la noche y con su llegada se aquietan los acelerados latidos del  monstruo de metal y hormigón. Se relaja el corazón de la ciudad, ralentiza su pulso tornándolo tenue, apenas perceptible. Se despeja la maraña, la niebla urbana con que la urbe nos atrapa y nos envuelve.

El silencio de la ciudad que normalmente nos sumerge en un sueño reparador, a veces consigue hacer más evidente el clamor propio, permite que se escuchen nítidos y sin interferencias los latidos de nuestro corazón, que afloren las sensaciones del alma relegadas a un segundo plano por la presurosa tarea de vivir, que las atenúa y adormece.

Amo la noche. Ella es cómplice y aliada en momentos de amor y confidencias, de ensoñación y de lirismo, de intimidad y calma. Su llegada nos permite cada día, tener al fin la casa sosegada.

Sin embargo hay ocasiones en que la quietud de la noche nos atormenta permitiéndonos oir con claridad los crujidos de nuestra estructura emocional desencajada. Lamentos que nos angustian y desvelan mientras nos invitan al análisis reflexivo sobre las causas de su posible deterioro.

Son esos momentos los que intenté reflejar en este poema publicado hace tiempo y que reedito hoy para vosotros.



PUZZLE

En el íntimo y solitario
silencio de la noche,
cuando el ruidoso monstruo
de metal y hormigón
relaja su latido,
a veces,
tan sólo algunas veces,
penetro temeroso
donde reside el alma,
en otro vano intento
de recomponer
el complicado puzzle,
las piezas que no encajan
de mí mismo.

 Pepe

Más situaciones provocadas por la quietud de la noche en el blog de Neogéminis


24 de mayo de 2012

Una convocatoria literaria. Este jueves un relato. REPLICANTES


Año 2500. La fábrica de clones, réplicas exactas en su apariencia a los seres humanos que los fabrican, está a pleno rendimiento. Hace ya mucho tiempo que la preocupante disminución de la natalidad ha obligado a perfeccionar las técnicas para la obtención  de replicantes. La escasez de mano de obra ha hecho que sean imprescindibles como fuerza de trabajo de bajo costo en todos los procesos productivos. 

La similitud es asombrosa. Distinguir a un replicante de un humano, es muy difícil. Pelo, piel, órganos, fluido rojo y espeso imposible de distinguir de la sangre humana, voz, gestos, ademanes, todo incide en que esa semejanza dificulte su identificación. Tal vez sólo se puedan distinguir porque sus circuitos neuronales están diseñados para estar al servicio de los seres humanos,  obedecerles y para ser incapaces de causarles  algún daño. 

En el transcurso de tamaña revolución tecnológica que ha durado siglos, el hombre ha ido adaptándose a la misma dejando por el camino las cualidades que en las antiguas culturas distinguían a los de su especie. La capacidad de sentir emociones ya no existe en su robotizada escala de valores. Se ha vuelto insensible y frío, Ha hecho desaparecer de su herencia genética, los procesos que antaño le llevaban a experimentar todo tipo de sentimientos. Tal vez sea esa la más importante diferencia con respecto a los replicantes. Estos, por un capricho de sus diseñadores, aunque no han sido programados para emociones negativas, sí que lo han sido para reir, alegrarse,  ser solidarios o amar.

No falta mucho, apenas nada,  para que se invierta el signo de la Historia y sean los replicantes, los únicos que a diferencia de sus creadores sean capaces de experimentar sentimientos positivos y por tanto, los que asuman la responsabilidad de perpetuar la existencia de vida sobre el Planeta Tierra, dirigiendo y controlando la actividad humana.
Más réplicas y contraréplicas en lo de Gustavo

17 de mayo de 2012

Una convocatoria literaria. Este jueves un relato. "Pacto con el diablo"


Aquel banquero fue desgranando las pautas de su progresión social en el Aula Magna después de que fuera investido Doctor Honoris Causa.

Lo escuchaba con una mezcla de envidia y admiración. Vendería su alma al diablo por lograr ser también un triunfador en los negocios.

Terminados sus estudios, progresó vertiginosamente. Tráfico de influencias, corrupción, especulación, operaciones ilegales, fueron algunas de las causas de su encumbramiento social. 

Era su momento. Estaba siendo investido Doctor Honoris Causa por el viejo banquero al que admiraba.
Mientras le ponía el birrete, le susurró:

- Mañana me entregarás tu alma. Soy el diablo.

- Yo nunca firmé contigo contrato alguno.

- No fue necesario. Fue mía desde que te mostré un camino y lo seguiste. Mañana, te reunirás conmigo en los infiernos.

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125 palabritas nada más, Gustavo. He tenido que reprimir mi verborrea, Ufff.

Más pactos diabólicos en la infernal casa del amigo Gustavo

15 de mayo de 2012

Mi grito tiene voz


Las manifestaciones en Madrid, con motivo del aniversario del nacimiento del movimiento 15M, han dejado algunas imágenes de actuaciones policiales que llaman a la reflexión.

Hemos tenido que contemplar como a una chica que al parecer, simplemente pasaba por allí, se la ha retenido contra una pared durante más de cuatro interminables minutos, sin que hiciera el más mínimo ademán de resistirse, y esa retención y la actitud del agente de la ley, han sido cuanto menos, altamente sospechosa y denigrante para la persona retenida.

Sin embargo, ha sido otra imagen la que más me ha impactado. Una chica sujeta por dos policías que la llevaban en volandas y el diálogo entre ellos:

Chica: ¿Porque me sujetais, joder? estoy luchando por la libertad, ¿Porqué luchais vosotros?
Policia: Por nuestro pan
Chica: ¿Y cuando no haya pan?.

Es un dialogo corto, un hecho más de muchos parecidos, pero creo que refleja perfectamente bien cuales son las posiciones de unos y otros.

La contemplación de estos y otros hechos similares, es lo que me lleva a dejaros este poema que aunque no es nada bueno, me sale de una forma visceral y desde el corazón.


De nuevo frente a  frente.
Con opuestos discursos,
con distintos recursos,
enfrentados inevitablemente.

venciendo mis temores, bien seguro,
con tan solo la  voz como herramienta,
gritaré toda la rabia que alimenta
mi tenebrosa falta de futuro.

Tu,  como un robot por otros dirigido,
con la placa escondida, resguardado
con casco y con escudo, bien armado,
reprimes mi orgullo malherido.

Defiendes privilegios usurpados,
Tornas del blanco al negro  a la paloma
disparas represión, balas de goma
mientras dejas mis huesos lastimados.

Siempre tendré  no obstante, de por vida,
un camino distinto que ofrecerte
para recuperar tu dignidad perdida,
cuando mañana estemos de nuevo, frente a frente.

Pepe





9 de mayo de 2012

Una convocatoria literaria. Este jueves un relato. Érase una vez



La mañana estaba radiante. Bajo la sombra del viejo y frondoso limonero, agradecido por la agradable brisa que hacía más soportable la inclemencia de un sol de justicia, ensimismado, se afanaba en dar forma y contenido, desarrollo y adecuada moraleja al cuento que hoy desgranaría para su nieto que en este momento correteaba por el jardín. Era el momento más agradable del día. Aquel en que como en un mágico ritual ambos, pequeño oyente y anciano narrador, se entregaban a vivir las historias y emociones construidas diariamente para tal ocasión.

Un angustioso piar lo devolvió a la realidad. Dos gorriones se afanaban en intentar mover con sus picos un pequeño bulto en el suelo mientras su nieto gritaba:

-¡ Abuelo, abuelo, es un gorrión pequeñito que se ha caído de un nido!.

El abuelo, contrariando los deseos del niño que quería quedárselo a toda costa, buscó una escalera, se encaramó al árbol del que había caído y lo devolvió al nido con sus padres, mientras le hacía reflexionar que no es bueno privar de libertad a quien ha nacido libre ni arrancar a unos padres la vida de un hijo.

Instantes después, recuperadas la calma y el sosiego, comenzó su narración:

-Cuando yo era pequeño como tú, fui monaguillo en la Iglesia de San Rafael Arcángel ,  Custodio de Córdoba. No recuerdo bien como llegué a serlo, pero si recuerdo que me hacía feliz. Me gustaba  ayudar en los oficios religiosos, pero sobre todas las cosas, me gustaba tocar las campanas. Para voltearlas en las grandes solemnidades, no tenía fuerzas, pero disfrutaba contemplando a Paco, sacristán y campanero, haciéndolo.

Siempre subía con él al campanario y le ayudaba a  engrasar los ejes que anclaban el yugo de la campana a las paredes laterales, sosteniéndolas y facilitando su volteo. 

En cierta ocasión, en el suelo del campanario, un halcón con el ala derecha rota, pugnaba inútilmente por levantar el vuelo. Me acerqué a él temeroso y para mi sorpresa, se dejó acariciar.  Desde ese instante, diariamente subía al campanario para alimentarlo con pequeños trozos de carne y para curar su quebrada ala. Poco a poco fue cogiendo fortaleza hasta que, recobrada completamente su capacidad de volar, levantó majestuoso el vuelo y no tuvo más necesidad de mis cuidados.

Sin embargo, seguí subiendo cada día al campanario y él cada día abandonaba por unos instantes sus dominios celestiales para venir a posarse durante breves instantes en mi pequeño brazo extendido. 

Un descuido fatal hizo que un día, mientras Paco el campanero volteaba la mayor de las campanas,” La Gorda”, pues ese era su bien merecido nombre, el puño de mi camisa quedara enganchado por el botón al yugo de la misma. Mi pequeño cuerpo se elevó con ella y hubiera acabado estampado contra el suelo de la plaza si mi amigo, siempre ojo avizor, no interviene a tiempo arrancando con su poderoso pico, el botón que me trababa.
  
Fue la última vez que lo ví. Muchas veces he pensado que se quedó cerca de mí por fidelidad, para devolverme el favor que un día le presté. Ese día vió llegado el momento de recuperar los horizontes de libertad a los que voluntariamente había renunciado por mí, esa misma libertad que hoy no hemos querido arrebatarle a tu pequeño gorrión.

Mas cuentos y cuentistas en el blog del amigo  José Vicente.




7 de mayo de 2012

Des-anudando




Desanudando mi existencia,
torna  a enhebrarme,
con menos trabas,
                                                    la vida.
Vuelve a hilvanar
con artesano oficio,
mis olvidadas  ganas de vivir.
Pepe


2 de mayo de 2012

Una convocatoria literaria. Este jueves un relato: "LA VIDA…EN UN CASTILLO MEDIEVAL"


Una de las más denigrantes e indignas manifestaciones del vasallaje debido por el siervo al  señor era, sin ningún género de dudas, el llamado derecho de pernada. El “ius prima noctae" o Derecho de la primera noche, también llamado "droit de seigneur" : Derecho señorial.

No se ha encontrado legislación escrita que refrende ese derecho. No obstante, si ha quedado constancia legislativa prohibiendo  prácticas tan aberrantes, lo cual nos lleva al convencimiento de que las mismas constituían algo usual y acostumbrado, consecuencia de la posición de poder e impunidad  de la nobleza con respecto a sus vasallos, así como la nula representatividad social de estos.

Ya en la segunda mitad del siglo XIII, durante el reinado de Alfonso X se promulgan leyes contra la violación, castigando de una forma expresa ese ius prima noctae cuando penaliza con quinientos sueldos a pagar cuando “algún hombre deshonre a la novia en el día de su boda” siendo bastante improbable que ningún hombre sin un más que notable ascendiente sobre los novios pudiera perpetrar tal delito. Esta ley constituye una  prueba más que suficiente de la existencia de esa práctica.

Otro indicio de lo usual de esta conducta lo encontramos en el Código de las VII Partidas, (I, 5, 35), cuando dice: El clérigo que cometa pecado de fornicio con una casada y virgen, séale retirado el oficio y el beneficio”. Está admitiendo la existencia de representantes de la Curia con oficio, es decir, ejerciendo y con beneficio lo cual implica un cierto status dentro de la jerarquía eclesiástica, proclives a estos comportamientos.

Con las leyes en contra, ese reconocimiento explicito de una situación refrendada por el uso y la costumbre, pasa a ser un hecho clandestino pero de conocimiento público y notorio ante el que mujeres y vasallos callan por miedo al poderoso.

La rebeldía del campesinado, la extensión de prácticas de abuso sexual no sólo por parte de los señores feudales sino de sus tropas y del clero, así como la aparición paulatina de una clase media cada vez más influyente, acaban rompiendo ese temor, ese silencio complice,  en una clara confrontación contra la práctica de ese derecho de pernada, pese a lo cual, de una forma en ocasiones simbólica, persistió hasta las postrimerías de la Baja Edad Media, como demuestra la Sentencia Arbitral de Guadalupe, dictada por Fernando II de Aragón en Abril de 1486 en la cual podemos leer:

“ni tampoco puedan [los señores] la primera noche quel  pages prende mujer dormir con ella o en señal de senyoria la noche de las bodas de que la mujer sera echada en la cama pasar encima de aquella sobre la dicha mujer". 

Dos son los atentados contra la dignidad de la mujer que se desprenden del anterior párrafo:
Por una lado la expresión “prende mujer” , es decir, priva de libertad, que deja a las claras el papel de sumisión que para la mujer constituía el matrimonio.  Por otro, también la sumisión en este caso doble, del payés hacia el señor y de la mujer a ambos, en ese “pasar encima de aquella sobre la dicha mujer”, acto simbólico que deja patente la autoridad , el poder del señor sobre sus siervos.

Esta es, a muy grandes rasgos por mor de la exigida brevedad, la historia de una ignominia. La violencia contra la integridad y dignidad de la mujer  ha existido siempre. El derecho de pernada no es sino una manifestación más de esa violencia que para vergüenza nuestra sigue estando plenamente vigente.

Más historias medievales en el blog de Teresa

Aprovecho para recordaros que está próximo el III Encuentro Bloguero en Córdoba. Animaros a participar. Más detalle en III Encuentro Bloguero