No entendía nada. Sólo sabía que ya no gozaba
de los mimos y caricias, de los continuos cuidados del niño que fuera hasta hace un mes su
compañero inseparable de juegos. Aquel día ya lejano, la desesperación y el
llanto se reflejaba en los rostros de toda la familia. El rostro del niño sin
embargo, carecía de expresión. Yacía inerte en el interior de una caja, la
misma caja que más tarde depositaron al pie del magnolio del jardín, un metro
bajo tierra.
Desde entonces, no había vuelto a verlo.
Obsesionado, se había olvidado de jugar, tambien de comer. Se pasaba el día, preso de una enorme curiosidad por entender su
ausencia, arañando la tierra, esa tierra donde vió desaparecer el cuerpo de su
amigo. ¿Acaso se había olvidado de él? ¿Volvería alguna vez a verlo?. ¿Con quien jugaría ahora?.
Noche cerrada. Desde su atalaya, encaramado
al tejado, sus ojos de gato acostumbrados a la oscuridad vigilaban, como todas
las noches, el sitio donde su amigo
descansaba, con la esperanza de verlo aparecer. De repente, una extraña
fosforescencia que emergía de la tierra, de esa tierra, excitó su curiosidad hasta
el punto de acercarse venciendo sus temores.
Tal vez debió haber ignorado su natural
curiosidad. De la tierra surgieron dos manos que atenazaron su garganta. Al día
siguiente, lo encontraron muerto. En su garganta, surcos sanguinolentos que
terminaban allí donde sus pequeñas garras gatunas se hundían en la carne. Un centímetro más abajo, una marca rojiza, como
si un dogal se hubiera ceñido a su garganta hasta asfixiarlo.
Lo enterraron junto a su compañero de juegos.
A veces, en las noches cerradas, dos pequeñas fosforescencias iluminan el
tronco del magnolio mientras de fondo se escuchan maullidos y risas infantiles.
Mas curiosas historias en el blog de nuestra amiga Tere
Impactante, de un final insospechado, un planteo interesante y atrapante (me queda algún magullón, pero pude escapar...)
ResponderEliminarBesos y buen "jueves".
Uuuuuuuh, qué pánico!!!! Menos mal que es de día!!! Coñe, Pepe, menudo susto.
ResponderEliminarTodavía me acuerdo de una noche que vi dos cosas brillantes que me miraban cuando yo conducía, sola en el coche... brrrr, esas cosas eran los dos apliques de esos que hay en la barra metálica que colocan donde hay peligro de caerse el coche. Era un barranco ¡¡¡CON DOS OJOS!!!! Mira que tengo yo una fantasía... :))))
Beso a los dos.
Literalmente, si señor, la curiosidad mató al gato. Macabra dependencia del amigo que pone los pelos de puntaaaaaa.
ResponderEliminarUn beso
Joooo! Fuerte tu curiosidad! entre la peli de el orfanato que vi ayer y tu relato no gana una para sustos!!!
ResponderEliminarPero a mí me encantan estos relatos...
Gracias por estar este jueves.
Un beso, amigo
Oye que miedo, aquí si que el pobre gato quedó petrificado, pobrecito. Suspense hasta el final
ResponderEliminarUn abrazo
Jesús por Dios Pepe!!!!! esta noche veo gatos, manos que agarran, luces fosforescentes...anda que voy yo a ser curiosa.
ResponderEliminarBesos muy asustadizos.
El amor en vida se continua en la muerte. Buen trabajo
ResponderEliminarPepe, menos mal que te leí pronto, si te leo más tarde no pego ojo, y estas noches con calor, lo que me faltaba era sentir un gato maullar, me acordaré de ti, eso seguro. Pero está claro que si me acuerdo es porque el cuento te sobrecoge, y te asusta, vaya que sí. Besitos dobles.
ResponderEliminarSe me erizó hasta el último pelito! La curiosidad fue el broche final y empuje de este relato que tiene una buena dosis de misterio y un dejo de ternura... a pesar del desenlace. Juntos moran aquellos compañeros de juegos.
ResponderEliminarUn beso al vuelo:
Gaby*
Pobre gato :-(. Bueno, al menos el niño ya no está sólo.
ResponderEliminarMe gustó tu relato, es curioso. No me acostumbro a tus nuevas formas de escribir, te renuevas y eso es siempre posistivo.
Me voy a mi tierra, así que quizá esté sin escribir o visitarte, pero lo haré en cuanto tenga oportunidad y los musos me acompañen.
Un beso
del
Aire
A este gato lo mató el amor, la añoranza,la fidelidad. No pudo olvidar a su compañero. Me ha dado pena del niño y del gato. Me alegra que ahora jueguen juntos.
ResponderEliminarUn beso.
Fuerte relato, pero muy logrado ese final, que realmente me impacto.
ResponderEliminarCompañeros inseparables, eso si.
Un abrazo.
ayyyyyyyy Pepe! que te vengo a leer justo antes de irme a dormir!...uff! qué miedito!...todo un relato de terror nos has dejado!...y aclarando de paso qué fue lo que mató al gato! jejejee
ResponderEliminarQue escalofríos!!Muy bueno siiii!!me encantó Pepe!!!Me ha emocionado!!Más que nada porque yo tengo un gatito que adoro y el me adora a mi..besos!!
ResponderEliminarRealmente escalofriante!!! Quién terminó siendo el gato? Pobre criatura, aunque estén jugando juntos, de nuevo, es toda una tragedia.
ResponderEliminarSaludos Pepe!!
Hola Pepe, un gusto. Muy buena "vuelta de tuerca" la que generas en el relato... cuando el lector ya está conmovido con la muerte del niño y la tristeza del gato, cuando casi se ve a aparecer al niño espectral para jugar con el amimalito... toda la imagen se transforma en un cuento de terror. Un juego acertado con las emociones del lector.
ResponderEliminarTe dejomi saludo fraterno desde el confín austral!
Qué increible! en ningún momento sospeché el final y en general, toda la trama. El solo hecho de que un niño muera es ya una tragedia y, a esto hay que añadir cómo su mascota le echaba de menos. Me gustó mucho Pepe, está muy bien narrado.
ResponderEliminarUn abrazo
Estremecedor, desde el inicio ya me resultó atrapante y fuerte, será porque siempre que hay una figura infantil en este tipo de relatos me pongo más sensible.
ResponderEliminarEl final me dejó sin palabras, excelente!!!
Un abrazo enorme.
Increible y sorprendentemente terrible el relato. Realmente encoge el corazón. Un relato con un desarrollo y un final tremendamente inesperado pero muy bueno. Magnífico Pepe.
ResponderEliminarUn abrazo
Estoy seguro que si pudieran elegir, eligirian irse con sus pequeños amos antes de quedarse solos aquí.
ResponderEliminarEmotivo relato
Un abrazo
vaya que relato y final aterrador me sorprendio demasiado
ResponderEliminar¡Vaya! eso si que es literalmente: la curiosidad mató al gato!, supongo que al final ganaron ambos, inquietante y sorpresivo final!
ResponderEliminarTe mando un abrazo
Pol Diox, Pepe!, mira que me dan grimita los gatos...
ResponderEliminarMe has dejado impactada, desde el principio al fin me he quedado enganchada a tus letras, el gato eligió... y ellos siguen jugando.
Besos
Hola Pepe,amiguco:
ResponderEliminarHe entrado esta noche a haceros una visita,pero sigo sin estar por estos lares .Un dia cualquiera vuelvo con muchas ganas,pero por ahora, descanso.
Me encanta ver cómo estáis todos,y al leeros...esbozo una sonrisa enorme de cercanía.
Besucos inmensos
Gó