Momentos convulsos. Vividos con una extraordinaria intensidad, sin concesiones al descanso, sin tiempo para la distracción, entre entrecortados jadeos, en ese pequeño y a la vez cónmplice campo de batalla que es la cama.
Momentos apasionados, pletóricos, expectantes, momentos con el sudor como testigo del empeño de dos cuerpos en tensión por buscar la culminación deseada, el instante final, único, mágico, irrenunciable e irrepetible. Ese segundo eterno, pleno, en que el insoportable dolor y la tensión acumulada se desvanecen para ambos, recompensando su titánico esfuerzo. Momento del parto en que una nueva vida emerge, como un milagro prodigioso, desde el vientre materno.
Mas segundos eternos, los podreis encontrar en el blog de nuestra amiga: Cecy
Mas segundos eternos, los podreis encontrar en el blog de nuestra amiga: Cecy
Wooommmm !!!!
ResponderEliminarmaravilloso, majestuoso y bendecido momento...
Pepe, también yo pensé que ese segundo del nacimiento de un ser es el más intenso, el que podríamos llamar eterno, luego mi inspiración quiso ir por otro camino y ya sabes que es la que manda.
ResponderEliminarHas llevado muy bien la narración porque nos haces creer otra cosa.
Un beso para ti y para tu musa.
Leonor
Ambos momentos son únicos.
ResponderEliminarTu y Medea han acordado en este segundo eterno. Si, lo es, después de tanta espera, lucha e intenso dolor, llega la vida que te acaricia de nuevo, y dichosas madres que en nuestros brazos hemos podido disfrutar el milagro de un nuevo ser, es un gran segundo de eternidad.
ResponderEliminarGracias Pepe, por acompañar estos segundos y en este caso, tan único y sublime.
Un beso:)
Parece que empieza encargando el niño, y después de un punto nace. ¡Qué vida más rápida! Un abrazo.
ResponderEliminarMi intención era embarcaros en la aventura del encargo, cuando en realidad estaba describiendo el proceso del parto con dos protagonistas, madre e hijo empeñados en la tarea de parir y nacer respectivamente.
EliminarUn abrazo.
Me has engañado Pepe! Bueno, debo decir, me has despistado! El comienzo lleva a creer que es el acto de amor hacia la concepción (y en definitiva puede serlo igualmente, implícito de alguna manera) derivando al acto de amor del nacimiento y todo el esfuerzo que conlleva. Ambas acciones, tienen su premio en definitiva: la vida! Y para toda madre/padre, se trata de los instantes que más uno registra dentro de los parámetros de lo que quisiéramos fuera eterno por la felicidad que encierran. Muy bueno!
ResponderEliminarBesos y lindo jueves!
Gaby*
Son momentos duros (físicamente) de los mejores que una mujer puede vivir, como es traer una nueva vida a este mundo.
ResponderEliminarBss.
no sé, pepe, me persigue desde ayer y por causa de una lectura en la que ando embebido y por causa vuestra que os ha dado por hablar del parto...no sé, eres el primer hombre que habla de ello...eres el primer varón-escritor-compañero que habla de ello..en mis lecturas, claro..y yo sigo preguntándome si nosotros los varones podemos tan sólo atisbar ese momento mágico...
ResponderEliminarmedio beso.
Pues veras, Gus: Parir, lo que se dice parir, como que no. Juro que yo no he parido. Pero.... he asistido a un parto y además, Toñi me ha contado las sensaciones que ha sentido en los cuatro que ha sufrido o gozado, según se mire. Así, que aunque sea de oidas, alguna noticia me ha llegado.
ResponderEliminarAh, medio beso mío un uno entero de Toñi.
Es para aplaudir el que hayas sido capaz de ponerte en la piel de quien alumbra una nueva vida. Instante único, como únicos los instantes del intento.
ResponderEliminarUn abrazo
Un suspiro para vivir un fragmento y otro suspiro para seguir una eternidad...
ResponderEliminarQué emocionante, Pepe. Vital y nostálgico.
Un beso a los dos de los cuatro, total ocho!
Hola Pepe,
ResponderEliminarMe pongo en la larga cola de los que te felicitan por escoger entre todas las posibilidades esos dos momentos felices, extraordinarios siempre.
El primero por describirlo como lo haces, y el segundo por inesperado en relato de "varón". No me extraña que recoja tanta satisfacción por parte de las lectoras...
Bien por la tensión y la emoción que desprenden las palabras escogidas.
Un abrazo
Sani
Pepe te doy las gracias por este bello homenaje que brindas a la mujer, en estos instantes tan decisivos para los dos....mama e hijo.
ResponderEliminarTus palabras tan delicadamente usadas, y con tanto cariño, hacen de tu relato algo supremo.
Besos querido amigo.
Momento desde luego mágico y eterno el del nacimiento de un hijo. celebro que tú, un varón hayas escogido ese momento, y por eso te doy las gracias.
ResponderEliminarUn abrazo
Qué bonito,me has puesto la carne de gallina!Un momento único e incomparable pero el más maravilloso del mundo, yo lo he vivido dos veces y es lo mejor que me ha pasado en la vida.
ResponderEliminarUn beso!
Pues me gusta este punto de vista, este segundo tambien contado, porque Pepe es así tan como lo cuentas, es el placer más intenso que uno pueda imaginar.
ResponderEliminarAl principio engañas un poquito jejeje.
Un abrazo.
Pues nunca he vivido ese segundo, la primera vez estaba a 200 km direccion al parto. La segunda a algo más de 100 y el tercero en la sala de espera.
ResponderEliminarPero imagino y siento la magia de ese momento que tan bien cuentas.
Un abrazo, amigo.
Momentos imprescindibles y a la vez, fundamentales para comunicarse con la otra persona, establecer un lazo único y, crear una vida que depende esas dos personas... se puede pedir algo más? :)
ResponderEliminarMe gustaron tus palabras.
un abrazo
Nos muestras querido Pepe el lado desde el cual un hombre vive este momento, lleno de ternura, la comunión de la pareja a la espera de ese hijo. Manuel también lo vivió a mi lado a punto de desmoronarse ante las o pocas complicaciones que presentó ese primer parto pero con la emoción indescriptible cuando por fin escucho el llanto de su hija.
ResponderEliminarEnhorabuena por esa sensibilidad que muestras ante el milagro de la vida y que tan bien nos describes.
Un beso grande también para esa heroína que alumbro cuatro veces.
has sintetizado fantásticamente dos eternos segundos que marcan definitivamente una vida.
ResponderEliminarUn abrazo
Al principio me perdí, no imagine que era un parto, jeje. Como tú bien dices después del dolor y el esfuerzo, todo se desvanece,cuando ves a tu hijo.
ResponderEliminarUn abrazo
Lola
Todo me parece doble en tu relato: la unión (de cuerpos y de células) del principio del relato y la división (desgarradora a la vez que inmensamente feliz)del final.
ResponderEliminarOs felicito a ambos a ti por el relato y a ella (doblemente, y más) por los cuatro partos :)
Abrazos!
Segundo vital, narrado con una fuerza cómplice y
ResponderEliminarapasionada.
No podría ser de otra manera viniendo de tu mano.
Abrazos
Parece que ese momento es compartido en este jueves. Momento muy bien calificado por tu parte y que comparte de principio a fin.
ResponderEliminarUn beso
Tus letras están escribiendo en renglones torcidos últimamente... jajaj nos despitas con el comienzo y nos cambias la dirección a mitad de camino. Muy bueno Pepe, sobre todo por el segundo que sublimas: un momento de milagro y eternidad!!!
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Y es el segundo más intenso, más eterno y más feliz para cualquier mujer.
ResponderEliminarTu forma de decirlo fue maravillosa.
Un beso.
Oh !! realmente momentos muy intensos, segundos que quedan eternamente gravados en nuestra memoria.
ResponderEliminarMuy bueno !!
Besos
Es cierto que en una primera lectura te lleva en un principio hacia otros derroteros. Leído de nuevo, es real... como se vive, aunque me gusta esa unión que en tu texto se ha dado entre concebir y parir...
ResponderEliminarAhh, a mi se me olvidó, me queda lo bueno :)
Besos!!
què bien testimonias lo que como hombre te es ajeno!
ResponderEliminargracias! te aplaudo emocionada.
gran abrazo, Pepe.