¿Alguna vez habeis llorado de felicidad?. Yo sí. Llamadme sensiblero si quereis. Confieso humildemente que soy de lágrima fácil. Innumerables son los momentos que me han hecho feliz pellizcándome el alma, estremeciéndome, encogiéndome el corazón y dilatándome el lagrimal. He llorado ante noticias satisfactorias para la gente que quiero, ante la belleza de un cuadro, ante la sublime expresividad sonora de la música, ante el genio creador de un relato o un poema, ante la fuerza expresiva de una escultura, ante el embrujo nocturno de un espacio urbano, ante la grandiosidad de la Naturaleza. Si, he llorado de felicidad infinidad de veces. El llanto silencioso ha sido a menudo la válvula de escape necesaria para dar curso a mi emotividad.
Sin embargo, la ocasión
que mejor recuerdo, la que se me quedó grabada para siempre, fué
minúscula en su inmensidad, casi anecdótica, un instante apenas
perceptible. Una ligera presión sobre el vientre de mi esposa, desde
su interior. La divina presión de unos pies, los de mi primer hijo,
haciendose presente entre nosotros, buscando tal vez acomodo fetal en el
vientre materno que le daba vida.
Podeis encontrar más momentos felices hasta el llanto, en el blog de nuestro amigo Alfredo
Sí Señor, eso es para llorar de felicidad.
ResponderEliminarMe gustan los hombres que lloran sin ocultar sus lágrimas.¡Al fin podéis llorar y mostrar vuestra humanidad y vuestra flaqueza!
ResponderEliminarMuy precioso relato, Pepe.
Un abrazo.
Es que eso es algo maravilloso, amigo, el tener una vida dentro de ti, precioso.
ResponderEliminarUn abrazo
Los hombres que lloran no son débiles. Los hombres que lloran dan fe de que están vivos.
ResponderEliminarSi el saber que eres responsable de una vida nueva no te hace llorar, algo importante falla en tu existencia.
Muy bello relato, como siempre.
Un abrazo.
Abrazar a un hombre cuando llora llena el alma.
ResponderEliminarExquisito,
Besos
tRamos
Momento feliz y no muy comentado.
ResponderEliminarUn abrazo.
Los hombres también lloran y esa sensación es de infinita ternura.
ResponderEliminarUn beso
No todos los hombres reconocen ser sensibles, unos porque no lo son en realidad y otros por miedo a que se considere una debilidad.
ResponderEliminarMe gusta tu forma de sentir.
Un beso.
Que bien que hayas tenido tantos momentos de felicidad.
ResponderEliminarEl llanto alivia la presión, a veces del dolor, a veces de la felicidad, pero siempre es necesario.
ResponderEliminarAlgunos hombres dicen que nunca han llorado. No es verdad, puede que no hayan derramado lágrimas, pero sí quen han llorado...
Hola Pepe.El nacimento de un hijo o un nieto es motivo más que suficiente para sumirnos en un mar de lágrimias de feliidad. Un saludo muy cordial
ResponderEliminaréstas son las grandes emociones que nos dan vuelta el corazón querido Pepe! ¡un abrazo!
ResponderEliminarMe gustan los hombres sensibles. El momento que describes es sin duda maravilloso, imagina sentir dentro de ti a esa personita que se mueve...es algo indescriptible. A mi me maravillaba tumbarme en el sofá a mirarme la barriga y sentir cómo se movía mi hijo!
ResponderEliminarLa foto es preciosa!
Un beso
Claro que sí!... en ese mágico minuto uno se siente parte de la creación, protagonista privilegiado... Gracias por compartirlo
ResponderEliminar=)
Cuando sientes a tu hijo moverse dentro de ti y a tu lado está tu pareja y lo nota, es uno de los momentos más bellos que se pueden disfrutar, la conexión entre los tres es casi mágica.
ResponderEliminarMi enhorabuena por tener ese corazón tan grande como bello.
Besos para la familia querido amigo.
Esos primeros movimientos de tu hijo dentro de tu vientre son de lo más emocionantes y emotivos, son para que los papás lloren, no es para menos, es muy bonito ser sensiblero.
ResponderEliminarMuchos besos!!
Todas esas cosas y más, te pueden sacar los húmedos colores. Bienvenido el mundo de los sensibles, porque de ellos es el reino de las emociones.
ResponderEliminarAbrazos y gracias por participar.
Es bonito ver llorar a un hombre cuando es papa, no hay que avergonzarce.
ResponderEliminarEmotivo relato Pepe.
Un beso
Isa
Me recordó a aquellas pataditas que Jimena daba dentro de mi panza... sobre todo cuando sentía la voz de su papá al regresar del trabajo. Sin dudas que en esos instantes la emoción es inmensa, a él le brillaban los ojos al ver esa algarabía dentro de mi vientre al percibir su presencia, así que comprendo ese feliz momento que viviste! Lindo ha sido que compartas tu gran sensibilidad con nosotros!
ResponderEliminarBesos!
Gaby*
De los momentos emotivos y felices de la vida, has elegido uno de los mejores.
ResponderEliminarPara la madre, parir es una experiencia que perdura tanto como se olvidan los intensos dolores con que llegan al mundo nuestros hijos.
Gracias Pepe por las lágrimas de alegrías que nos regalas y por el comentario maravilloso que me has dejado en el blog, que me hizo emocionar de la misma forma!!!
besos que contagien fuerza y entusiasmo.
Yo me estoy haciendo mayor, cada vez me sale con más facilidad esa lágrima de emoción. La anécdota que cuentas, preciosa.
ResponderEliminarAbrazos, amigo.
Te entiendo amigo te entiendo a pleno....
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