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11 de junio de 2015

Este jueves un relato: UNO DE LOS SIETE PECADOS CAPITALES (LUJURIA)


Es difícil decidirse a escribir sobre uno de los pecados capitales cuando se tienen todos. Unos me ocupan más tiempo que otros, me esclavizan con más intensidad, se adueñan de mí y vivo sometido a su yugo, otros apenas si me rozan de soslayo, pero todos en algún momento, me han poseido y han conducido mis actuaciones. A pesar de reconocer mi dependencia, no tengo la conciencia de pecar cuando circunstancialmente me invade la pereza, mucho menos aún cuando mis papilas gustativas se dejan seducir por cualquier manjar, por muy humilde que este sea, convirtiendo en gula lo que debería ser frugalidad, si deseo atesorar emociones, amigos, experiencias, momentos, ¿acaso peco de avaricia?, podría desgranar uno por uno los siete pecados capitales y en todos y cada uno encontraría motivos más que sobrados para someterme a su yugo sin tener por ello mala conciencia. Sobre los demás, a años luz en el nivel de permisividad que me concedo, está el pecado de lujuria. Es más, me atrevería a decir sin ningún tipo de reparo, que no lo considero en absoluto pecado sino placer de dioses, cuando nos sometemos a sus dictados desde la libertad individual, exentos de una moral mal entendida y desde la más absoluta devoción hacia quien es capaz de despertar nuestros deseos carnales, hacia quien nos proporciona momentos de una emoción inenarrable.

Es por ello que esta semana atendiendo a la propuesta de nuestra amiga Charo, me he decantado por resaltar este pecado que no lo es, en mi modesta opinión, cuando nos somete desde la libertad soberana de sus intervinientes. Y lo hago reeditando un soneto que publiqué allá por el 2011 inspirado en la pequeña muerte, esa pérdida de conciencia o desvanecimiento que a veces experimentan algunas personas tras una experiencia sexual intensa.

LA PETITE MORT

Fluye sangre  a los cuerpos cavernosos.
Mil espasmos sacuden tu hermosura.
Erizada la piel, febril locura
de dos cuerpos unidos, sudorosos.

Los alientos se tornan jadeantes.
Los latidos, violentos, desbocados.
Temblores de LUJURIA desatados,
epilepsia sexual de dos amantes.

Al  vigoroso orgasmo le sucede,
un desmayo fugaz, pequeña muerte,
canon del paraíso al que se accede.

Abro después los ojos. Puedo verte
relajada y feliz, que el amor puede
trocar la muerte en vida, de repente.

Podeis ir al encuentro de más pecadores en el blog de nuestra amiga Charo

18 comentarios:

  1. No debería ser pecado, hay ahora otros pecados mas modernos y mas dañinos. Un abrazo

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  2. No hay pecado si busca el placer compartido y consentido
    Un abrazo

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  3. Hola Pepe; Me ha gustado como siempre, tu entrada. Eres muy bueno,amigo en tus exposiciones.El verso es de antologia. Te felicito muy cordilalmente

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  4. Buenos días, Pepe:
    Concido con tu reflexión y disfruto con tu poema.
    Un abrazo.

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  5. Desde luego que no es pecado el sentir el placer en el cuerpo de forma libre... regalo de dioses como bien has dicho Pepe y precioso poema que nos regalas... esa pequeña muerte, morir en vida para renacer en la otra persona... que bonito lo cuentas... me encantó!!
    Besines...

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  6. Me has dejado sin palabras... Me gustaba la introducción pero... ese soneto es una maravilla, precioso de verdad y delicado.

    Por supuesto que es un placer, pero antes debían pensar que el placer nos daba alas para no someternos al poder que imperaba.

    Muchos besos

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  7. Un poema muy bonito lleno de dulce lujuria.
    Un saludo

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  8. Estoy completamente de acuerdo contigo pero no lo puedo decir mejor que tú. La palabra pecado debería borrarse del diccionario. Hay cosas que moralmente están mal, pero la lujuria, siempre que sea sana, desde luego no lo está.
    El poema es una maravilla!!!
    Muchas gracias por participar Pepe
    Un beso

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  9. Alguien dijo que no existe peor pecado, que el de no cometer pecados.
    Los pecados no existen en sí, sino la intención con que uno comete los actos. A mí entender, y tal como lo explicas en tu impecable texto, la lujuria es algo bello, intenso y que merece ser vivido tantas veces como sea posible con esa persona que la provoca, siempre que en su ejercicio no se dañe a otros.
    Un abrazo enorme.

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  10. Muy bien planteada tu expsición, de principio a fin... y ese fin, tan bellamente escrito, pone cuerpo, piel y sensaciones a la lujuria. Concuerdo, cuando dos se apasionan y entregan, lo pecaminoso se esfuma en el aire.
    Besos!
    Gaby*

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  11. No, entiendo que lo tú comentas no es lujuria, en la acepción pecaminosa de ese término. Creo que es uno de los placeres más intensos que tenemos a mano los humanos.
    Creo que la lujuria que sí sería pecado es la de los hombres que no aman a las mujeres (o viceversa), como el caso de Stauss-Kahn, de actualidad hoy mismo.
    Un abrazo.

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  12. Una preciosidad de soneto...qué precisión y verbo certero...no se puede decir mejor, ni más bonito.
    Una auténtica maravilla
    Un abrazo

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  13. Absolutamente de acuerdo con que la lujuría no debería considerarse pecado. Espectacular escrito!

    Un beso.

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  14. Precioso soneto amigo Pepe. Ésa pequeña muerte es como el coma etílico después de haberte bebido por completo a la persona amada. Afortunadamente, volvemos a la vida.

    Un abrazo Pepe, fue un placer conocerte en Aranjuez

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  15. Estoy de acuerdo contigo en todo lo que tan magníficamente nos has relatado. Y el soneto es una belleza, lleno de erotismo.

    Un beso

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  16. Pecadorrrrrrrrrrrrrrr. Fuera bromas, vistos así, no, no son pecados.
    Muy grato releer ese poema tan seductor.
    Un besazo

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  17. Pepe, no dejas de sorprenderme! Me encanto tu introducción y me apasionó tu soneto. Qué bella imagen la de la epilesiasexual.... y esos dos últimos versos... APLAUSOS, lee aplausos por favor. Un abrazo grandullón!

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