Regalo de mi amiga Inma
Fué visto y no visto. Mientras se asomaba para ver a nuestra hija coger el transporte escolar, quedó encerrada entre dos mundos al borde del llanto y la desesperación. A un lado, el jardín exterior que circundaba nuestro bloque de viviendas, al otro lado, la cocina. En medio, provocando su aislamiento en la terraza-lavadero, cerrada por las malas artes de un diablillo, la puerta que separaba ambos mundos. Afuera no se veía a nadie a quien pedir socorro. Dentro, en la cocina, la cristalina carcajada de Alvarito, nuestro hijo, regocijándose ante la situación por el provocada, sintiéndose dueño y señor de unos dominios que ahora le pertenecían por completo, ajeno a los daños que su corta edad podían acarrearle.
El frigorífico abierto.
En el suelo, trozos de morcilla con la incisiva huella de sus minúsculos
dientecillos. junto a una docena de huevos que había ido estrellando
lentamente, uno a uno, prologados por la traviesa mirada hacia su
madre, formando un tapiz amarillento y gelatinoso, digno del mejor
Picasso.
De nada sirvieron las
súplicas, los manotazos en el cristal de la puerta, los gestos y
golpes señalando el picaporte, las voces intentando alertar al
portero del inmueble, porque sólo después de un largo rato que a
ella le pareció una eternidad, a punto de tomar la opción de romper
los cristales como mal menor, cuando a él le pareció oportuno, con
la misma aparente ingenuidad con la que cerró la puerta, volvió a
abrirla poniendo carita de no haber estrellado nunca un huevo,
poniendo fin de esta forma a una traviesa tragicomedia que pudo tener
nefastas consecuencias.
Podeis deleitaros con
otras travesuras en el blog de nuestra amiga y compañera Inma.
Buenoooo, en esos momentos no sabes si comértelo por su inteligencia o sacar la zapatilla a bailar, jajajaja.
ResponderEliminarUn beso, chicos.
Me he reído imaginando el panorama, jejejejeje
ResponderEliminarSon de esos momentos que cuando te abre la puerta no sabes que hacer, si llorar de alegría o ponerle el culo rojo. Muy buen relato, besos.
ResponderEliminarMe parece que habrá represalias, de una manera concreta o sutil pero efectiva.
ResponderEliminarSaludos.
Estas travesuras, hacen reir cuando las cuentas pero cuando las vives, es otra cosa muy diferente. En el momento que ocurre no te ries nada. más bién se te suelta la mano. Jajajaja!!!
ResponderEliminarLas travesuras siempre me han hecho gracia, pero a veces hay que reírse a escondidas. Un abrazuco
ResponderEliminarMadre, qué angustia! Cuando yo era adolescente, mis hermanos me encerraron en la terraza y presa de la histeria rompí el cristal con una mano...acabé en el hospital con un buen corte....me lo ha recordado tu relato.
ResponderEliminarMenos mal que aquí todo acabó bien!
Un beso
¡Qué meneo! :-) :-)
ResponderEliminar¡Qué mal rato, pobre nena! Y uando más angustia ella, mejor se lo pasaba él...
Si es que estos críos...
Un beso enorme.
Y es que los niños son niños y nunca se dan cuenta del peligro.
ResponderEliminarUn abrazo
Madre miaaaaa, al borde de un ataque de nervios y Alvaro disfrutando como un cosaco jajajajaja.
ResponderEliminarEl chiquillo es digno de un oscar, no me digas que no!!
besos
Pepe, menuda travesura la del niño. Para comérselo o ..... Un abrazo
ResponderEliminarVer através del cristal y no poder hacer nada... qué desesperación!! Y él muy tranquilito!
ResponderEliminarUn beso.
No conciben los niños hasta donde pueden llegar sus ingenuas diabluras. Para ellos solo es una cosa divertida más.A nosotros se nos encoje el corazón.
ResponderEliminarUn abrazo
Pepe ¿Sabes quien dirige este jueves y el tema propuesto? te agradecería que me lo dijeras, muchas gracias y perdona por recurrir a ti, pero creo que si alguien lo sabe eres tú,
ResponderEliminarUn beso.
Tracy: Esta semana nos coordina N9ieves (Matices). El vínculo a su entrada es:
Eliminarhttp://maticesdecolores.blogspot.com.es/2016/02/convocatoria-este-jueves-relato-blanco.html
Un abrazo.
Muchísimas gracias , no lo sabía.
ResponderEliminarSiento haber abusado de tu amabilidad, pergna y de nuevo gracias.