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18 de noviembre de 2016

Este jueves un relato: "Cuestión de tiempo"


Nuestra amiga Nieves nos invita esta semana a reflexionar sobre el tiempo y su incidencia en nuestra vida. Ante la falta de tiempo que me agobia ultimamnte, recurro a una vieja entrada que escribí hace más de cuatro años, curiosamente en una convocatoria de la misma anfitriona que nos guía esta semana. Confío en que sea nueva para la mayoría de vosotros.


A cada uno de nosotros nos ha tocado en suerte un segmento de tiempo. No somos intemporales. Ese segmento, tiene la cualidad de segmento suma. Son muchos los segmentos de tiempo cuya adicción da como resultado aquello que somos en el transcurso  de toda una vida. Tiempo de juegos, de sueños, de odios, de amores, tiempo de sufrimiento y dolor, tiempo de penas y alegrías, tiempo de diversión y responsabilidad, tiempo de crecer y madurar, tiempo de envejecer, tiempo ganado, tiempo perdido. Tiempo que va muriendo y consumiéndose en la misma medida en que nos alejamos del origen y nos acercamos al límite de esa línea de tiempo que nos ha sido otorgada.
Es en ese discurrir de nuestra experiencia vital a lo largo de nuestro propio segmento de tiempo, donde este se nos muestra esquivo y nada complaciente las más de las veces. Unas, cuando quisiéramos que los instantes que nos concede se volvieran eternos, vemos pasar el tiempo a velocidad vertiginosa. Otras, cuando deseamos fervientemente  que transcurra lo más rápidamente posible, parece que todas las manecillas de todos los relojes se paran expresamente para hacernos su duración interminable.
Quiero hacer especial hincapié en una característica esencial del tiempo, una característica que lo hace aparecer ante nosotros unas veces como angel protector, otras como demonio despiadado y a veces, simultáneamente y ante los mismos hechos, bajo las dos apariencias. Es su característica de depredador, de ladrón de recuerdos. 
El transcurrir del tiempo suaviza el dolor producido por las malas experiencias, pero tambien es el responsable de que las agradables sensaciones de experiencias amables, placenteras, acaben convirtiéndose en una nebulosa difuminándose hasta ser tan sólo un vago recuerdo.
Su doble cara, angel y demonio, se presenta con especial virulencia ante la pérdida de alguien muy querido. El transcurso del tiempo hace que el dolor se haga menos lacerante, más llevadero y eso nos confirma en la creencia de que el tiempo todo lo cura, pero a la vez, ese mismo transcurso del tiempo hace que aparezca odioso a nuestros ojos porque nos escamotea difuminando, gestos, expresiones, tono de voz, a veces incluso las facciones de la persona que quisiéramos tener siempre de una manera fresca y actual en nuestro corazón y en nuestra mente.
Así es el tiempo en nuestra vida: Cara y cruz, angel y demonio, amigo y enemigo.  

Más historias y reflexiones sobre el tiempo en el blog de nuestra amiga Nieves

7 comentarios:

  1. Somos tan presuntuosos que creemos poder matar el tiempo, cuando es él el que termina por matarnos.
    Un abrazo.

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  2. Has descrito muy bien el ying y el yang del tiempo.
    Un abrazo fuerte.

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  3. El tiempo mes independiente, se mide a si mismo sin baremo y en nosotros está intentar vencerlo disfrutando del ángel y evitando el demonio. Abrazos

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  4. Toda la razón, ese tiempo es angel y demonio, pero no lo podemos elegir, está ahí y debemos de vivir con él, para lo bueno y para lo malo.
    Un abrazo

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  5. A veces pienso en cómo medimos la vida o en la forma de repartir los días en fragmentos, sumamos y, tienes razón, no hay forma de ajustarlo a nuestros sentimientos diría yo, más que los cinco sentidos. Bueno y malo, ambipolar y testarudo, porque cuando se empeña en correr, lo hace a toda prisa, cuando necesitamos que corra se dedica a pasear viendo el paisaje para dar por saco :)

    Un beso a los dos. Hoy iban de estreno de zapatillas mis niños. Gracias.

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  6. Es una buena reflexión del tiempo. El tiempo es como un gran recipiente, dentro del que podemos recoger toda la felicidad de nuestros proyectos realizados, pero al paso de los años algunos los va desvaneciendo.
    Saludos

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  7. Si lo he leído, no lo recuerdo, puede que en ese tiempo no estaba o simplemente el paso del tiempo me ha hecho olvidar, cosa ocurrente en estos momentos. De cualquier manera ha sido estupendo leerlo, ya que te lleva a reflexionar, sobra la cara o cruz del mismo, pero sinceramente creo que todo esta dentro nuestro y que hagamos con el.

    Un abrazo Pepe.

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