EL ARCA DE LAS TRES LLAVES
Erase una vez... , porque así es como
comienzan muchos cuentos clásicos, un país perdido, más allá del
arco iris, donde reinaba con sabiduría y prudencia sin igual , un
hombre bueno, justo y viejo, extremadamente viejo.
Tenía este anciano rey dos hijos
distintos como el día y la noche. El primogénito, fuerte, soberbio,
altanero, déspota y ansioso porque su anciano padre abdicara el
trono a su favor. El más pequeño, por el contrario era, al igual
que su padre, mesurado y bondadoso, culto e inteligente y, desde
luego, nada preocupado por heredar el trono cuando este quedara
vacante.
Con la salud quebrada y lleno de
inquietud por dejar su reino en las mejores manos, reunió a sus dos
hijos y les propuso el siguiente desafío cuyo ganador sería el
heredero al trono.
Dentro de este viejo arca que aquí
veis con tres cerraduras, están la corona y el cetro que acredita a
su poseedor como legítimo rey. Las llaves están en distintos
lugares de mi reino. Abdicaré a favor de aquel que las consiga.
Partid y no os preocupeis por encontrarlas, ellas os encontrarán a
vosotros.
Asi lo hicieron partiendo primero el
mayor, cuestión de jerarquía, con una semana de diferencia.
Durante su largo viaje, un mendigo que
le pidió limosna, un enfermo que le solicitó cuidados, un exhausto
anciano que le imploró compartir su cabalgadura, tuvieron como
respuesta su desprecio más absoluto, ¡ Era el hijo del rey!, ¿como
se atrevían a dirigirse a él?. Su hermano, por el contrario,
compartió su comida con el mendigo, curó y cuidó al enfermo,
caminó junto a su caballo para que el anciano, montado en él,
descansara de los rigores del camino. De cada ellos, a cambio de su
generosidad, recibió una llave, las mismas llaves que abrirían el arca de
las tres cerraduras facilitándole por sus innegables virtudes, su
coronación como rey, con el beneplácito de su anciano padre.
Más versiones de los cuentos de siempre las podreis encontrar en el blog de nuestra amiga Inma
Sólo teniendo esas actitudes generosas encontrarían las tres llaves. Me gusta ese planteo.
ResponderEliminarEntre el erase una vez y el fueron felices... te ha cabido un cuento creativo y con moraleja, creo que entusiasmará. Abrazucos
ResponderEliminarBonita moraleja. La generosidad, el altruismo y la camaradería deberían abrir todas las arcas y hacer felices a todos los humanos, a pesar de esa tendencia a despotismo de muchas monarquías.
ResponderEliminarSaludos.
Una versión en donde las virtudes son premiadas como se merecen.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Pues si solo merece ser rey aquel que baja de su altanería y comparte con sus súbditos y se da a ellos. Precioso cuento donde se exaltan valores que a veces parecen perdidos. Muchas gracias por participar en mi convocatoria, besos.
ResponderEliminarAy, qué bonitos son los cuentos! Por desgracia, creo que en la vida real se dan más poderosos de la calaña del hijo mayor que del otro...pero como se trataba de escribir un cuento, te diré que lo has superado con nota y además no te has pasado de las palabras permitidas. Te felicito.
ResponderEliminarUn beso
Es de esos cuentos para escucharlos a la luz de la lumbre, a media voz, disfrutando de una taza de chocolate... por un rato voy a ser niña.
ResponderEliminarUn beso
Un cuento para sacar conclusiones.
ResponderEliminarbesos
Que hermoso cuento. Me encanto esta version, ya que lleva moraleja. Todas las personas altruistas que lo son de corazón sin interés alguno deberían ser premiadas con estas llaves.
ResponderEliminarSaluditos
Pepe, qué pena que no se ajuste a la realidad. Todo el que gobierna debería pasar esas pruebas. Me ha encantado la narración.
ResponderEliminarUn beso para ti y otro para Toñi.
No cabe duda de que quienes merecen cualquier cargo son quienes escuchan, atienden, etc., no esos que se creen con privilegios. Sin embargo creo que son éstos últimos los que suelen postularse para ellos...
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Muy bonito tu cuento y me gusta que lleve a pensar que si eres bueno en la vida, la vida lo será contigo. Pero me da a mi que no es así en realidad. También creo que el padre sólo les puso la prueba para darle el trono al hijo menor sin que el mayor se enfurruñase.
ResponderEliminarUn saludo.
Pues te quedo muy grato el cuento. En este caso yo te abría perdonado el extenderte (yo mismo lo hice, y en demasía).
ResponderEliminarUn saludo.