Felicitación navideña 2020

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30 de octubre de 2010

Convocatoria: Halloblogween

CONVOCATORIA HALLOBLOGWEEN

En la casa colindante con la de Doña Remigia, vivía Luis, completamente solo desde que, hace ya diez años, falleciera Manuela, su esposa.

Luís era invidente desde hacía 20 años. Jubilado de la ONCE, estaba bien económicamente y era autosuficiente para las tareas del hogar, a pesar de su invidencia.

Pese a ser un hombre tímido y algo huraño, tal vez debido a su escasa vida social, gozaba del respeto y la comprensión de las gentes de su entorno más próximo que procuraban hacerle la vida lo más llevadera posible.

Con Doña Remigia, tenía una relación que podríamos calificar de políticamente correcta. Se saludaban, conversaban a veces si se encontraban en la puerta de casa, incluso en las onomásticas y acontecimientos especiales, en una demostración de buena vecindad, se invitaban a comer en alguna de las dos casas.
Tan sólo una sombra enturbiaba esta relación de vecindad. Debido a su invidencia, Luís tenía perfectamente delimitados los espacios en su casa. Era condición indispensable para moverse en su hábitat doméstico sin miedo a tropezones, caidas, magulladuras y todas las lógicas consecuencias de su falta de visión.

Este hábitat era a menudo trastocado por las desenfrenadas incursiones que Robespierre, el gato de doña Remigia, efectuaba en sus dominios en busca de comida o usando su casa como casa de paso para sus incursiones amatorias.

Luís, hombre prudente, jamás le comentó a doña Remigia los desafueros de su gato, y fué acumulando un odio visceral contra el intruso.

Aquella tarde, dejó volar su imaginación a los tiempos en que poseedor de una completa y aguda visión, pateaba los campos con su escopeta en busca de perdices y en los que,  a veces en la noche,  ponía lazos corredizos para atrapar conejos, habiendo desarrollado una extraordinaria habilidad en este menester.

Recordó que, con motivo de su cumpleaños, había quedado en casa de doña Remigia, para compartir con ella un rico asado, y con cara extrañamente sonriente como si preparara alguna travesura, se dispuso a encender el horno, después de aderezar convenientemente una pieza que, por su forma y tamaño, parecía una espléndida liebre de campo.

A las once de la noche, una anciana y un invidente, en un acto de buena vecindad, daban cuenta del magnífico asado, regado con un buen vino que propiciaba una distendida conversación de sobremesa durante la cual doña Remigia se quejaba amárgamente de la desaparición de su gato, mientras Luís hacía esfuerzos por consolarla de tan lamentable pérdida.

Al filo de la medianoche, Luis abandonaba la casa de doña Remigia, después de tirar los huesos rechupeteados del magnífico asado, tras la alacena de ésta, sin haber abandonado en ningún momento la aviesa sonrisa que le acompañó desde el mismo momento en que comenzó los preparativos de esta magnífica velada.

En el fondo de su bolsillo, como recuerdo de la misma, un collar con un cascabel, un pequeño diamante y un nombre: Robespierre.

Nunca llegó a descubrirse al autor de la muerte de Robespierre. Sin embargo en casa de Luis, a veces, un agudo maullido es el preludio de arañazos en su cuerpo y de un espantoso caos en el mobiliario.
Pepe.

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28 de octubre de 2010

Una convocatoria literaria. Este jueves un relato: Anarquía en los jueves literarios

Gustavo nos invita en este jueves a un relato “a la carta”. Nada mejor se me ocurre que compartir con vosotros los sentimientos que la Naturaleza me inspira.

Amo a la Naturaleza. Cuando me sumerjo en ella, soy feliz. En su entorno, bajo su cobijo, percibo que afloran en mi sentimientos de libertad, de autenticidad, de intima simplicidad, sentimientos de bienestar, de paz interior. Noto que pertenezco a esa Naturaleza en la misma medida en que ella me pertenece.

Me gusta adentrarme por caminos escasamente transitados, bajar barrancos, subir cumbres, seguir el cauce de arroyos, patear senderos, contemplar el vuelo de las aves, aspirar el aroma de las plantas, ser espectador de la impresionante manifestación vital que la Naturaleza nos ofrece continuamente.

A veces añoro una mayor fortaleza fisica que me permitiria llegar mas lejos, subir mas alto, en definitiva, disfrutar mas y mejor de eso que amo.

Este pasado fin de semana he gozado del maravilloso enclave del Parque Natural de Cazorla, Segura y las Villas.

Alojados en Pozo Alcon, poblacion perteneciente a Jaen y fronteriza con Granada, un grupo de amigos hemos disfrutado de unas jornadas de senderismo de esas que quedan grabadas para siempre en la retina.

El primer dia subimos al Pico Cabañas, el cual con 2026 metros de altitud es el hito mas alto de la Sierra del Pozo, perteneciente a la Sierra de Cazorla. Una jornada de diez horas, hermosa y dura. Desde la cumbre, las vistas eran sencillamente impresionantes.

El segundo dia hicimos una preciosa ruta que nos condujo después de una considerable ascensión a bajar un barranco hasta el curso del arroyo Guazalamanco, siguiendo su cauce hasta el pantano de la Bolera.

El tercer dia fue un delicioso paseo por la bella población de Castril, siguiendo la cerrada del rio del mismo nombre, por unas pasarelas de madera adosadas a las paredes laterales de la garganta por la que el mismo discurre.

En resumen, unas apasionantes jornadas que he querido compartir con vosotros mis amigos, junto con ¿el poema? que me han inspirado y algunas imágenes de esos dias.

    


AL FINAL DEL SENDERO

Al final del sendero,
mientras mis piernas descansan, doloridas
y extasiados los ojos, hacia abajo contemplan
nubes, montañas, ríos, valles,
me siento diminuto, apenas nada

Al final del sendero,
Empapado mi rostro de sudor,
la sangre presurosa por mis venas
y el aliento entrecortado, jadeante,
feliz siento que crezco y me renuevo.

Al final del sendero,
En mi quedo el camino, lo importante.
Atrás los esforzados pasos,
La fuente, el árbol, el pájaro, el viento,
Y un poco de mi vida en todos ellos.

Al final del sendero,
El instante de paz, de calma, de sosiego,
Deja paso a los sueños, al deseo
de desterrar la inercia, comenzando
otro nuevo camino, otro sendero.

Pepe

17 de octubre de 2010

Amar perjudica seriamente la salud ¿o no?

 Inmanente según el DRAE:

Que es inherente a algún ser o va unido de un modo inseparable a su esencia, aunque racionalmente pueda distinguirse de ella.

El arzobispo de Bruselas, André-Joseph Leonard, en un libro donde se recogen conversaciones con él, manifiesta que el sida "no es una justicia divina" sino "una especie de justicia inmanente".

El prelado justifica esa consideración señalando que jugar con la naturaleza del amor puede conducir a catástrofes así.

Y es que estos comentarios se producen un mes después de la presentación de un informe demoledor sobre los casos de pederastia en el país a manos de miembros de la Iglesia Católica.

Se me puede argumentar que la pederastia afecta a todas los estratos sociales y esto es cierto, pero no es menos cierto que en el clero por su profesión de fe, resulta más innoble, más repugnante, más clamoroso.

Al hilo de todo lo anterior, no tengo más remedio que hacerme algunas preguntas:

¿Cuál es la naturaleza del amor? ¿Cómo se juega con esa naturaleza?. ¿Acaso no tiene el amor tantas formas, tantas manifestaciones, tantos caminos como seres humanos habitamos el planeta tierra? ¿no está en la esencia del amor buscar la felicidad plena de la persona amada desde el respeto, la entrega y la generosidad más absoluta?. ¿No son válidas todas las formas de amor que se desarrollen bajo esas premisas?

Me temo que el señor arzobispo no quería hablar de amor, evidentemente no, creo que quería hablar de sexualidad y de lo "pecaminoso" y "catastrófico" que puede resultar salirse de los cánones establecidos por la jerarquía eclesiástica sobre como debemos conducirnos los humanos en este sentido. Lástima que algunos de los representantes que están bajo su mando, ignoren de forma tan estrepitosa los cánones que deben de regir su conducta.

Se me ocurre por último una pregunta más para el señor arzobispo.

¿Acaso no es inmanente con la esencia del cristiano la virtud de la caridad, del amor con los que sufren? Me temo señor arzobispo que dada la falta manifiesta de amor al prójimo que se desprende de sus declaraciones,  es inevitable llegar a la conclusión de que no es posible catalogar su comportamiento de cristiano, al menos en esta ocasión, y bien que lo siento.

7 de octubre de 2010

Una convocatoria literaria. Este jueves un relato: Pág. 24 linea 3.

“El barco está zarpando a esa hora del crepúsculo rumbo a Efeso. Desde la borda contemplo todo el sol depositado en el Cuerno de Oro”.

Estas frases se corresponden con la página 24 linea 3, del libro DEL CAFÉ GIJON A ITACA, de Manuel Vicent, magnífico escritor valenciano.

El subtítulo de su libro, Descubrimiento del Mediterráneo como mar interior, ha despertado en mí el deseo de plasmar en un poema algunos de los sentimientos que me inspira.

MARE NOSTRUM

Mar interior, Mar Nuestro, mar amado,
mar de suaves  mareas, mar en calma,
mar por héroes y dioses navegado,
mar de cálidas aguas, mar con alma.

Mar que habitas mi ser y que lo llenas
de tu luz, de tu sal, de tu hermosura,
mar que arrullas mi sueño con ternura,
mientras amante besas mis arenas.

Atardeceres rojos cada día.
Serena como tú, sin temporales,
se refugia mi nave en tu bahía.

Rompen tus olas. Mi alma serenada
escucha tus sonidos celestiales,
sintiendo al fin, mi casa sosegada.
Pepe

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