Si tuviera que definir a mi persona favorita, a mi amigo, diría de él que es vital, apura la vida a grandes sorbos, es alegre, divertido, amable, sensible, hace suyos los problemas de las personas próximas, siempre está dispuesto a dar más que a recibir, sin apenas estudios, es capaz de convivir con todos los estratos sociales, haciéndose querer. Aficionado al flamenco, canta como los ángeles y se defiende bien tocando la guitarra. Como diría Machado, es, fundamentalmente, un hombre bueno.
El tiene la grandeza de lo simple, el inmenso valor de la generosidad. de la entrega sin condiciones, de la risa franca, contagiosa, de la palabra a tiempo, del silencio oportuno, del abrazo sincero, .el respeto hacia las ideas no compartidas.
A nuestra amistad, tal vez porque enraizó y se hizo fuerte al poco tiempo de considerarnos amigos, cuando él puso todo su empeño en mitigar un dolor lacerante que me atenazaba por una importante pérdida para mí, de una forma natural, y altruista, le han crecido muchas ramas.
Ahora se alimenta de complicidad, de alegría, de confianza mutua, de confidencias, de gratísimos momentos, de experiencias compartidas, de viajes realizados, de senderos recorridos con ilusión y esfuerzo , de sueños y anhelos compartidos.
Esta es, a grandes rasgos, mi persona favorita. Nunca se ha creido merecedor de este tipo de reconocimiento. Lo he descrito en la confianza de que no lo leerá y por tanto no atentaré contra su natural modestia.
Más personas favoritas para alguien las podeiss encontrar en el blog de nuestra amiga Dafne