Tic tac, tic tac, tic tac. Las horas pasan con exasperante parsimonia mientras la noche más oscura se apodera de mi mente. Mis esfuerzos por descansar cuerpo y mente son inútiles. Mil y un pensamiento de muy distinta naturaleza acuden en tropel, sin orden ni concierto haciéndome imposible conciliar un sueño que cada vez se me antoja más necesario.
A veces, para serenar el ánimo, me ha servido como terapia la escritura. A ella acudo de nuevo con la intención de refugiarme en su efecto benefactor. Todo inútil. Mi cerebro no es capaz de hilvanar con coherencia y sentido el más simple pensamiento.
Me preocupa sobremanera ese cansancio mental, esa incapacidad de actuar, esa malsana actividad cerebral que se recrea en pensamientos inútiles, en divagaciones sin sentido, en un frenesí improductivo y estéril que sólo trae de su mano un cansancio mental infinito.
Cansancio que me conduce a una inactividad no deseada en la que, paradógicamente me complazco.
Duerme la cámara fotográfica que tantos buenos momentos me ha deparado, duerme la actividad literaria que me hermana con buenos amigos que comparten conmigo la afición por la escritura, duerme la música que tantas y variadas emociones me produce, enterrada por la basura televisiva que, aún sabiendo que lo es, me sirve como refugio y evasion.
Soy consciente de que mi actividad cerebral para por una etapa de cansancio, de agotamiento, complaciéndome en la vía fácil del mínimo esfuerzo y, aunque quiero rebelarme contra esa situación, no me encuentro, al menos de momento, con fuerzas para sobreponerme a la misma.
Más elucubraciones sobre el cansancio mental las podeis encontrar
en este mismo blog.
No te imaginas cuánto me reconozco en tus palabras. Cuando ese cansancio que tan bien describes, se filtra hasta el subconsciente, a su pesadez se suma el insomnio que cierra el círculo de la apatía dejándonos sin salida. Un abrazo
ResponderEliminarTus palabras aciertan a describir un estado del alma y del cuerpo que a medida que el tiempo pasa, nos invade con más frecuencia. Creo que hay un primer momento en que no hay que resistirse y dejarse estar. El cuerpo tiene la facultad de regenerar fuerzas y el alma también. Los amigos están a mano,para renovar estímulos y proyectos. Cuenta con eso (aunque yo por motivos distintos -una fuerte gripe- estoy que soy un desecho, jaja) Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarLa has descrito muy bien, pero seguro que ese cansancio viene provocado por las altas temperaturas cordobesas.
ResponderEliminarUn beso.
Extoy fuera de Córdoba, así que no creo que las altas temperaturas cordobesas estén provocando mi empanada mental.
EliminarBueno, has logrado vencer tu cansancio mental durante un rato para describir muy acertadamente sobre tu estado. Paradójico, ¿no crees?
ResponderEliminarUn abrazo.
¿No dicen que el primer paso hacia la solución es reconocer el problema? Lo tienes muy claro y vas a dar con la tecla justa para salir de la confusión y del agobio. Cuando lo sepas, publícalo que hay por ahí unos cuantos queriendo centrarse y volver a ver las cosas como antes. Yo, entre ellos. Un abrazo muy fuerte.
ResponderEliminarDe pequeños nos dan cuerda y nos dicen que es imprescindible que nunca nos paremos o perderemos el tren. Yo creo, como firme adicta a la actividad incesante, que debería aprender a sentarme junto al camino para contemplar el mundo desde fuera y redefinir prioridades.
ResponderEliminarLas personas creativas no dejan de serlo de la noche a la mañana solo por estar cansadas. Tiempo al tiempo. Un abrazo.