Ahora que razonablemente he sobrepasado con creces el vértice de la parábola que constituye la curva vital de cualquier criatura, preguntarme en qué animal me gustaría convertirme me plantea serios problemas.
¡Son tantas y tan variadas las cualidades de las que carezco que me gustaría poseer!. Y todas sin excepción son ostentadas como un atributo natural y congénito, por algún animal. Salimos los humanos muy mal parados en la comparación de cualidades físicas con nuestros congéneres del reino animal. Me gustaría tener la fortaleza del elefante, la velocidad del guepardo o del halcón peregrino, el sentido de orientación tan extraordinario de las aves migratorias o de las tortugas marinas, la mansedumbre de las ovejas, el sentido de integración en el grupo del león o del lobo, el valor del tigre, la visión del lince, la laboriosidad de la abeja o de la hormiga, …. ¡qué se yo!. Algunas de estas cualidades son utópicas para el ser humano, otras como la mansedumbre o la laboriosidad son alcanzables con tesón y fuerza de voluntad, pero os diré con franqueza que a estas alturas, ni fuerza de voluntad, ni tan siquiera fuerza. Bastante trabajo tengo con sostener mi arquitectura.
Pienso que cualquiera de esas cualidades, de poseerla, tal vez me haría un poco más feliz, siempre que no tuviera que renunciar a los muchos defectos y algunas virtudes que he ido acumulando a lo largo de mi existencia como Homo sapiens (bueno, en realidad muy poco Sapiens) ya que os diré que en conjunto estoy conforme con el animal que habita en mí, a pesar de sus achaques y deficiencias.
Sin embargo, hay una cualidad que ningún ser vivo sobre la faz de la tierra posee. El don de la inmortalidad. Y aunque no tengo vocación de vivir eternamente, sí que me gustaría vivir más tiempo. En la antigüedad, un animal ¨mitológico poseía ese don.El Ave Fénix. Ave mítica comparable al águila en su morfología, esbelta, de bello y colorido plumaje que cada 500 años veía su cuerpo reducido a cenizas para renacer de ellas por un período igual y así, cíclicamente, vivir por los siglos de los siglos.
Tal vez sería deseable transformarme en Ave Fénix para vivir uno de esos ciclos de 500 años, aunque...pensándolo bien, mejor no, pues tendría que soportar el dolor de ver partir antecediéndome, a mi familia y amigos. Finalmente, como no soy nada ambicioso, me gustaría transformarme al final del camino y por íntimas razones personales, en una simple y hermosa mariposa blanca.
Pepe
Más transformaciones animalísticas en el blog del amigo GUS
Querido Pepe, me ha gustado mucho la reflexión que has hecho...
ResponderEliminarLiteralmente, efectivamente el Ave Fénix, resurgía de sus cenizas...
Pero no necesariamente tiene que referirse a la muerte física, podemos hacer de ello una parábola...
Que nos induzca a renacer de nuestras angustias, de nuestras depresiones, de nuestras frustaciones, de nuestras penas...
Que sea el símbolo de que por dura que sea la caída, por hondo que sea el pozo...son tesón y voluntad, siempre se sale...
Un canto a la esperanza.
Un canto a la libertad.
Un besito, amigo.
BIen,mariposa blanca seras,en ella te convertiras.Humilde,fragil,tierna como la paz que llevan adentro estas palabras,salidas desde el alma sin mas que la ambicion de ser lo que se quiera,lo que se sueña,lo que se imagine,libando las mil y unas flores que te rodean.
ResponderEliminarAnte todo una gran sinceridad con uno mismo.
saludos fraternos,arriba querido amigo
Me ha gustado mucho como has tratado el tema y como lo has clasificado según los distintos animales.
ResponderEliminarCada uno es como es y con nuestros defectos y virtudes nos aceptamos y esperamos que los demás nos acepten.
La mariposa blanca me encanta, me recuerda a la libertad, la paz.
Si me preguntas te diría que me gustaría parecerme a la hormiguita...por sulaboriosidad, no lo sé, quizás por ser muy pequeñita.
Un beso
sisis...se puso dificil decidir qué animal ser...pero creo que la raza humana tiene algo que los animales no poseen y es la razón... ¿ellos pelean por conseguirla? saludos muy buen post
ResponderEliminarCreo que la mariposa es semejante -en planta- a una margarita(para mí).Es la voz de la dulzura,el sentimiento,humildad y...del reencuentro,de la espera .
ResponderEliminarNIngún otro podria ser tan adecuado.
Esta pregunta me la han hecho muchas veces,(y menos mal que no podemos elegir),pero aún no sé en qué animal me gustaría a mí.Me gusta el agua y el aire,nadar, volar...sin embargo,no me identifico con animales .No sé porqué solo cuando veo las crias de cualquier animal ,me emociono
Entiendo lo de querer vivir 500 años,pero como bien dices,mejor no ver lo que resta,si no ir sumando cada vez.
Pepe,qué gran virtud es reconocer defectos .
Nos quedamos como estamos,si?
Besucos águila imperial
Besa a Toñy
Gó
Veo Pepe, que el tema de este jueves te ha hecho de disparador de muchas proposiciones que quizás hayan estado ahí, latentes, dispuestas a salir. Lo del tema de la inmortalidad o el renacer permanente...creo que no, mejor PASO! me imagino que a la alarga, ese constante andar se transformaría en castigo eterno.
ResponderEliminarUn abrazo!
Dice Gastón que tenemos la razón... algún día tal vez la usemos.
ResponderEliminarMuy buena elección, me gusta. Igual eso necesita este país, quemarse y renacer... porque con los remiendos que le están poniendo está para el arrastre!
Me voy por las ramas, perdón!
Un abrazo, compañero.
PEPE amigo tierno y cercano, te digo que admiro el nadar del delfín, el vuelo del águila, la belleza del gato y la perseveráncia de la abeja, pero...más me admiro y no dimito del poder que sólo tú, como humano, desde el dolor cercano, desde la alegría ante tus ojos y a tu lado, me ofreces, con ese don de la escritura. No conozco ninguna bellísima pantera negra capaz de decirme lo que tú me transmites.
ResponderEliminarCariños, ánimos, besitos.
Uyyyyy que bonito que lo narraste Pepe, quedate así como bien dices, entre nosotros, con defectos y virtudes, con sueños, con risa y llanto, con caidas y levantones, quedate tal cual y dejemos que sea la madre naturaleza la que decida en que animal nos pone si renacemos, yo dentro de ese animal tratare como hoy de sobresalir sin lastimar ni atropellar a nadie, tratare de que no me cacen, para poder bailar inventare mi circo privado en la selva o en el mar y ten seguro que buscare amigos y espero encontrarte de nuevo en mi andar.
ResponderEliminarUn beso
Anny
A mi tampoco me convence la idea de vivir 500 años. Aunque la idea del ave fénix, como metáfora de reconstrucción y resurgimiento de si mismo es atractiva. Me gustaría poder resurgir de mis cenizas cada vez mas fuerte, mas sabia.
ResponderEliminarUna mariposa blanca ... si, es una hermosa posibilidad. Partir asi transformado en mariposa haría que el tránsito hacia la otra dimensión fuera simple y plácido. Con esa idea me quedo.
un abrazo
Has hecho un buen estudio de virtudes de las que podríamos apropiarnos si fuera posible convertirnos en algún otro animal, fuera de este que somos. Me gusta, también, el reconocimiento que haces a cerca de los dones que poseemos como humanos (virtudes y defectos incluídos), generalmente renegamos, pero sabes valorar y aceptar y reconocer, lo que somos y como somos, y eso me parece genial.
ResponderEliminarDe algún modo (no por 500 años, pero sí en las circunstancias cotidianas o comunes de la vida, resucitamos de nuestros propios avatares, penas y caídas), por eso pienso que algo de ave Fénix, habita en nosotros...
La mariposa blanca, me inspira la idea de un espíritu límpido y puro, pronto a gozar su libertad. Una buena elección final.
Siempre un gusto leerte Pepe.
Besos!
Gaby*
Hola, ola de mar...
ResponderEliminarUna mariposa blanca..me has sorprendido con la elección final Pepe, y me parece algo ..hermoso, delicado. Me gusta. Yo no quisiera serlo, duran tan poco que apenas les da tiempo para disfrutar, pero tu vas mas allá del a nimal.
Creo que debería apuntarme a este jueves un relato, he entrado en el blog de Gus y no he v isto nada donde ponga que he de hacer, o apuntarme. Pero ya miraré.
Un beso, del Aire
para empezar, pepe,elegí para ti en este jueves una imagen, claro está que no había leído el texto. tan sólo miré nombres de animales...inmediatamente iré a mi blog para poner una hermosa mariposa blanca...
ResponderEliminary hablando de lo que en realidad has elegido, la dicha mariposa, pero al final de tu existencia, creo que lo que estás diciendo es que un vuelo de pocos días y luego a vivir al más allá, un vuelo tintado de belleza blanca y de armonía, un vuelo suave, pausado,un vuelo breve para al final, caer en las manos de la muerte, pues así veo a la mariposa...
saludos, pepe, amigo.
Me gusta ese animal que habita en ti con experiencia, con la sabiduría discreta de tener un trecho andado, de estar conforme con el paso y con el camino, incluso,se siente y se sabe, con la compañía.
ResponderEliminarLarga vida a Pepe, por aquí con nosotros y nosotros contigo, Renacer cada día, cada jueves en una propuesta juevera como un método o un ejercicio de hacer algo nuevo con lo que ya poseemos, la imaginación y los amigos.
Un fuerte abrazo y espero vivir lo suficiente para visitar tu tierra y darte este abrazo que te mando, pero que en realidad es una promesa.
Coincido contigo en ese deseo de tener las cualidades de muchos de los animales que nombras. Lo de vivir los quinientos años, creo que no, mejor partir y renacer de nuevo, tener otra oportunidad de aprender cosas nuevas, las cuales no aprovechamos en esta vida.
ResponderEliminarEso sí, me encanta ese final de volar como una mariposa blanca, creo que en ella nos gustaría convertirnos a todos.
Buen fin de semana, besitos dobles.
Prefiero tambien ser una mariposa, que el Ave Fenix.
ResponderEliminarPetonets amigo una gran reflexión tú relato.
Del Ave Fénix inmortal a una mariposa blanca que…vive tan poco
ResponderEliminarPienso como Neo que ese constante andar se transformaría en castigo eterno. Acaso poseer el poder curativo de sus lagrimas, quizás renacer en todo aquello que nos limita de alguna manera, angustias, depresiones, frustraciones, equivocaciones como también dice Luna, pero a su vez satisfechos de nuestra andadura de sapiens (aunque no seamos muy sapiens) La mariposa blanca…una sutil mariposa blanca ¡¡que contraste!! Frágil, bella batiendo incansable sus pequeñas alas blancas. Cuando llegue la primavera y vuelva a verlas libando en las flores…recordaré este jueves y en él a ti. Un beso
Muy lindo relato pepe!!! Cuando vi el tema del jueves me pasó algo parecido porque hay muchos animales que me gustan, además del caballo, el delfín, el tigre, el perro, el conejo, la mariposa como pusiste vos, entre muchos otros... Pero seguramente tengas algo que algún animal no posee y será una cualidad muy hermosa!!!! :0) Besote!!!
ResponderEliminarBuena tu reflexión, tanto que me priva de varias líneas de comentario porque es que lo que pensaba ya lo dices.
ResponderEliminarPor más que me lo planteo, me gusta ser humano, no me cambiaría por ningún animal, pero creo que muchas veces ellos saben mejor que nosotros lo que hacen y porque lo hacen. La razón es una virtud que tenemos, pero que también tenemos la capacidad de perderla o retorcerla y no darnos cuenta.
Muy buena antrada, un abrazo Pepe.
Entre aves e insectos anda el deseo, pero 500 años... tienes razón, demasiado peso.
ResponderEliminarSi lo tenemos muy sencillo, para que desear ser otras cosas en las que seguramente nos encontrariamos muy incómodos, cuando lo más facíl como tu sugieres es ser lo que somos.
Sólo que ese animal que habita en nosotros no nos avergúence como desgraciadamente suele suceder.
Al margen de conclusiones más o menos cuestionables, un 10 por el relato, elegante, ordenado y claro.
Gracias por la música de mi vecina Sole
Abrazos
Mejor mariposa blanca que ave Fénix. Es que 500 años... Y además, una mariposa blanca es bellísima y delicada... Para nada simple Pepe; nada simple.
ResponderEliminarMe gustó seguir tu razonamiento en esta entrada tuya. Un placer
Abrazo
Me ha encantado este paseo tuyo a través de la fauna de tierra y cielo.
ResponderEliminarSería muy aburrido vivir eternamente, pero eso del Ave Fánix, es bastante apetecible.
Una nota excelente para tu entretenido relato.
Un abrazo