SILENCIO
El ruidoso monstruo de acero y hormigón al
fin se duerme,
el día se aleja lentamente, se aproxima la
noche,
reina una densa calma, no hace viento ni
llueve,
se han callado las voces, las risas y los
llantos,
nada perturba el inmenso silencio que me
envuelve.
Es hora de escuchar nítidamente mis voces
interiores,
las clamorosas voces que inaudibles se
elevan
desde el rincón oscuro donde en
silencio aguardan
la hora de la calma y el sosiego, para
inquietar mi alma
con el punzante eco de historias no
resueltas.
Pepe
Más historias sobre el silencio en el blog de nuestra amiga Matices
saber apreciar el silencio al final del día es lo mejor para un real descanso amigo Pepe. Llevas razón en tus palabras.
ResponderEliminarValió la pena volver a leerlo! Un abrazo!
ResponderEliminarEsas voces interiores suelen guardar y decir las más grandes verdades, nos reencuentran con nuestro yo interior. Nos hace bien oírlas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es importante escuchar nuestro interior de vez en cuando para conocernos mejor. Seguro que todos seriamos mejores personas. Tú lo has expresado muy bien.
ResponderEliminarUn abrazo
Si las voces del interior nos desalientan será inquietante cuando llegan los silencios de la noche, el día y sus ruidos las mantienen arrinconadas.
ResponderEliminarBesos
El silencio que llega, profundo para reflexionar, es muy importante para nuestra paz interior.
ResponderEliminarAbrazo =)
Un poema que es un zoom, en que empezamos viendo el monstruo de acero y hormigón y nos vamos yendo hasta ese interior de ese hombre que escribe en medio de la ciudad.
ResponderEliminarUn abrazo, querido amigo.
El silencio como revestimento interior donde caben todas las preguntas.
ResponderEliminarUn abrazo
Te ha quedado al pelo el poema, y creo que merece la pena ser releído. Ese transcurrir del día, ese ir aplacando voces y sonidos para meterse en el interior de uno mismo, donde la reflexión halla su curso y busca nuevos recursos para seguir.
ResponderEliminarBesos!
Gaby*
Somos todo lo que nos rodea y...solo en el silencio de la noche nosotros mismos...
ResponderEliminarLas historias no resueltas no son carne de silencio si no de voces seguras que hagan su labor de desenmascaramiento.
ResponderEliminarUn beso
Pues agradezco que hayas reeditado la entrada. En marzo no la leí, y es francamente buena.
ResponderEliminarUn abrazo, mi buen amigo Pepe.
Y después de la batalla, el descanso. El necesitado silencio reparador que sale de dentro y lo inunda todo, aunque plenteen esas historias por resolver.
ResponderEliminarAbrazos
Abrazos
Ais amigo, hay silencios que son imposibles de romper ni resolver, son silencios que nos dicen todo lo que no podremos nunca más decir porque si pudiesen resolverse las historias, mejor salir con el sol a hacerlo, no?, pero esas, esas que no tienen remedio, son causa eterna de un silencio que nos desvela, miles de besosssssssssssssss
ResponderEliminarEl silencio buscado ese puede y debe recompensar de todas las batallas, aunque a veces nos encare. Bellas palabras y profunda reflexión Pepe.
ResponderEliminarUn abrazo.
no es sencillo aprender a estar en silencio, solo, con uno mismo.
ResponderEliminarun abrazo