(Imagen cedida por ElSilencio en Deviantart)
ESTACION TÉRMINO
Todos llegamos en el último camino,
a la misma habitación deshabitada
a la antesala del último destino,
ante la puerta sin retorno, indeseada.
En un rincón, tristemente vacía,
la silla ya sin dueño, abandonada.
En la pared, la sombra de la ausencia,
ante nosotros, tras la puerta, seguramente nada.
Pepe.
Pepe.
LA CHIQUITA PICONERA
(Julio Romero de Torres)
Quiero centrar el foco de vuestra atención,
en uno de los más grandes pintores que ha dado Córdoba, Julio
Romero de Torres y en el que tal vez sea su cuadro más
representativo, “LA CHIQUITA PICONERA”. Espero que sepáis
disculpar el que, siempre que la oportunidad se me presente, haga un
poco de patria.
La Chiquita
Piconera (Museo de Julio Romero de Torres en Córdoba)
Brasero,
badil, cenizas, intimidad hogareña. Cisco humeante asomado al abismo
azabache de sus ojos. Pelo brillante, terso, endrino. Actitud
indolente en silla de anea, piernas abiertas, ingenuidad y
provocadora perversión. Hombro desnudo hasta el nacimiento del seno,
impúdica lisura de una piel morena, broncínea. Tacón de
aguja, medias de seda y liga naranja, seducción y frontera a lo
prohibido. Ausente la mirada, seria, reflexiva, lúgubres reflejos de
los temores del pintor que presiente para sí mismo la cercanía de la guadaña. Al
fondo, apenas intuida, de nuevo la negrura, paisaje nocturno de la
Córdoba tantas veces en sus cuadros repetida. El Puente Romano, la
Calahorra y la majestuosa mansedumbre del Guadalquivir, dejándose
querer y acariciar por sus pinceles.
El trazo perfecto, delicado, casi fotográfico. El alma de la
mujer cordobesa se muestra en cada una de sus pinceladas. Nadie supo
captar como él la hondura y la belleza de las mujeres de esta
tierra. “La Chiquita Piconera”, fue su última obra y tal
vez su testamento pictórico. La pintó, mientras la vida se le
escapaba a borbotones, meses antes de su fallecimiento ocurrido el 10
de Mayo de 1930.
Más descripciones de retratos en el blog de nuestro amigo Juan Carlos
Me gusta el pintor, me gusta su trazo y color y me emocionan sus temas. Un abrazo
ResponderEliminarMue descubro ante La Chiquita. Gracias por traerla hasta aquí, siempre es bueno hacer patria y más con este bellezón de mujer.
ResponderEliminarY bueno...quizás para el pintor sería una chiquita...pero ya estaba algo crecidita jejeje...y ya en serio, has detallado palmo a palmo el retrato..sobre todo en su ingenuidad y provocadora perversión...bss
ResponderEliminarYo no sabría hacer lo que tú has hecho. Te lo aseguro.
ResponderEliminarPedazo de mujer, chiquita mujer.
Besos.
Perfectos los dos retratos. Me ha encantado el segundo, en el cual has creado un clima increible.
ResponderEliminarFelicidades.
Un abrazo
Disfruté de ambos escritos: el primero, porque recuerdo ese jueves de Matices. El segundo, porque me trae recuerdos de Córdoba. Sobre todo disfruté leyendote por cómo escribes Pepe.
ResponderEliminarBesos!!!
Del primer retrato te digo que me ha encantado tu poema, es desolador como la imagen lo amerita, pero tan bello.
ResponderEliminarEl segundo cuadro es maravilloso, esa mujer-niña que despliega su belleza en cada trazo de la obra, y tus palabras que me acercan a un pintor que no conocía casi nada.
Un abrazo.
Gracias por describir la belleza de una de mis pinturas preferidas, como cordobesa que soy no puedo menos que sentirme alagada por la imagen que mostro Julio Romero de Torres de la mujer cordobesa.
ResponderEliminarQué maravilla de textos Pepe, eres un genio! El primero no lo conocía y me ha parecido precioso. El segundo lo conocía y me ha encantado volver a leerlo, es una descripción perfecta y muy poética la que tú haces del cuadro que es una preciosidad.Un beso
ResponderEliminarMe gustó el relato de La chiquita piconera, belleza de mujer, digna musa de la última obra de un pintor.
ResponderEliminarY también encontrarla, conocerla, al borde de la muerte.
La describiste muy bien.
Muy buena descripción de los cuadros. Me han gustado mucho.
ResponderEliminarUn saludo
Me encanta tu piconera . Un saludo
ResponderEliminarHabía leído los dos, ahora, unidos, veo en común un final de la vida, ese que ves al final de la escalera de la vida en el primero y esa que se escapa al autor del retrato de La chiquita piconera.
ResponderEliminarY un recuerdo, recorrer el museo del autor con tantos amigos.
Un fuerte abrazo.
Que bonita descripción de la piconera... no le falta detalle alguno y me gusta que hagáis patria porque así una aprende cosas en cada jueves... yo también soy así,a la mínima meto algo de la tierrina en mis relatos...
ResponderEliminarMe gusta este cuadro...
Besines...
Me ha encantado como has descrito el retrato, con todo lujo de detalles. Y el primer cuadro me encanta, y el sentido que le has dado; aunque detrás de la puerte puede haber nada o... todo.
ResponderEliminarMuchos besos.
El primero no lo había visto, el de la Piconera lo recordaba. Me gusta que hagas patria, yo soy igual que tú, en cuánto puedo ya os estoy hablando de mi Isla.
ResponderEliminarUn abrazo y besos a Toñi
Ha sido un placer -o dos, en realidad- releer tan bellos textos. Los recordaba.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Releer y recordar, asi, los dos relatos me asoman a los sentimientos. La belleza de La Piconera, impresionante contemplarlo de cerca. Gracias a tu descripción, la próxima vez que lo mire, lo disfrutaré mas.
ResponderEliminarUn besazo
A veces cuando la inspiración es poca, reeditar es una buena forma de mostrar textos que algunos (como es mi caso) no conocíamos.
ResponderEliminarEn el primer texto, esa habitación vacía impresionante, queda recogida en un poema que se me antojó demasiado escueto. El segundo, en que el despliegas unas portentosas dotes para la descripción, me hubiera gustado que hubiera tenido algo más, no se, un recuerdo, un sentimiento, una crítica.
Cualquier obra de arte produce una emoción en el espectador la primera vez que la ve. Luego, esa emoción se va concretando en otras cosas no menos importantes. Esa descripción es la que me hubiera gustado leer.
Un gran abrazo.