Responde al nombre de Irina. Por su acento, parece de la Europa del este, tal vez rusa. Hoy, por primera vez, la he visto llegar. Me ha sorprendido su aspecto. Hasta hoy, siempre la he visto en traje de faena. Altísimos tacones, medias de rejilla, falda cortísima que bien podría pasar por cinturón ancho, blusa anudada a la altura de sus pechos, ausencia de sujetador y un maquillaje de colores intensos digno del mejor clown. Nada que ver con la chica que se acerca en zapatillas de deporte, vaqueros, camiseta, sudadera y apenas maquillada. Desde mi ventana asisto como involuntario espectador al cambio de aspecto que tras de un coche estacionado, se produce. Luego vendrá, como cada día, su pasear al borde de la calzada ofreciéndose a los conductores que transitan por la misma. Un breve cruce de palabras antecede a las idas y venidas a un cercano callejón donde vende sus servicios sexuales.
Al fondo de la calle, en el semáforo del cruce, Makena, nigeriano, ofrece una sonrisa y pañuelos de papel a los conductores. Me asombra su sonrisa y agrado a pesar de que dudo mucho que obtenga más allá de lo necesario para sobrevivir a duras penas.
Anochece. Hace frío. Hacia los contenedores de un supermercado cercano veo acercarse, como cada noche, en busca de alimentos con fecha de caducidad cumplida, a Norberto. Es ecuatoriano. Tiene mujer y tres hijos. La crisis y el paro han golpeado con saña en la línea de flotación de sus sueños dejándolo atrapado entre dos mundos. Distingo la silueta de Irina de pie al lado de una pequeña hoguera.
Distraido, hago zapping por las distintas cadenas. En una están echando un reportaje sobre raterillos rumanos en las Ramblas de Barcelona.En otra cadena, un homenaje a Ronaldo, futbolista portugués del Real Madrid. En una tercera, un programa titulado "Destino España" que cuenta historias de extranjeros que, atraidos por nuestro país, se han integrado en el tejido social de los pueblos y ciudades donde han fijado su residencia.
Ante mis ojos, en un momento, historias que configuran la realidad de cualquier moderna sociedad. Tremendamente multiculturales, mescolanza de razas, de nacionalidades, de lenguas, con enormes desigualdades sociales que se reflejan también en el trato dado a los que arriban a ellas. Sociedades débiles y quebradizas y quizás por esa misma debilidad, intolerantes y crueles con los más frágiles y marginados de sus miembros.
Me gusta soñar con una sociedad poliédrica, multicultural. Parto de la idea de que cada persona, cada grupo humano que arriba a nuestro pais, posee valores diferenciadores que enriquecen al conjunto de la sociedad que los acoge. Considero que es muy enriquecedor tener la mente y el corazón abierto a absorber con codicia todo lo positivo que las personas pertenecientes a este entramado multicultural nos pueden aportar.
Lamentablemente, ese marco de convivencia está muy lejos de ser una realidad. Mientras no exista la decidida voluntad porque no se vulneren los derechos fundamentales de las personas, su libertad e integridad, mientras no se respeten las leyes que nos hemos dado, mientras no existan mecanismos de protección social justos y suficientes, Irina, Makena, Norberto y tantos otros, seguirán atrapados, añorando sus países de origen, dando la espalda a una sociedad a la que nada importan.
Más reflexiones sobre extranjeros e inmigrantes en el blog de GUS.
Desde luego hay una diferencia entre extranjero y inmigrante. En ese programa de españoles en el mundo se ve, casi todos, digo casi porque no todos son de paises de lo que llamamos el primer mundo, y todo es muy bonito, les van las cosas muy bien y son felices. En cambio cuando se habla de inmigrantes la cosa varía, pateras, rejas etc.el lenguaje es otro, más triste y más tétrico.
ResponderEliminarMuy bien expresada la idea en tu relato.
Un abrazo
Carmen Andújar
Pepe, comparto tus sueños sobre una sociedad poliédrica y multicultural. Así nos enriqueceríamos todos. Pero es muy difícil que eso pase, en general, en todas nuestras sociedades predomina el miedo al diferente. Somos patéticos.
ResponderEliminarUn abrazo.
¿Sabes? esta fenomenal ese deseo de sociedad multicultural pero creo que no deja de ser una utopia, aunque no debamos dejar de intentar acercarnos a ella.
ResponderEliminarLa inmigración como todo abarca un amplio abanico de situaciones que nunca pueden meterse en el mismo concepto.
Un abrazo
Podría hacerse realidad esta utopía, dejar de ser utópico esta mezcla, esta integración, esta multiculturalidad,podría ser. Creo que es enriquecedor, pero está esta cruda realidad que tan bien has descrito, este estar al margen de una sociedad consumista y casi deshumanizada.
ResponderEliminar¿podremos ver el cambio que muchos quisieramos ver? A mi me gustaría.
Mi abrazo Pepe y mi deseo de cambio.
Pepe,yo creo que la palabra utopía se "hizo" para poder creer en un mundo mejor,y creo en ella.
ResponderEliminarEL mundo mejor no sé si podemos llegar a verlo,en tanto en cuanto los poderes sigan manteniendo una mentira.
EN la medida en que nosotros,los de a pié ,colaboremos,tal vez sea posible.Y..son tantos los que están en esas condiciones que a veces me siento avergonzada de llamarme persona.
Besucos amiguco
Gó
No se puede narra mejor una realidad con la que, lamentablemente, nos tropezamos a diario. Creo que fue a Gus a quién le comenté que viviendo todos en el mismo planeta, nadie debería llamarse extranjero. Me gusta la palabra utopía, creo en ella, y espero que ese mundo mejor e igualitario lo vean nuestros descendientes, antes o después, el hombre tendrá que ver todos los errores que comete. Besitos dobles.
ResponderEliminar"Me gusta soñar con una sociedad poliédrica, multicultural"
ResponderEliminarTe apoyo, eso siento desde mi sangre mezclada, y por ello no me extraña lo extraño, me enriquece y hasta me evoca ecos.
Todo es mezcla desde siempre, nada permanece impoluto, por suerte.
Pepe, en cada uno de tus personajes se destila una historia individual, como la tuya o la mía. Nos olvidamos de que fuimos extraños en otras tierras, de que el hambre nos movió a abandonar lo conocido, dicen que son otros tiempos, que no es lo mismo, que no se meta en el mismo saco,discrepo, siempre ha sido el hambre la misma, similares los sueños. No quiero defender lo que tengo o lo que significa mi mundo, como un tiburón (me disculpe el inocente escualo),a dentelladas, mientras se abren paso desesperados los que nada tienen, hoy ayer y mañana, con suaves, impotentes dentelladas.
Besitos muchos y añorados.
Has puesto palabras a mis pensamientos. Quise que mi jueves fuera por el camino que tu has tomado pero no me llegaron las musas. Como siempre has sabido exponerlo con las mejores palabras. Un beso.
ResponderEliminarQue alegría me da tu Bienvenida Pepe!!! es como regresar de un largo viaje y encontrar que los amigos no nos olvidan.
ResponderEliminarLEERTE ES UN PLACER!
BESABRAZOS Y SONRISAS
Mientras no se cumplan las leyes sancionadas o se legisle un poco mas acorde a los tiempos, Irina, Makena y Norberto seguirán recorriendo las calles por monedas. Creo que la clave para lograr esa sociedad multicultural que proponés es la educación. Machacar la idea de que el inmigrante no es un enemigo, de que podemos aprender unos de otros y compartir unos con otros, machacarla todo el tiempo.
ResponderEliminarMi familia está traspasada por la inmigración, mi padre fué un inmigrante, nadie le regaló nada, todo lo hizo con mucho esfuerzo; trabajó y pagó impuestos y devolvió la oportunidad que le dieron.
Todos merecen una oportunidad, todos merecen soñar con un futuro mejor en el lugar que elijan, en eso no hay "extranjeros"
Un abrazo
Soy Any de Remando
Sería un gran paso que hubiera igualdad entre nativos e inmigrantes. En algunos países es más fácil asentarse, parece, pero en varios sentidos la discriminación es uno de esos bichitos rastreros que se desliza entre diálogos, textos y rutinas...
ResponderEliminarSaludos!
Una sociedad igual y sin diferenciaciones, global y abierta en su estructura, no sé Pepé... creo que sí que es una utopía, pero la esperanza siempre está ahí esperando que el ser humano haga de ella una realidad...
ResponderEliminarUn beso
El relato me ha ido diferentes ideas a mente, es muy rico en evocaciones. Pero me quedo en el final, es algo que me preocupa. Cuando empezaron a llegar extranjeros se iban integrando, de una u otra forma, en nuestra sociedad. Al irse haciendo mayor su número parece que se han ido formando círculos cerrados, hay diferentes mundos en nuestras ciudades que coexisten sin compartir más que lo justo, sin pretensión de conocerse. Y todos nos hemos acostumbrado.
ResponderEliminarMe parece un drama, una enfermedad de nuestra sociedad que espero pueda curarse.
El relato, insisto, me ha gustado mucho.
Un abrazo, amigo.
Lo que pasa es que esto esta muy mal repartido, lo que puede ganar un futbolista, una actriz de cine, un banquero, un político. La sinrazón se extiende por el mundo.
ResponderEliminarBesos paliativos
Hola...ola de mar..
ResponderEliminarEn mi ciudad hay cientos de ellos, como las personas que describes. Alguna vez me he parado a escuchar , a preguntar algo. La semana pasada a Alí. Es de un lugar cerca de Pakistán o de allí mismo. E´l vende cerveza a un euro en la plaza del cedro, y en su país, sus hijos a los que hace años que no ve, su mujer. Quiere que alguno pueda venir.
Pero para la mayor parte de nosotros, esas historias no importan, sólo son inmigrantes..No se si un día cambiaremos, y no consideremos de donde proviene una persona, si algún día la mayor parte de las personas, las vean como tu y yo, como dices una persona que enriquece con su cultura y aportes aquella sociedad en la que viva.
Un beso, del Aire
que mal está repartida la cosa no? lindo relato! besos!
ResponderEliminarCuánta realidad hay en tu relato. Por acá pasa lo mismo, en la calle se ve a muchas extranjera prostituyendose, otros vendiendo cosas en la calle bajo cualquier clima, y muchos más haciendo cualquier cosa por sobrevivir. Me pregunto que pasaría si a nosotros nos tocara vivir eso, y porque no aprendemos más a unirnos más allá de razas, colores, y religión.
ResponderEliminarUn abrazo.
Nosotros ponemos las barreras, nosotros deberíamos de quitarlas también, pero hay tantas cosas que podríamos hacer y no hacemos... supongo que la utopía debe de estar siempre en el horizonte, más que nada para que no se nos ocurra dejar de caminar... Un besote, bueno, que sean dos ; )
ResponderEliminardespués de ti, yendo por lista, vine verónica marsá...y te digo esto por que quizá la idea que como comentario te voy a dejar se lo tenga que repetir a ella...ya veremos...y la idea a la que me has lleavdo es a esta: verás como la historia se vuelve a repetir, pepe...¿recuerdas que el imperio romano acabó tomado por los "bábaros"? pues así le sucederá al mundo rico, al mundo minúsculo, en compación con el pobre...un día, y esto no lo veremos ni tú ni yo, pero como la historia es cíclica, estoy de ello convencido, toda esta sociedad de opulencia se irá al carajo debido a que el mundo pobre se nos comerá...cosa normal por otra parte,pues un día se desertará del todo y verá que lo estamos sangrando...
ResponderEliminarmedio beso, pepe.
Hola.
ResponderEliminarLa emigración es algo común desde tiempos pasados hasta hoy.
Asturianos y Gallegos, estamos por todas partes, diseminados, buscando un mundo mejor.
Pienso que deberíamos pensarnos ciudadanos del Mundo, sin más. Tener acogimiento y ser acogidos. Pero la realidad es otra, y no debemos jugar con utopías que jamás serán posibles.
Me ha encantado como has llevado la historia.
Un abrazo.
Atrapados, esa es justo la palabra, llegan con ilusiones, con ganas y la pobreza y la exclusión socila los deja atrapados en un sitio donde no tienen a nadie, ni familia ni amigos, por ello son tan bulnerables y presa fácil de depredadores que usan a sus congéneres para su propio beneficio, pagando míseros salarios y quitando el dinero de su triste trabajo, miles de besosssssssssssss
ResponderEliminarEs un tema demasiado complejo y delicado para abordarlo en este comentario, sólo decir que los pobres, los que buscan en la basura, las prostitutas y los vendedores de pañuelos, no son sólo inmigrantes, por obra y gracias de la maldita crisis, hoy puedes encontrarte a todo tipo de personas en estas terribles situaciones.
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