Volvemos en seis minutos. Toda una eternidad..
El programa te interesa. Es apasionante, absorbente, acapara tu atención aligerando
el peso del cansancio acumulado durante todo un día. Pero llegan los dichosos
seis minutos, anuncios mil y una vez repetidos, poco o nada interesantes. Coches
de ensueño, fragancias embriagadoras
capaces de hechizar a la más bella, detergentes antimanchas respetuosos con el color, cremas que prometen
la eterna juventud, ¡qué hartazgo! ¿Qué
hacer en esos seis minutos?.
Ellos son los culpables directos de muchas
frustraciones. Mando en ristre, comienzas a cambiar de canal (odio la palabra
zapping) distraídamente, en busca de algún programa que te ayude a mantener la
cortinilla de los párpados subida.
A
veces lo consigues. Encuentras un programa que te atrae, y llega a hacerlo hasta
el extremo que cuando vuelves a retomar aquel del que te separaron seis minutos,
ves que has estado alejado tantos, tantos, que o bien ha finalizado o ya no
eres capaz de seguir el hilo argumental.
Otras veces no. Una extraña confabulación
televisiva hace que todos los canales estén pasando anuncios. Esa conjunción
hace que los brazos de Morfeo se extiendan amorosos hacia ti y que tú
confiadamente te dejes arrullar por ellos
preguntándote, horas más tarde cuando el sueño decide abandonarte, como
habrá concluido aquello que mantuvo tu atención hasta los fatídicos seis
minutos, esos minutos que al espectador le procuran innecesarias interrupciones
y más de una frustración,
En seis minutos vuelve la programación en otros muchos televisores de la mano de nuestro amigo Gustavo
Deberían prohibir que los espacios comerciales se extiendan más de tres minutos, a lo sumo!...hay momentos en que uno verdaderamente pierde la paciencia escuchando una y otra vez la misma cantinela publicitaria y termina apagando el televisor aún antes de que termine el programa que comenzamos a ver!
ResponderEliminarun abrazo
Pepe, lo peor no es que te abandones en brazos de Morfeo, eso es una bendición porque al día siguiente lo agradeces, lo que realmente es una fatalidad es que durante los seis minutos te vas a la cocina y tiras de la tableta de chocolate, de un helado, o de cualquier otro dulce que ya sabemos donde se va a instalar. Y, ahí nos tienes mirando los esculturales cuerpos de las anunciadoras de perfumes mientras engullimos calorías de aburrimiento.
ResponderEliminarUn beso.
Estoy totalmente de acuerdo contigo. No es la primera vez que me pasa. Me duermo en el sofá esperando el desenlace, o si ya me han hartado con tanta pausa, me voy a la cama directamente.
ResponderEliminarBss.
jejeje, Pepe, el mando es un artilúgio de poder, aquel que lo domina tiene el mundo y la voluntad, la opinión, ajena en sus manos. Darle la vuelta a todos los canales y en todos anuncios, sucede, o en ninguno nada potable, ocurre. Existe en el mando un botoncito para apagar infalible, por suerte existen canales sin anuncios, la 1 y la 2, no ofrecen esos 6 minutos preciosos que darían para muchas cosas fuera de pantalla.
ResponderEliminarPepe, te comprendo, me entra el sueñecito, la tv evita tomar somníferos. Besito.
Son verdaderamente frustantes las pausas publicitarias, sobretodo cuando estás interesado en un determinado programa. Lo has descrito muy bien.
ResponderEliminarUn abrazo.
¿Extraña confabulación, Pepe? Más bien, estudiada para seguir atormentando sí o sí. Excelente entrada, sobre todo, cuando al final, lo más sabio es dejarse abrazar por Morfeo y plantarlos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Es cierto que a veces uno cambia, cambia y cambia (conste que no digo "uno hace zapping" porque no te gusta) y lo único que hay son anuncios, que rabia! Muchas veces pasa también lo que decís, que uno cambia y termina viendo otra cosa absolutamente diferente de lo planeado. Y tienen suerte que alli son 6 minutos ... nunca lo hice, pero siempre digo que le voy a tomar el tiempo al espacio publicitario, creo que supera los 10 minutos ampliamente. Yo recuerdo haber ido a la panadería de abajo durante el corte publicitario (vivo en un piso 10º), haber comprado, vuelto y aun no había terminado la publicidad, asi que imaginate ...
ResponderEliminarUn abrazo
Y es que seis minutos dan para mucho. En la primera pausa de la noche lo mejor es ir a sacar la basura, o aprovechar para ir al baño o ponerte el pijama o quitar la mesa... Pero en las siguientes pausas publicitarias es más probable que uno termine, como bien dices, rindiéndose a los brazos de Morfeo. Real como la vida misma. Un beso.
ResponderEliminarAlgo comparable de frustrante es la conexiones de Internet interrumpiendose, cuando uno escribió un comentario en el blog. una vez conté 13 publicidades, solo para que uno conductor se despidiera hasta el proximo programa.
ResponderEliminarY suelen aparecer en los momentos claves de las series, antes de la revelacion del misterio.
Maravillosa entrada. No se puede expresar mejor. Sé seguro que los diferentes canales se ponen de acuerdo, para colocar todos a la misma hora el dichoso cartelito de los seis minutos.
ResponderEliminarUn saludo tan cordial como afectuoso.
Morfeo, Morfeo... siempre está esperando que nos acunemos en sus brazos. Es cierto, Pepe, esas pausas no son favorables para el televidente y si y mucho para los patrocinadores. La audiencia se mide en negocio a más "share" más empresas anunciantes.
ResponderEliminarMi pena las películas que hace años que soy incapaz de ver una entera.
Besos!!
Pues la verdad Pepe que hay día que solo enciendo este maravilloso invento para poder entornar las persianitas de los ojos, es que su soniquete acuna de una manera....
ResponderEliminarAbrazos.
Bueno, eso de los anuncios tiene la capacidad de sacarme de mis casillas cuando me cortan algo que me interesa. Y por lo de dormirse, yo creo que no hay somnífero más eficaz que esos programas que ni te asquean ni te interesan, simplemente van pasando mientras ingresas en el reino de Morfeo.
ResponderEliminarUn abrazo
Me ha gustado lo de ..."la cortinilla de los párpados"... Buen trabajo Pepe
ResponderEliminarY los sueños tan ricos que se echa uno/a, yo no los cambio por nada, jejee. Pepe los rayos catódicos son hipnotizadores por eso pasa lo que pasa.
ResponderEliminarUn abrazo.
En los seís minutillos, "ermando" siempre cambia de mano y acaba "armando" lío entre los presentes. Los del duermevela se espabilan abren la pestaña y al oír el sueve murmullo de voces que no escuchan vuelven a dar el pestañazo.
ResponderEliminarImpecable como siempre, Pepe.
Dos besos...
Hola Pepe:
ResponderEliminarTambién estos dias mi ordenador parece que me está dándome solo "seis minutos"sin bloquearse.
Viendo la televisión,lo que ocurre con esos minutos,ademas bien anunciados,es que encuentre otro programa que me guste más y me olvide del anterior (salvo que sea una película muy buena o un tema interesante).
Además de lo que tú dices,me resulta tan ofensivo como escuchar a cualquier político(lo siento,no puedo con ello) o en otros casos,se me olvida lo que estaba viendo o de repente cierro el televisor.
Ceo que lo de cambiar de canales es algo muy común a todos.Nos están abrasando,en todos los sentidos.
Besucos sin espera
Gó
YO, PEPE, HE INVENTADO MI PROPIA TELE. YO, PEPE, NO AGUANTO LA TV. YO ,PEPE, HE INVENTADO LA TELE POR LA PC...QUE QUIERO UN DOCUMENTAL, LO BUSCO. QUE QUIERO UNA PELI, LA BUSCO. QUE NO QUIERO NADA DE ESO Y QUIERO RADIO,LA BUSCO...LA PC ME HACE LIBRE DESDE EL PUNTO DE VISTA TELEVISIVO. DESDE QUE TENGO ESTE INVENTO POR UNAS CIRCUNSTANCIAS O POR OTRAS, PASO DE TELE, HE ABANDONADO MI PASIÓN FUTBOLERA, ETEC...YO...YO...ES ESTOS ASPECTOS SOY UN GENIO...
ResponderEliminarVIVA YO, ABAJO LA TELE, LA TELE DE AHORA.
MEDIO BESO.
En algo estamos de acuerdo todos, que los seis minutos molestan, y como molestarán, que algunas veces los finales quedan a merced de nuestra imaginación, o lo peor esperar que lo repitan para volver a ver todo y encontrarnos con el final tan esperado.
ResponderEliminarUn abrazo.
Eso ocurre mucho Pepe, avisan de esos seis minutos, que en ocasiones son más, y empieza la carrera de canales, cambiando de manera aburrida. A veces se encuentra algo interesante y te quedas un rato, cuando vuelves te cabreas porque generalmente el corte lo hacen casi al final y te lo has perdido. ¡Malditos seis minutos!
ResponderEliminarUn abrazo
Pero que manía, te digo lo mismo que a mi Diosa Gatuna, el problema es que los humanos no sabéis priorizar, veamos, si cambias esos fantásticos seis minutos a otro programa que te hace perder el que veías antes, porqué, digo yo, no lo haces al revés, te quedas esos seis mintuos, son micro historias, llenas de fantasía, de imaginación, de fotofrafía fantásticas, frases geniales que todo el mundo repite o ingeniosos y sorprendentes, cuando acaban esos seis, fiummmm, mando en ristre buscas otra cadena que esté en los seis minutos, asi nunca dejas nada a media ni te furtras, jejeje, si es que es lo que os digo, por mucho que os observe, esta sirena nunca entenderá a los humanos, jijiji, emmm, iba a hacer el relato, pero luego pensé, para defender los seis minutos seguro que mejor lo hago en los comentarios, os leo, me distraigo y nado por los cibermundos, este fantástico mar donde es fácil esconderse, jejeje, te dejo besos para Toñi y miles para ti!!!!
ResponderEliminarY lo que les cunden esos seis minutos. 18 anuncios aproximadamente, lanzados a velocidad de vértigo a mogollón de espectadores a la vez... Y nosotros roncando. :)
ResponderEliminarInteresantes reflexiones, Pepe.
Saludos!
Lo peor de todo es que luego de aguantar la tanda, me duermo en el final del programa.... jaja
ResponderEliminarPor favor, tomá bien nota de la marca de ese detergente que respeta los colores. Por aquí no he visto ninguno. Me haces ese favor?¡
besos
Hola, ola de mar...
ResponderEliminarCuando era capaz de concentrarme en algo ante la TV ( ahora sólo veo mis series favoritas en internet) , solía aprovechar los anuncios para un montón de cosas, incluso sabía antes de que empezara la peli lo que tenía que hacer : desde fregar los platos de la cena, ponerme el pijama, ir al baño , darme una ducha, a ...si, leer un capítulo o un trozo de capítulo más. La costumbre que jamás tuve fue la de cambiar de canal, porque si ya estaba viendo una cosa, no quería perder el timpo buscando otra.
Hoy..., bueno, tanto tiempo si ver la TV que no soy capaz de concentrame ni siquiera si el programa es interesante. Pero si que recuerdo que a veces era frustrante, en las ocasiones que tu dices, en las que estás enganchado y espernado el final...Como los odiaba entonces! Sobre todo cuando los ponían poco antes del fin de una peli, para volver en seis minutos y echar sólo cuatro del final...
Pero conmigo..ya no juegan, ea..Divorciada total q estoy de la TV!
Un beso
del
Aire
Es cierto Pepe, a veces esos seis minutos se hacen interminables, sobre todo cuando el corte es justo en el momento de definir algo. Uno se pone a cambiar de canal y llega un momento en que ya ni se acuerda de lo que estaba mirando jaja
ResponderEliminarUn beso.
Como se paran los relojes del aburrimiento cuando nos bombardean con la publicidad y que razon tienes que la mayoria de las veces se cambia se cambia se cambia... para dormirse mejor.
ResponderEliminarUn besazo
Es muy cierto lo que dices, yo perdí el poco interés tras unos 6 minutos que se debieron multiplicar por siete u ocho mientras veía la película "Muerte entre las flores" Cuando volvió la película ya no sabía que gangster era de cada bando ni porque se mataban con tanta saña.
ResponderEliminarUn abrazo, amigo.