Se dejó caer en la cama, como cada día, con
el alma cansada por el peso de las
últimas historias. Aquellas a las que ese día había tenido que dotar de un
esqueleto gramatical y caligráfico o aquellas a las que había tenido que poner
voz para desvelar su contenido. No podía evitar involucrarse en ellas y así, un día más, había amado, odiado, recordado,
añorado, implorado un regreso, comunicado una defunción, un nacimiento, una
boda, un golpe de fortuna y solicitado diversas cosas a organismos oficiales.
Sus padres se habían esforzado porque él no
fuera un analfabeto más en un tiempo en
que el conocimiento era privilegio exclusivo de las clases más acomodadas. Le
gustaba leer y escribir y eso le permitió tener una cultura general más
que aceptable a pesar de no haber podido acceder a estudios superiores.
Lo que empezó siendo un gesto altruista, de
buena vecindad, escribir o leer alguna carta para una vecina, terminó
convirtiéndose en un trabajo que si bien nunca lo haría rico, le permitia vivir
sin apuros aunque modestamente. Se durmió, un días más, con la incertidumbre de no saber durante cuanto tiempo iba a poder
soportar ese trabajo, ser conocedor y confidente de tantas historias, secreto de confesión
al que su oficio de escribidor y lector por encargo, le obligaba.
Más historias en casa de nuestra amiga Rochies
Ciertamente puede comenzar siendo interesante, tomando en cuenta también el factor curiosidad... pero sin duda, tarde o temprano, ser el depositario de la vida de los demás, con toda la responsabilidad que conlleva, puede llegar a cansar, y de algún modo quizá, a quitar ese toque personal que solemos invertir en nuestras propias cosas. buen enfoque el del escribidor/lector.
ResponderEliminarBesitos Pepe!
Gaby*
tu texto me hizo recordar aquella película brasilera que narraba la historia y la importancia que una mujer -alfabetizada- tenía dentro de su barrio, de gente humilde y analfabeta.
ResponderEliminarMuy emotivo. Duro además, porque cargar con los sentimientos y las evocaciones de tanta gente se transforma co el tiempo en una tarea difícil de sobrellavar sin inmutarse.
un abrazo
Alguien tiene que hacer ese trabajo, es necesario, es importante, sin embargo !cuanto peso sobre sus espaldas y de noche en los sueños esas palabras ajenas que llegan a ser suyas!
ResponderEliminarHermosa forma de trabar hablar con escribir, besito.
Pues sí, tiene que ser duro, de alguna forma vive esas vidas y habrá noticias alegres pero también días muy tristes.
ResponderEliminarUn beso!
Afortunadamente ya no se tiene que tener un escribidor,porque ahora tod@s sabemos escribir, pero como tema para el relato, me encantó.
ResponderEliminarEscribidor y lector por encargo! me encanta tu relato, y me gusta esta frase....Cuantas noticias han dado esos que hacian tan buen trabajo...para aquellos que no sabian, ni leer, ni escribir.
ResponderEliminarEnhorabuena siempre me voy de tu casa con un buen sabor de boca, gracias Pepe... y besos querido amigo
Realmente sería duro tener que transmitir las malas noticias pero alguien tenía que hacerlo. Con cuánto tino tendría que hacer uso de las palabras! Era una gran responsabilidad.
ResponderEliminarUn beso.
Bonito trabajo, social y creativo. Un abrazo.
ResponderEliminarUn trabajo que es de admirar, el tuyo y el del escribidor, sin duda.
ResponderEliminarDifícil es poner una barrera al trabajo, cuando lleva sentimientos, ya sean tristes, o alegres.
Me gusto tu Jueves.
Un abrazo.
Es muy interesante el tema elegido.Me ha llevado a otros tiempos en el cine en donde veía cómo los escribidores,entes lo hacían .Pero tenía razón:a pesar de ser bonito(a mí me suena más bien!!) el hecho de ser conocedor de la intimidad de las personas es dificil de llevar.No por caer en tentaciones de decirlo,si no por el peso de tanta información.
ResponderEliminarA veces no se puede con todo o al menos lo creemos.
Besucos,escribidor elegante!!
Gó
Trabajo duro por su implicación, pero a la vez tan bello... Me ha encantado, Pepe. Escribes como los dioses, señor escribidor.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Cierto es, que este hombre, sin pretenderlo, era conocedor de dichas y desdichas ajenas. Tiene su morbo la cosa, pero supongo que siendo siempre igual, acabó hartando al hombre ese trabajo tan singular.
ResponderEliminarBss.
sabías , pepe, que en la india aún hay tipos de estos, escribidores y lectores...bue, lo segundo lo añado de mi cosecha, por aquello de que si hay escribidores de cartas, también y forzosamente habrá de haber lectores?
ResponderEliminarme resultó curioso conocer este dato hace bien poco en algún reportaje o documental visionado por mí...claro, que nuestros mayores han de haber visto mucho de esto que expones tan felizmente bien en tu texto...¿los curas cómo se lo pasarán en las confesiones, los psicólogos..eetc?
medio beso, pepe.
Me ha encantado tu texto Pepe, no lo veo mal trabajo y desconocía que alguien pudiera vivir antaño de eso. Mi lado curioso me puede y es algo que me hubiera gustado hacer independientemente del lado de generosidad que se puede ejercer desde esta tarea. Pero como me implico demasiado en todo no podría con ello, creo que al cerrar los ojos por las noches...tanto peso no me dejaría dormir ni vivir sean buenas o malas las noticias.
ResponderEliminarMe ha encantado tu visión para este jueves y como siempre tu manera cercana de escribirlo.
Un beso grande a los dos.
me encantò este texto, Pepe. tiene como cosas de tu alma, sentì.
ResponderEliminarun beso!
A una pequeñita escala me pasa algo así, hay gente que me viene a preguntar dudas jurídicas y pasa algo así, algunos cuenta intimidades. Como pasa con otros amigos que tienen conocimientos a los que uno no llega (en mi cas informatica).
ResponderEliminarEn el caso que cuentas es medio de vida, pero con mucha humanidad.
Un abrazo, nos vemos.
Es halagador que alguien te pida que escribas algo para otra persona, de adolescente y aun hoy me ha pasado. Pero siempre trato a alentar a quien me lo pide a animarse, le tiro ideas o palabras, porque me parece mejor que lo que se escriba salga del corazón de quien lo siente.
ResponderEliminarNo se si se entendió jaja que lío hice no?
Tu relato hermoso y original.
Un beso.
wommm !!!
ResponderEliminarme imagino lo agotador y a veces desesperante que debe ser el que todos se te acerquen para decirte o contarte tantas cosas que apenas si puedes con las propias, más aun en cierta forma halagador que alguien a quien quizás no conoces o simplemente un conocido se te acerque a contarte sus más íntimos secretos
Este relato tuyo me recordó a una experiencia que tuve hace unos años. Tuve que leerme mas de cien trabajos de poesía porque formaba parte de un jurado. Y sufrí mucho, una tarde tuve que desconectar y salir de casa para limpiarme de tantos versos.
ResponderEliminarY cuando era niña escribí algunas cartas que me dictaban mis abuelos, o alguna tía que no sabía leer ni escribir.
Pienso que debió de ser un trabajo muy humano este de escribidor y lector de otras personas.
Un abrazo
Ensalta letras a diario que brotan de corazones ajenos... se cuelan por las rendijas del suyo y le desgastan pues hay de todo, matices de tristeza o tal vez dolor y ¿porqué no?... amor. Y el calla y guarda, mucho peso... Porque las suyas se amalgaman dentro de él sin encontrar la puerta de salida, supongo que alguien que ejerce un oficio de estas características la necesita, pues el de entrada es muy potente...
ResponderEliminarMe has invitado a reflexionar, es un trabajo con cierto romanticismo pero con sus grises...
ahh, gracias :)
Un abrazo
Conmovedor texto, que evidencia una forma de ser vehículo de las palabras de otros. Difícil sustraerse de todos y cada uno de las situaciones, alegres o tristes de las que se depositario.
ResponderEliminarUn fiel reflejo del tema de esta semana.
Abrazos
Profesiones relegadas al olvido gracias a la generalización de la cultura pero que en su día fueron realmente útiles. Has dado el punto de vista subjetivo, debió ser duro saber todas esas confidencias entre familia y amantes.
ResponderEliminarUn abrazo
El letrado o el bachiller del pueblo hacía casi siempre las funciones que nos cuentas, recuerdo que en un pueblo cercano, hasta hace poco, era el médico jubilado el que atendía a las mujeres para escribir a sus hijos que estaban en el servicio militar.
ResponderEliminarTotal, casi como el cura pero en civil, el problema lo tenía el pobre hombre que se llevaba el trabajo colgado del cuello.
Un beso a los dos bien gordo.
Qué conmovedor relato Pepe.
ResponderEliminarNo sé, a mí me encantaría solicitar un puesto de "escribidor y lector de cartas de amor y otros".
Un abrazo!
El es y fue escritor y quizás en ningún estudio superior le recortaron el cerebro. Me ha encantado, Pepe.
ResponderEliminarComo hará visto por un error de links el trabajo fue doble.
Que oficio tan maravilloso y tan duro a la vez, poner letras a tantos sentimientos ajenos...
ResponderEliminarMe a encantado la historia y como la has contado.
Un doble abrazo.
Los dos hemos elegido como protagonista al escribidor, la mano que pone voz a los que no saben de letras.
ResponderEliminarUn besazo
¡Que duro tiene que ser no saber leer ni escribir! Contar tus sentimientos o intimidades a otra persona para que los plasme en papel tiene que dar cosa, aunque también debe ser difícil saber tantas historias ajenas para este hombre. Importantísima labor la que tiene. Me gusta mucho cómo nos has contado la historia. Un beso.
ResponderEliminarHola, ola de mar..
ResponderEliminarRealmente me encantaría tener es oficio. Cuando era poco más que una niña , me encantaba la historia de Egipto, pero sabes cuál era mi personaje favorito y con el que yo soñaba ser en otro tiempo, en otro plano?: Si, un escriba. Sin duda no habría trabajo para mí mejor que ese. Yo si podría con las historias , con la tristes y alegres, estoy segura por mi carácter.
Pero supongo que a veces, me pesarían, pero sólo a veces, como en ocasiones me pesan las mías .
Un beso, del
Aire