Siempre tuvo la profunda convicción de ser
mentalmente fuerte, emocionalmente estable. Su trayectoria vital fundamentaba y
avalaba dicha convicción. Nunca permitió que las emociones le perturbaran hasta
el punto de perder la serenidad de espíritu, el control de su propia
existencia. Nunca, hasta aquel luctuoso episodio. Los anclajes que le
proporcionaban estabilidad y firmeza, saltaron por los aires hechos añicos. En
ese momento, ni familia, ni amigos, ni creencias religiosas, ni su pretendida
fortaleza mental, nada constituyó el clavo ardiendo al que aferrarse. Todo se
desvaneció y el vacío más absoluto y devastador se adueñó de su mundo.
¿Dolor emocional?, no lo sé, pero el dolor
físico era intenso como si mil cuchillos
entraran una y otra vez con saña a perforar su corazón, como si todo el Planeta
hiciera presión sobre su pecho, aplastándolo, como si el aire se hubiera hurtado para
siempre a sus pulmones, como si sus huesos y músculos se negaran obstinadamente
en sustentarlo. Un terremoto emocional
de irreparables consecuencias sacudió violentamente su edificio.
Nada volvió a ser igual. Remendada, recosida,
parcheada, sigue su existencia sólo porque la vida siempre sigue, pero como si
de un virus se tratara ese dolor intenso se niega a morir. Adormecido durante
períodos más o menos prolongados de conformidad y calma, el monstruo que
destrozó los cimientos que siempre creyó firmes, vuelve para atormentarle, para
recordarle que el corazón humano es frágil y que algunas sacudidas lo destrozan
para siempre convirtiendo el dolor emocional en el peor y más aniquilador de los dolores.
Más sacudidas emocionales en el blog de nuestra amiga Lucía
Se sigue porque hay que hacerlo, es cierto,pero nada vuelve a ser igual y ese dolor formará parte de nosotros para siempre, es así... "hay golpes en la vida tan fuertes... yo no sé..."
ResponderEliminarMuchos besos!
es cierto PEPE, habrán huellas imborrables en experiencias tan fuertes. Muchos saludos y agradecido por relato!
ResponderEliminarEl dolor que describes sobrepasa lo personal, lo íntimo, casi lo humano; es el sentimiento universal de lo impensable, insoportable que sin embargo ocurre, te toca, te atraviesa y -rompiendo los fundamentos de tu existencia- se convierte en algo sólido, tangible al cual te acostumbras sin poderlo asimilar del todo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Ese dolor que no desaparece si no que se esconde, es tan intenso que todo lo rompe,pero lo sorprendente es que el ser humano es aun más fuerte, cuando a pesar de todo sobrevive y lo sobrelleva.
ResponderEliminarIntenso Pepe.
Un abrazo y merecido viaje para los dos.
Pepe ¿has estado de patios? lo digo porque has llegado a última hora, lo que no te ha impedido hacer una buena entrada.
ResponderEliminarMe has conmovido con tu dolor. Hondamente...
ResponderEliminarUn fuerte abrazo...
Comparto contigo el trato que le das al dolor calificándolo como monstruo, que se esconde a temporadas, pero que cuando se le antoja resurje con un ímpetu y una fuerza que arrasa con el alma.
ResponderEliminarDesgracidamente, vivo una situación personal muy dolorosa y me he sentido identificada con tus palabras.
Un abrazo.
Comparto mi tardío comentario con Neogéminis. Tan solo añado que solo se me ocurre un realtivo consuelo la huida del ego y el refugio en el nihilismo. Bss.
ResponderEliminarDonde pone realtivo, léase "relativo"
ResponderEliminarA veces, las personas que más fuertes se consideran, son las que más sufren cuando algo les causa una pena muy honda. Esos cimientos que se creían tan bien asidos, tambalean, y con ellos, muchas de sus convicciones. Simplemente hay situaciones que son devastadoras y sumamente difíciles de afrontar.
ResponderEliminarMuy buena tu descripción del dolor, y todo el proceso del temple que parecía inquebrantable, sumiéndose en una dolencia inevitable.
Besos!
Gaby*
Es un golpe muy fuerte para una persona que cree que lo tiene todo atado y bien atado. Ese dolor es de los que uno tarda mucho en recuperarse.
ResponderEliminarUn abrazo
El dolor más horroroso, mil veces desearíamos padecer el más terrible de los dolores que afectan al cuerpo que el que nos atormenta para el resto de esa vida que no tenemos más remedio que seguir viviendo, pero en que condiciones, derrotados, vencidos por la más cruel e injusta de las situaciones.
ResponderEliminarUn beso para ambos.
Leonor
Hay situaciones en la vida que se vuelven contra toda lógica, el laceránte dolor que nos impregna y se queda en las capas mas profundas de nuestro cerebro, para de vez en cuando recordarnos que somos vulnerables.
ResponderEliminarGracias Pepe, por abrir tu alma a quienes te apreciamos.
En mi blog tienes un regalito a tu nombre para tu blog, es mi manera de agradecer tu genial jueves....Besos para los dos
Estoy de acuerdo con tus palabras, yo creo que el dolor se duerme, o se anestesia, pero cada tanto despierta para volver a atacar, es parte de la vida, cosas que no pueden olvidarse, porque pasaron y están. Ojalá se pudieran borrar en forma permanente, pero no lo creo.
ResponderEliminarUn beso.
Muy cierto lo que has dicho querido amigo el dolor del alma, del corazón es que realmente destruye y arrasa de improviso y por completo, es cierto uno nunca jamas vuelve a ser el mismo
ResponderEliminarEntro a leer, leo y me marcho profundamente conmovido. Describir cosas que están en el filo de la racionalidad no es tarea sencilla. Pero lo has hecho.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
sobrio
ResponderEliminarfuerte
seguro
bien construido
una historia, además..
claridad de ideas
hablamos de alguien y no sabemos de quién...ello lleva a pensar en generalización, por lo tanto, es historia ejemplar
sabes, pepe, creo que el viaje a los lugares de francisco, te han sentado d eputa madre, al menos a nivel literario.
medio beso.
Realista.
ResponderEliminarMe ha encantado la descripción tan desgarradora que has hecho. Enhorabuena!Un beos
ResponderEliminar¡Qué buen texto Pepe!!!! ¡Qué bien escribes! El dolor emocional... sin denominar uno con exactitud, nos lo describes con impecabilidad, lo que es, de qué se trata. Sé de qué me hablas. Un abrazo Pepe.
ResponderEliminarA veces la vida golpea con una dureza terrible.
ResponderEliminarUn abrazo muy cariñoso.
Efectivamente, el dolor emocional puede llegar a ser bastante peor que el físico. Nadie es tan fuerte como piensa, ya que la vida a veces nos soprende con situaciones en las que es difícil evitar y saber manejar tanto dolor. Hasta que no nos pasa algo gordo de verdad no sabemos cómo reaccionaremos. Un beso.
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