Me atrevería a decir que si en Córdoba se hiciera una encuesta a la población mayor de 50 años sobre un oficio ya extinguido, un altísimo porcentaje de encuestados hubiera respondido que ese oficio era el de piconero.
Constituían un grupo
humano peculiar con características propias en costumbres,
vestimenta, usos y forma de hablar. Prácticamente la totalidad de
ellos vivían en dos de los barrios más emblemáticos de Córdoba,
San Lorenzo y Santa Marina, barrio este último donde nací y viví
hasta el momento de casarme.
Esta circunstancia me dió
la oportunidad de contemplar en numerosas ocasiones el paso de los
piconeros camino de la Sierra cordobesa, ataviados con sombrero para
soportar las inclemencias del sol y la lluvia, chaqueta y chaleco de
paño tosco, camisa sobria, polainas de cuero, calzones cortos, faja
roja que sujetaba no sólo los calzones sino también el hocino u
“jocino” como decían ellos, herramienta con la que cortar la
leña, materia prima para la elaboración del picón, y el borriquillo
portando el pellejo para el agua, la talega con la comida, la
horquilla y las haldas vacías para transportar el picón elaborado.
Eran los piconeros
hombres recios tal como su duro oficio requería. A pesar de que su
trabajo era beneficioso para el bosque mediterráneo, puesto que su
materia prima eran ramas secas de pino, encina, jara, a veces tenían
que soportar la persecución de guardas y amos de las fincas donde
hacían picón.
Existen muchas anécdotas
sobre algunos de ellos, que en aras de la necesaria brevedad
requerida, no puedo detallaros, pero tal vez la más digna de mención
sea que su participación fué decisiva en la batalla que tuvo lugar
en las inmediaciones de Córdoba cuando D. Pedro I el Cruel quiso
tomar la ciudad enfrentándose a Enrique II de Trastamara. Los
piconeros, a las órdenes de Jurado Aguilar se internaron de noche en
el campamento enemigo hiriendo con sus hocinos a los caballos
provocando el caos y la confusión.
En el callejero cordobés,
ejemplos como Avda. de los Piconeros, Jurado Aguilar o Batalla de los
piconeros, dan fe de la enorme influencia que este humilde y numeroso
colectivo, ya extinguido, ha tenido en la vida cordobesa.
También en el cancionero
popular se ve reflejada esa influencia como lo demuestran las siguientes coplillas:
- A las claritas del día
- por el “Jardín del Piojo”
- sale la piconería.
- Viene “El Mojino” cantando,
- del Pretorio a Piedra Escrita
- va su picón pregonando.
- De la cintura “colgao”
- Lleva “El Manano” un jocino
- que al “Tornejo”, le ha “ganao”
- Borriquillo pericón
- deja a la rucha tranquila
- que derramas el picón.
- Por Santa Marina entré
- salieron los piconeros
- que me querían comer.
- Por Santa Marina entré
- no hallé ningún piconero
- con el que poder beber.
- Que ya no existe el picón
- pues la vida piconera
- en un libro se quedó
Si quereis profundizar en
más oficios extinguidos o en vías de extinción, visitad el blog de
nuestra amiga
DOROTEA
Un oficio de valientes, duro y mal pagado. Un buen ejemplo de oficios extinguidos pero que se siguen recordando con cariño. Un abrazo
ResponderEliminarTe felicito por el acierto que has tenido al hablar de esta profesión emblemática en Córdoba. un homenaje a ellos al que me uno desde aquí con estas letras.
ResponderEliminarUn abrazo
Muy interesante,Pepe. Me gusta como nos lo cuentas. Besos
ResponderEliminarNo sabía que profesión era la de piconero y lo he tenido que mirar. Interesante la historia, eran hombres duro como Requería su oficio que lo fueran.
ResponderEliminarUn saludo.
Un oficio duro, que según veo imprimía carácter y daba colorido a la ciudad. Había escuchado algo de ellos, creo que por coplas o leyendas y me ha complacido saber más de ellos. Abrazos, amigo.
ResponderEliminarHola Pepe: Me tendras que explicar a que se dedicaban los piconeros. si eran picapedreros, o si arreglaban caminos a pico y pala. He buscado en Internet, y solo me salen temas de canciones y de peliculas. Disculpa mi ignorancia. Un beso.
ResponderEliminarCreí mi querida amiga que estaba explicado en mi entrada. Te pido perdón por mi torpeza descriptiva. El picón era un carbón menudo que se hacía con ramas de jara, encina, pino, y otras especies vegetales a los que se les prendía fuego y que, al igual que ocurre con el carbón, se impedía que completara su combustión, por medio de agua y que servía básicamente para calentar el hogar en los braseros. Un beso.
EliminarPepe me has enseñado algo especial. En realidad no conocí al piconero acá en la Argentina. Gracias y un abrazo.
ResponderEliminarNo tenía yo ni idea de esto pero me he quedado sorprendida, gratamente sorprendida. Conozco la de carbonero, pues aquí en el Pirineo se hacía carbón... Hay tantas cosas que nos hemos perdido. Cosas que son sencillas aparentemente y, sin embargo, son tremendas de labor.
ResponderEliminarUn beso muy grande.
Interesantísima tu aportación y más con la explicación que añadiste: por fin comprendo lo que mi suegra me decía sobre los carboncitos menudos del brasero. Gracias y un abrazo.
ResponderEliminarBuenas tardes, Pepe:
ResponderEliminarHermosa tu evocación de un trabajo que pinta muy duro.
Lo desconocía todo sobre “los piconeros” y ahora, gracias a ti, mi ignorancia se ha convertido en curiosidad.
Feliz fin de semana, en el que he paseado a tu lado por el barrio de Santa Marina.
Un abrazo, Pepe.
Has descrito muy bien este antiguo oficio Pepe. En mi tierra, Salamanca, al picón se le conoce como "cisco" aunque ignoro como se llamaba a las personas que lo hacían y no lo he encontrado aunque lo he buscado.
ResponderEliminarCuando yo era pequeña y vivía con mi abuela, la primera cosa que hacía cuando se levantaba era encender el brasero de cisco, que por la noche dejaba cubierto con ceniza.
un beso
Una interesante entrada mi querido Pepe.
ResponderEliminarBesos
Conoci el picon y la gracia con la que mi madre montaba cada mañana el brasero. No conocia el oficio de piconero, y es que me queda tanto por conocer de mi Cordoba natal? Me encanta como lo explicas y siempre que hablas de Cordoba me lleno de nostalgia, besos.
ResponderEliminarBuenas tardes ,mi madre fue piconera en Córdoba ,y lo vendía en la calle ,yo era muy pequeña ,pero tengo esa imagen en mi mente ,Antonia Lozano se llamaba ,ella nació en Villaviciosa pero se fue a vivir a Córdoba
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