Hoy vuelve a ser una de esas noches. El silencio nocturno se convierte en una caja de resonancia que aumenta hasta la exasperación el sonido de los escasos ruidos existentes. Morfeo se ausenta negándome el benefactor influjo de su abrazo. El tic-tac del reloj hace retumbar en el cerebro su infernal metrónomo marcando el despertar de mis nervios desatados. Los crujidos del hielo en el frigorífico, claros y nítidos, aportan a mi desvelo inquietantes ruidos que tensan mi cuerpo como la cuerda de una ballesta.
Querer y no poder. Cierro los
ojos a la penumbra reinante buscando el sueño reparador y acuden en
tropel miles de episodios, situaciones y momentos, que reclaman mi
atención de una forma tiránica, obligándome a vivirlos nuevamente
mientras el anhelado sueño se bate en retirada.
Mi cuerpo desatado
deja sobre las sábanas la intrincada huella del desvelo. En toda la
casa resuena el eco de mis pasos perdidos buscando una calma más
perdida todavía.
Mientras tanto, la noche avanza y ya las primeras
luces comienzan a hacer su aparición. Viene rompiendo el alba y yo,
una vez más, me encamino a la ducha para afrontar un nuevo día que,
sin descanso, se me presenta como una continuación del anterior. Hoy
ha vuelto a ser una de esas noches.
Podeis ásistir a más desvelos un poco más abajo, en esa misma casa
noches que te hacen tener la apariencia de un zombi a la mañana siguiente.
ResponderEliminarUn abrazo.
Y es frustrante la llegada del día cuando no se ha podido dormir
ResponderEliminarEl silencio de la noche rechina sobre los oídos y parece que todo da vueltas menos las manecillas del reloj, qué pesada es la noche de insomnio.
ResponderEliminarUn beso.
vaya que si a todos nos ha pasado en algún momento...
ResponderEliminarMe he sentido muy identificada, he tenido y a veces tengo una de esas noches, con cada uno de esos detalles que tan bien has pintado en tus letras. Un gusto leerte, excelente texto!
ResponderEliminarUn abrazo enorme
Excelente descripción de una noche en vela. Esos ruidos que se apoderann del silenci (esel hielo lo que se oye en la nevera?), esas sábanas revueltas... Bellas y exactas, fotógraficas imágenes de otranoche en vela. Mi enhorabuena, Pepe. Y muchos besos
ResponderEliminarHola Pepe: Con tantos dia de de fiesta y las vacaciones de las musas, me he retrasado un poquito: espero que no te importe.
ResponderEliminarHttp//:msalaporta@gmail.comblogspot.com.es.
Yo las he tenido y las calmo tmando capsulas de Valeriana
ResponderEliminarDesde luego que se oye el reloj, y cada cinco minutos lo miras, y nuestra mente no para.
ResponderEliminarLo has descrito impecablemente.
Un abrazo
Me temo, amigo, que tenemos la misma marca de frigorífico.
ResponderEliminarA esa brillante descripción le añado unos aparatos que exhalan olor cada cierto tiempo y que en la noche suenan como un asmático constipado.
No logro acostumbrarme y hay veces que me hacen dar un respingo.
Aunque no hay nada peor en la noche que el tratar de recordar la palabra o el verso deseado.
No acude y cuando lo hace te levantas a tomar nota y ello te desvela.
De no hacerlo, a la mañana siguiente, la palabra, el verso, han vuelto a desaparecer como por arte de magia.
Un abrazo.
Describes a la perfección las mil y una de las sensaciones y ruidos que ocurren en esas noches en vela.
ResponderEliminarBesos.
Lunna.
Es que ha sido ponerme en tu piel, ese tictac del relog, esos ruidos imperceptibles durante el dia, ese querer y no poder....tal cual has hecho una magnifica descripción. Besos.
ResponderEliminarQué desesperación, qué identificada me siento con esas noches...yo intento por todos los medios no mirar el reloj para no ponerme más nerviosa todavía pensando en lo poco que voy a dormir.
ResponderEliminarLo has plasmado perfectamente, te felicito.
Un beso
Debe ser como una pesadilla encontrarse en esa situación. Me a sugestionado tu relato donde lo describes tan íntimo, tan real. =)
ResponderEliminarBeso y feliz domingo.
Lo peor del insomnio, es que en la quietud de la noche los sonidos se magnifican y nuestra mente vuelve a ser la misma prehistórica mente de aquellos seres en las cavernas que sentían temor a la oscuridad y al ruido de los animales en el exterior..sus demonios, vuelven a ser los nuestros..y sentimos como nunca el miedo ...Yo asi ya de grande como soy, muchas veces tengo miedo de bajarme de la cama por miedo a que algo se encuentre debajo..palabrita!!...
ResponderEliminarBesoss
Como todo, creo que mientras más uno se desespera, peor es... y tu relato así lo describe.
ResponderEliminarUn beso Pepe y gracias por esta genial convocatoria.
Paso a paso has desgranado el desconcierto del desvelo, el peso de las horas colgadas de las pestañas, ayyyy, cuantas páginas se pueden escribir con la tinta de la vigilia.
ResponderEliminarUn abrazo