Foto cedida por nuestra amiga CASSS
Hubo un tiempo en que
nadaba a favor de corriente en ese río incontenible que nos sumerge
en una actividad continua, un tiempo de obligaciones y
responsabilidades, de despertador y rutinas cotidianas, de
acontecimientos previsibles, de luchas por mantenerse a flote, de
ambiciones por sobresalir y destacar, un tiempo de avanzar en una
corriente sin retorno, un tiempo en el que estuvo totalmente
integrado en una sociedad que ha equivocado en su afán de tener y
consumir, la búsqueda de la felicidad, que ha dejado por el camino
muchos de los valores que distinguen aún a aquellos grupos humanos
muy escasos ya, en los que el individuo y su bienestar está en el
centro del comportamiento social.
Un día, voluntariamente,
tomó la decisión valiente, largo tiempo meditada, de apartarse, de
situarse en la orilla de esa vida vacua y desmedida. No le resulta
fácil. Son muchos los obstáculos e inconvenientes. La sociedad echa
la vista hacia otro lado, los seres como él son ignorados,
ninguneados, no existen y cuando hacen visible su presencia, son
percibidos como un problema.
El sin embargo, al echarse a un lado, ha recuperado parte de la felicidad perdida. Ahora dispone
de todo el tiempo del mundo para aquellas cosas que le gustan.
Ciudadano del mundo, sin anclajes ni ataduras, va de un lado para
otro, de ciudad en ciudad, de pais en pais, sin más pertenencias que
una mochila con algo de ropa y muchos sueños. Tiene casi siempre a las estrellas por techo y unos cartones por manta, pero se siente libre. Vive de
trabajos esporádicos unas veces, de la caridad de los demás,
otras. Poco tiene, pero menos necesita. A la orilla del mundo, ve
pasar delante suyo el río tumultuoso donde antes nadaba con la
certeza de que ya nunca más volverá a nadar en esas aguas.
Más relatos inspirados en imágenes en el blog de nuestra amiga CASSS
La libertad no tiene precio y el esclavismo social no es bien tolerados por todos. Las normas abruman, las responsabilidades ahogan y la sociedad es demasiado cruel. A la orilla del mundo es un gran observador.
ResponderEliminarMuy bueno tu relato.
besos, chicos.
Todos deberíamos orillarnos al comprobar que para conseguir lo ambicionado dejamos de volar y emponzoñamos a arrastrarnos.
ResponderEliminarComo siempre, atinado relato.
Un abrazo.
Me ha gustado, además de la historia entrañable que nos narras, el hecho de que hallas optado por elegir un punto de vista optimista para interpretar la foto. A veces es más sano alejarse de la masificación voluntariamente, antes que los insensibles engranajes de su maquinaria para moler ilusiones lo hagan por nosotros, despiadada y ominosamente.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Es curioso como la misma imagen puede llevar a historias distintas, incluso opuestas. En este caso, ha llevado a la libertad, aunque sea algo dificil, es lo que personaje quiere.
ResponderEliminarBien planteado.
LIBERTAD.... respirar el aire sin sentir apretujado por deberes impuestos por quien sabe quien!!! Libertad... dejar de lado...no siempre se puede, porque tenemos responsabilidades y compromisos con gente a quienes amamos. Por suerte llega un tiempo, que nos permite ser más libres, hasta de nosotros mismos, solo hay que esperar y llegar a mayor ;)
ResponderEliminarUna decisión valiente pero como premio la libertad. Abrazos
ResponderEliminarLa libertad es un divino tesoro y hay que hacer todo para disfrutarla.
ResponderEliminarSi, seguro que tomó esa decisión; aunque probablemente fuera a su pesar, para encontrar una vida mejor, ¿Quién sabe? O igual es un aventurero en busca de fortuna; pero por la apariencia parece que no.
ResponderEliminarUn abrazo
Desde siempre ha habido personas que han elegido esta forma de vida, o acaso todos no recordamos viajes en expreso donde encontrabamos personajes felices que iban de un lugar para otro? Lo entiendo porque a veces entran ganas de vivir en la orilla. Besos.
ResponderEliminarNo se si es de valientes o de locos cambiar los renglones medidos de la vida por la página en blanco de un destino incierto. Haberlos, hailos. pero el mundo no sabe, nunca sabe...
ResponderEliminarUn abrazo
Yo de joven tenia ese sueño ..ir por el mundo y no detenerme en un lugar mucho tiempo... Yo pensaba que el amor solo era un ancla que te mantenía fija en un lugar, pero ahora estoy en un lugar estancada y el amor es el que vuela libre.... Es inspirador tu relato.... Bss Pepe
ResponderEliminarHace poco comenté un relato con esta misma foto y con una visión completamente diferente. Hay que ver cómo cambia la visión del mundo. A lo mejor vemos a esta persona desgraciada pero, ¿quién dice si él nos ve desgraciados a nosotros? Saludos. Pablo.
ResponderEliminarNo se adonde se fue mi comentario anterior, pero ya te había visitado. =)
ResponderEliminarQue buena visión sobre la imagen. Personas que después de estar atados al régimen estricto de la vida, se rebelan contra ella misma, después de tantos trabajos y sacrificios sin lograr nada bueno. Al menos esta vida como tú lo expones, tiene lo mejor que es la libertad.
Beso
Rescato lo positivo de tus letras más allá de una desición y elección compleja. Me gustó mucho Pepe.
ResponderEliminarUn beso.
Decidir vivir de forma diferente a lo impuesto por las normas sociales, es de valientes, pero más valientes son aquellos que se ven empujados a dejarlo todo para encontrar un lugar donde ser libres de quienes se aseguraron de mandarlos lejos.
ResponderEliminarDicen que lo que no vemos no duele,
Creo que hay demasiados ciegos de corazón en esta tierra nuestra.
Perdona si llegue tarde, todavia me faltan unos cuantos, pero acabaré para poder estar el jueves junto a tus letras.
Abrazos y uno muy especial a Toñi, que tiene el alma llena de ternura. Os quiero amigos.
No sé por qué me he acordado de esas palabras de la misa de "su pasión voluntariamente aceptada"...¡Cuántas veces dejamos de lado nuestra pasión y sueños por una estúpida corriente...como dijo aquel el cielo se toma por asalto...los sueños también...
ResponderEliminarHay que ser muy valiente para ir en busca de esa libertad cuando van a ser muchas las piedras del camino pero igual que hay piedras en las que se tropieza, hay otras que te hacen casa.
ResponderEliminarUn beso muy grande.